Siendo agentes de transformación en un EEUU cambiante

Parte de nuestra tarea cristiana será de crear puentes entre la mayoría y las minorías para que el cambio demográfico sea visto como oportunidad y no como peligro.

11 DE MAYO DE 2019 · 17:55

Foto de Toomaj F. Bungs, Pexels (CC0),
Foto de Toomaj F. Bungs, Pexels (CC0)

Hace varios meses atrás la administración del presidente Trump anunció su intención de poner una pregunta sobre la ciudadanía de las personas en el Censo 2020. Esto creó una reacción negativa en estados que tienen muchos inmigrantes siendo que temen que muchas personas les dará miedo responder por temor a que se utilice esa información en su contra, particularmente si hay personas indocumentadas en la familia.

Esta pregunta se hace controversial porque los datos del Censo se utilizan para muchas cosas. Siendo que no somos una democracia directa, las representaciones en la cámara de diputados y el repartimiento del presupuesto nacional se da a cada estado a base de la población reportada por el Censo. Y estos porcentajes no cambian hasta el siguiente censo en diez años. Los que están en contra del cambio acusan a la administración de querer utilizar el censo para darle más poder a los estados más blancos (estados que votaron por Trump) y quitarle representación a los estados con más población inmigrante (estados que votaron en contra de Trump).

Está por verse como responde a Corte Suprema y luego como responden los inmigrantes en el 2020. Pero lo que está detrás de todo esto es el cambio demográfico que se está dando en el país. En las últimas elecciones se ha dividido claramente el voto entre blancos y no blancos. Y se ha utilizado el temor hacia los pueblos minoritarios como bandera de campaña política. Y, siendo que los electores se reparten por estados, el presidente Trump ganó la presidencia el 2016 aunque perdió el voto popular por varios millones de votos. Y eso se podría seguir dando por varias elecciones presidenciales si no se cuenta completamente la población minoritaria e inmigrante.

El Censo ya reportó que más de la mitad de los niños que están naciendo en EEUU no son “blancos”. En los últimos años ha bajado el nivel de nacimientos en general, pero están bajando mucho más entre gente identificada como blanca. La Oficina del Censo también hizo la proyección de que para el año 2043 o 2044 la mayoría de la gente de EEUU no será de “raza” blanca. Esta transformación demográfica está creando mucho desasosiego y ansiedad entre muchos blancos.

Las consecuencias para nuestro país son profundas. El poder político y económico no está en manos de las comunidades que serán más impactadas por las consecuencias de las mismas. Por causa de las leyes racistas del pasado existe una diferencia amplia en bienes entre las familias blancas y las afro-americanas y latinas. La familia “blanca” promedio cuenta con más de veinte veces más recursos que la familia latina o afro-americana promedio, aunque tengan el mismo nivel educativo. Así que, la mayoría de las comunidades minoritarias entran a esta nueva realidad con muchos menos recursos para apoyar a sus hijos.

Esta situación impone grandes retos al país. EEUU necesita de una nueva generación educada. Pero será difícil que la generación mayor blanca se sienta identificada con las necesidades de los niños minoritarios, especialmente si se sigue creando temor para ganar elecciones. Ya se ven situaciones en que los blancos ricos siguen presionando para que se bajen los impuestos que hacen posible las escuelas y los servicios para los niños que no son “suyos”.

Otro aspecto que también afecta este cuadro es la migración al país. Todos los patrones indican que la migración futura, sea poca o mucha, también será mayormente “minoritaria”. La fuerza laboral nacional será mayormente minoritaria, mientras que el poder político y económico continuará en manos de los “blancos”.

Por un lado esto implica que los líderes minoritarios nos vemos ante la obligación de tomar mucho más en serio la formación de la siguiente generación. Podemos anticipar que las escuelas públicas seguirán decayendo en calidad. También podemos anticipar que las mejores universidades, aun las estatales, estarán mayormente a disposición de los jóvenes blancos, y jóvenes minoritarios ricos, mientras que la mayoría minoritaria tendrá que aceptar estudiar en instituciones que son vistas como de segunda calidad. (Véase la reciente controversaria en que padres ricos le “compraron” el derecho a entrar a las mejores universidades a sus hijos.)

Siendo que contamos con limitadoss recursos económicos, pero muchos recursos humanos, será tarea nuestra apoyar a nuestros hijos en su proceso educativo por medio de tutorías y apoyo suplementario. También tendremos que luchar por mayores oportunidades universitarias. Será nuestra tarea asegurarnos que nuestros hijos e hijas sigan siendo bendición a nuestro país y que vayan encontrando mayores espacios de servicio y contribución. 

Pero un reto mayor será persuadir a la población blanca que necesitan invertir en el futuro del país por medio de ayudar a los niños no blancos. Al fin y al cabo, los jóvenes minoritarios y los inmigrantes serán la mano de obra del futuro. Algunos de esos niños serán los que cuidarán a los blancos cuando sean ancianos. 

Esta situación también afecta a las iglesias. Las iglesias y denominaciones que siguen creciendo en EEUU son las que tienen fuerte presencia latina, minoritaria e inmigrante. Pero en la mayoría de las iglesias de EEUU el liderazgo sigue estando en manos de los blancos. Esto es más pronunciado en las iglesias que están decreciendo.

El peligro mayor para el bienestar nacional es que se siga haciendo mayor la diferencia económica entra los blancos y las minorías. Si se da eso habrá el peligro de luchas sociales y de clase. Si hemos de ser agentes de transformación en medio de este cambio demográfico, tenemos que confrontar las realidades del momento. Parte de nuestra tarea cristiana será de crear puentes entre la mayoría y las minorías para que el cambio demográfico sea visto como oportunidad y no como peligro. Las minorías ya son de bendición económica, social y religiosa a EEUU. Pero muchos no lo pueden ver y los que se benefician de los sistemas de injusticia estructural quieren que así siga. 

Nuestro futuro nacional depende de que encontremos un camino nacional común. Los cristianos podemos contribuir al bienestar futuro si buscamos la reconciliación entre nuestros ciudadanos en nombre de Cristo. De esta manera podremos ser agentes de transformación en este cambiante país.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Siendo agentes de transformación en un EEUU cambiante