El Antiguo Testamento condena la homosexualidad también

El Antiguo Testamento defiende el matrimonio tradicional –instituido en el huerto del Edén- entre un hombre (Adán) y una mujer (Eva).

El Todopoderoso no creó a dos varones ni a dos mujeres; sino a un hombre y una mujer para que formasen un hogar y procreasen para la gloria de Dios.

Gracias al relato del huerto del Edén, no haría falta ningún otro texto en el Antiguo Testamento que condenase la homosexualidad. Por ejemplo, cuando el profesor afirma que la capital de España es Madrid; no resulta necesario destacar que no es Barcelona, Valencia o Sevilla. 

No obstante, el Espíritu Santo nos ha regalado cinco textos perspicuos que se oponen a la homosexualidad.

Texto 1: Génesis 19:1-11

Aquí encontramos el relato de Sodoma y Gomorra. Sus ciudadanos eran tan perversos que querían violar a dos ángeles del Señor. El libro de Judas aclara en términos bien contundentes que las ciudades sufrieron el castigo de fuego divino por haberse fornicado e ido “en pos de vicios contra naturaleza” (Judas 1:7).

Texto 2: Levítico 18:22

“No te echarás con varón como con mujer; es abominación”.

Texto 3: Levítico 20:13

“Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”.

Texto 4: Deuteronomio 23:17

“No haya ramera entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel”.

Texto 5: Jueces 19:16-24

Este pasaje es muy parecido al episodio de Sodoma y Gomorra. Un grupo de benjamitas quería violar a un varón y sus actos fueron condenados como sumamente perversos.

El resto del Antiguo Testamento

Las restantes referencias a los sodomitas en el Antiguo Testamento son todas negativas (1 Reyes 14:24; 15:11-12; 22:46; Job 36:14). En el Nuevo Testamento, Pablo –bajo la inspiración del Espíritu Santo- también alude a la sodomía como un acto inmundo en Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1:9-10.

Con respecto a la cuestión de la homosexualidad, el Antiguo y el Nuevo Testamento están de acuerdo. Nos guste o no, el libro de Dios se opone rotundamente a la sodomía.

La buena noticia

La buena noticia, sin embargo, es que hay perdón para todos aquéllos que colocan su fe en el mesías profetizado –Jesús de Nazaret- el cual murió y resucitó por los pecadores. En Cristo, está el perdón de Dios. 

Hace falta creer en Él y arrepentirnos de todo corazón.