Cuatro observaciones sobre los falsos profetas

Las profecías de los falsos profetas pueden llegar a cumplirse.

17 DE MARZO DE 2019 · 07:05

Foto: Pixabay (CC0),
Foto: Pixabay (CC0)

Deuteronomio 13:1-5 es la primera advertencia tocante a los falsos profetas registrada en las Escrituras.

Hay varias observaciones dignas de comentario en este pasaje. Podéis leer el texto aquí.

Observación 1: Los falsos profetas están entre el pueblo

Vemos en Deuteronomio la misma verdad que Pedro recalca en 2 Pedro 2:1, a saber, que los falsos profetas están “entre” el pueblo. De allí el peligro.

Balaam, por ejemplo, era un falso profeta de Mesopotamia; pero al no ser israelita no era tan peligroso porque no andaba “entre” el pueblo.

La historia de la iglesia, como bien recalca J.C. Ryle, nos demuestra que las seducciones desde adentro son casi siempre más letales que los ataques desde afuera.

El problema no es Mesopotamia en sí; sino cuando la mentalidad y las prácticas pecaminosas de Mesopotamia se meten en la iglesia visible.

La primera observación es que los falsos profetas están “entre” el pueblo. Y ya que son hijos de Abraham según la carne, el pueblo está mucho más dispuesto a darles oído.

Observación 2: Las profecías del falso profeta pueden cumplirse

La segunda observación y la más chocante es que las señales anunciadas por el falso profeta se pueden cumplir. El 13:2 pone, “Y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció…”.

¡Qué fuerte! Con razón los falsos profetas confundían al pueblo porque en primer lugar eran israelitas según la carne e incluso sus palabras proféticas podían llegan a cumplirse.

Más adelante, en Deuteronomio 18:22 el Señor recalca claramente que, “si el profeta hablare en nombre del Señor y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que el Señor no ha hablado; con presunción la habló tal profeta; no tengas temor de él”.

Es decir, una señal indubitable de que alguien es un falso profeta es que su profecía no se cumple. Pero lo sorprendente en el capítulo 13 es que la palabra de un falso profeta pueda cumplirse.

Satanás es el padre de mentira; no obstante, puede decir la verdad también. El engaño es tan sutil. Y los falsos profetas también saben citar las Sagradas Escrituras.

Al fin y al cabo, cuando el diablo estuvo con Cristo en el desierto, la serpiente citó el Salmo 91. ¿Cómo puede ser? Todo esto nos habla sobre la importancia de desarrollar discernimiento bíblico para no poder ser engañados.

 

Satanás citó la Biblia cuando se encontró con Cristo. / Pixabay

 

Observación 3: El falso profeta te aparta del Dios verdadero

La siguiente observación es que el falso predicador te aparta del Dios verdadero. En el 13:2 pone, “Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste y sirvámosles”.

Esta tentación es muy real. La palabra aquí traducida como “dioses” es Elohim, el nombre del Dios bíblico. En Génesis 1:1, por ejemplo, pone, “En el principio Elohim creó los cielos y la tierra”.

Es decir, el falso profeta sigue usando el mismo nombre; pero da al vocablo un nuevo significado.

Una buena ilustración es la fabricación del becerro de oro en Éxodo 32. Aarón tomó el oro de las manos de los israelitas y “le dio forma con buril e hizo de ello un becerro de fundición.

Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses [o literalmente, este es Elohim] que te sacaron de la tierra de Egipto” (Éxodo 32:4).

Me gustan más aquí las traducciones de:

  • La Biblia de las Américas
  • Dios Habla Hoy
  • La Nueva Biblia Viva
  • La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy
  • La Palabra
  • Traducción en Lenguaje Actual

¿Por qué? ¡Porque todas ellas traducen el término Elohim en el singular! Llamaron al becerro Elohim. No usaron la palabra hebrea ídolo ni imagen sino Elohim; el nombre del Dios verdadero.

Este pasaje sirve como una advertencia solemne porque los falsos profetas dijeron a los israelitas que hablaban en el nombre de Elohim o de Yahvé.

Si los falsos profetas hubieran dicho, “Así dice Baal…” o “Así dice Asera…” o “Así dice Moloc”; los israelitas no habrían sido tan fácilmente engañados. Pero los falsos utilizan el nombre del Dios verdadero con fines nefastos.

 

Los israelitas llamaron al becerro de oro 'Elohim'. / Pixaay

Para aplicar todo esto a nuestro contexto, no es suficiente con que un predicador nos hable de “Dios” o de “Cristo”.

Hay que prestar mucha atención para ver si de verdad es el Dios de las Escrituras.

