Algunos nombres de Cristo

Es el Resucitado que ha vencido a la muerte, y el que cree en Él, aunque esté muerto vivirá.

28 DE JULIO DE 2019 · 14:00

Foto: José Amador Martín.,
Foto: José Amador Martín.

Cristo es la luz del mundo, que libera de la oscuridad, la llama viva encendida en los corazones...

Cristo es… el Hijo del Dios viviente…

… El Verbo, la Palabra, que existía desde el principio y estaba con Dios y por el que han sido hechas todas las cosas… Por medio de Él Dios ha hecho realidad todo lo más bello que le agrada…

… Así, es la Palabra que se hizo carne y residió entre nosotros…

Es el Rey de Reyes, humilde, manso, justo, pobre, cuyo reino no es de este mundo, mas yo os digo que este reino se ha acercado al mundo…

Es el Consejero, que dice: ¡Despertad, ha empezado mi Año agradable…!

Es el Autor y Consumador de la fe…

Es el Salvador que dio la cara por nosotros, los injustos, humillándose, sufriendo el oprobio, dañando su reputación, herido por nuestras faltas, triturado por nuestros pecados, siendo condenado a pena de muerte, la más denigrante… Para pagar nuestra deuda y premiarnos con una heredad que es eterna… Así, somos revestidos con su manto de Justicia; iniciamos el Seguimiento en sintonía con el paracleto; para terminar la carrera glorificados al son de la última trompeta…

Es el Resucitado que ha vencido a la muerte, y el que cree en Él, aunque esté muerto vivirá, como lo dejó señalado el mismo…

 … Así, es Padre de los que han nacido de nuevo, despojados del viejo hombre y vestidos del nuevo. Los que han tenido una nueva oportunidad por la gracia y misericordia de Dios… Ya nacidos que vuelven a renacer, nacer de nuevo, renovados, depurados, blanqueados…. Injertados en Él, como los pámpanos a la vid, pues Él es la Vid verdadera… Así, somos vueltos a la vida… Diferentes…

Así, es el gran Reconciliador entre Dios y nosotros… Nuestro Abogado… Nuestro Defensor… Y no hay otro Mediador entre Dios y los hombres…

Es el que dijo a sus discípulos que dejaran a los niños acercarse a Él, poniéndolos como ejemplo de que hay que bajar para después subir con toda pompa al llegar el día glorioso…

Es Cabeza que une, no desune… une todas las partes del cuerpo, que es su Cuerpo, y se duele, y se alegra… Para que el cuerpo no quede todo descoyuntado y se desintegre, y sálvense todos y no quien pueda, y el que quiera irse que no se vaya…

Es el Misionero Integral. Se dio cuenta que los que escuchaban el mensaje también tenían el estómago vacío y estaban tan cansados por las largas caminatas del peregrinaje…

Es el migrante y refugiado de Dios, que huye con nosotros en nuestra misma carne, buscando lugares de acogida por la noche oscura y aguas profundas…

Es el Padre que recibe con fiesta el regreso del hijo pródigo arrepentido…

… Así, es el Redentor que libera de las cadenas de la esclavitud. Por eso sabemos que nuestro redentor vive…

Así, es el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas, no huye cuando acecha la noche y va en su busca por valles de sombra… Se siente uno con ellas, tanto es así que reside en lo más recóndito del ser de ellas, de tal manera que no hay palabra para describir tan alto ayuntamiento entre ellas y Él. Tan alto es este misterio que no lo podemos comprender, mas lo gozamos, y lo padecemos…

Es el Príncipe de Paz, que de dos pueblos hizo uno, y no divide…

Es el que dio la primicia de su Resurrección a una mujer… ¡Oh el Admirable!

Es el Médico que sana todas las enfermedades... y toca nuestra lepra sin estigmatizarnos… está a la escucha y cura las urgencias incluso en días vacacionales… No descuida el teléfono de la esperanza…

Es el esposo que se hace uno con las almas, con la Iglesia, un solo lazo enlaza lo humano con lo divino, carne con carne para ser una sola vida. Y la cuida, la acoge, la ama…

Es el Oidor de los justos que claman… Oyó el gemido congelado por años de una mujer repleta de flujo de sangre y de fe…

El Amigo fiel que llora por nosotros ensalzando la amistad… que adereza una mesa global sin hacer acepción de personas…

El que sentó las bases de los Derechos Humanos diciendo: Ama a tu prójimo como a ti mismo… Y dio el ejemplo…

El que incentiva a la solidaridad diciendo: Estuve en la cárcel y me visitasteis… tuve hambre y me disteis de comer… Tuve sed…

… Así, aun en las mazmorras se tejen las más bellas liras de todos los tiempos…

 El Hermano mayor que sirve de ejemplo, siempre atento por si abatidos desmayamos…

Es el Pan de vida, el maná para el camino, el sustentador de nuestra alma y de nuestro cuerpo…

El vocero que vino a proclamar buenas nuevas a los pobres, libertad a los cautivos, y libertad a los prisioneros…

 La Peña de Horeb que sacia la sed en medio del desierto, haciendo que de nuestro interior corran ríos de agua viva… Resultando los frutos tan esperados…

El Hijo que trae la verdadera libertad… y vino para animar a engranarse en una nueva era y no para desanimar…

 El que dijo que el que estuviese libre de pecado tirase la primera piedra… Y nadie la tiró…

Es la Roca fuerte donde el hombre sabio edifica su casa...

 Es el Cordero inmolado; sacrificio único y para siempre…

Es el Camino, las huellas trazadas para no perdernos y llegar a la morada que está preparando… El Guía, acompañante, es todo mandamiento que endereza nuestros pasos…

 El Allanador del camino que dice: “En el mundo tendréis aflicción; mas confiad, yo he vencido al mundo”. Y nos dejó su paz, una paz diferente…

 El León de la tribu de Judá, el único que es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos...

 Es el que merece todas las gratitudes por los siglos de los siglos. Merece toda la honra, la lealtad, obediencia, seguimiento, por parte de todo lo que está arriba y por todo lo que está abajo.

 El Enviado que envió a desempeñar la Gran Comisión, que instó a romper todas las fronteras físicas para marchar y hacer discípulos indiscriminadamente…

 Él es nuestro pan de cada día, el arroyo cristalino que nos ofrece agua a los sedientos, el aire necesario para poder respirar, el abrazo cálido que mitiga la soledad en medio de la contemplación… Es el pan nuestro de cada día, que no nos falte… Tabla de salvación en medio del naufragio de los días y las noches. Herida de amor, flechazo que lleva a la búsqueda y ¡al encuentro! 

Es la Palabra más bella: ¡Cristo!

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