La ciencia cristiana, los testigos de Jehová, los mormones, los teólogos liberales hablan mucho de “Dios” y de “Cristo”; pero su visión de la deidad es marcadamente distinta a aquella de las Escrituras.

Y todos aquellos grupos se levantaron dentro de círculos cristianos.

Si nos predican sobre un Dios que no es trinitario; no podemos hacerles caso.

Si nos predican sobre un Cristo que no es el Hijo eterno de Dios, que no nació de una virgen, que no fue crucificado por todos nuestros pecados, que no resucitó literalmente al tercer día; no nos están hablando del Cristo bíblico.

Incluso en nuestros días, hay predicadores supuestamente evangélicos que nunca hablan sobre el juicio de Dios ni sobre la ira del Cordero. No están predicando del Elohim revelado en las Escrituras.

Es cierto que utilizan el nombre de Dios; pero no son fieles mensajeros.

Observación 4: El falso profeta te aparta de la santidad

Y la cuarta observación es que el falso profeta no solamente modifica nuestra teología; sino que perjudica nuestra conducta.

En Deuteronomio 13, explica que el falso profeta nos anima a ir en pos de otro dios que no es el Dios de la Biblia; y por lo tanto, a negar los mandamientos éticos del Señor.

Dice el v. 5 que el falso profeta aconsejó “rebelión contra el Señor vuestro Dios” y “trató de apartarte del camino por el cual el Señor tu Dios te mandó que anduvieses”.

Cuando se crea un nuevo Elohim que no está airado contra el pecado, sus profetas presentan nuevos códigos de ética que contradicen la santidad del Todopoderoso.

Todo vale. Todo tipo de conducta es aceptable entre el pueblo de Dios. Ahora dicen, “Puedes fornicar, robar y mentir y no pasa nada porque Elohim te ama tal cual eres. No pasa nada. Elohim es pura gracia. Él no se enfada con nadie”.

Esta clase de predicación falsa conduce a la creación de una iglesia visible repleta de cabras que no conocen al Señor de Israel.

En tal congregación, prosperan los impíos y fomentan una vida de libertinaje sin reservas.

En términos de Judas 4, “Algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único soberano a nuestro Señor Jesucristo”.

En vez de apreciar la gracia de Dios como un maravilloso motivo de vivir en gratitud y santidad; convierten la gracia de Dios en un pretexto para pecar. Son hijos del diablo.

Os comparto tres breves testimonios recientes que sirven para subrayar este principio.

El primer ejemplo: hace un par de años un pastor evangélico fue a una nueva ciudad para pastorear en una iglesia.

Nada más llegar, se dio cuenta de que dos de las personas que estaban en el equipo de alabanza, puestos por el antiguo pastor, estaban viviendo juntos sin estar casados.

Por poco tuvo un infarto el nuevo pastor cuando se enteró de que también querían tomar la Santa Cena.

La predicación light del ex pastor permitió que aquellas dos personas viviesen en un estado de pecado abierto.

Si la congregación hubiese sido bien instruida desde el púlpito, los propios hermanos podrían haber reprendido a los dos rebeldes en la amonestación del Señor.

En segundo lugar: recientemente han pillado a un pastor evangélico en Alemania teniendo una aventura con una de las feligresas de su iglesia local.

Este pastor lleva mucho tiempo predicando de forma suave con un mensaje dulce y positivo sobre el amor y la gracia de Dios. ¡Y nada más!

Muchos de vosotros, queridos lectores, lleváis bastantes años en el Señor y estoy seguro de que podríais compartir otros testimonios tristes que revelan que cuando hay una mala teología, es prácticamente imposible que no haya una mala vida detrás de ella.

Un tercer ejemplo: un estudiante evangélico llegó a decir que las prohibiciones bíblicas contra la fornicación solamente se aplicaban a los creyentes del primer siglo.

¡Menuda sorpresa cuando salió la noticia de que estaba viviendo con su novia! La teología y la praxis andan cogidas de la mano.

Una mala teología llevará siempre a una mala vida. Y una mala vida llevará siempre a una mala teología.

El falso profeta se ríe del pecado. Su ética es una filosofía que dice, “No pasa nada. La santificación es para los fundamentalistas y los fariseos. Lo que Dios quiere es que vivamos en la gracia”. Y cuando dice gracia, quiere decir libertinaje.

Estos falsos profetas siempre han existido y estarán con nosotros hasta la Segunda Venida; así que, ¡seamos sobrios y velemos!

Para concluir, repasemos brevemente las cuatro observaciones que hemos hecho a partir de Deuteronomio 13:

1.- Los falsos profetas están entre el pueblo.

2.- Sus profecías pueden cumplirse.

3.- El falso profeta te aparta del Dios verdadero.

4.- El falso profeta te aparta de la santidad.

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