Mujeres encorvadas desatadas por Cristo

¡Hoy decido levantarme en el Nombre de Jesús! Y pido perdón si molesto, pero va a ser que ahí queda, ya me dolía demasiado la espalda de tanto agacharme.

03 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 20:30

,

“La mujer es como una bolsita de té. Nunca se sabe lo fuerte que es hasta que la meten en agua caliente.”

                                 Eleanor Roosevelt

“Cuando hacemos lo mejor que podemos, nunca sabemos qué milagros se produce en nuestra vida o en la vida de otro.”

                                          Helen Keller

“Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa estará más cerca de entender los problemas de llevar un país.”

                                        Margaret Thatcher

“La vida se reduce o se expande en proporción directa a nuestro coraje.”

                                                Anais Nin

“Sé que Dios no me dará nada que no pueda manejar. Solo desearía que Él no confiara tanto en mí.”

                               Teresa de Calcuta

“Yo no podría, a ninguna edad, ser feliz estando sentada junto a la chimenea y simplemente mirar. La vida fue propuesta para ser vivida. La curiosidad debe mantenerse viva. Uno no debe nunca, por ninguna razón, volverle la espalda a la vida.”

                                    Eleanor Roosevelt

“Una mujer fuerte entiende que los dones como la lógica, la decisión y la fuerza son tan femeninos como la intuición y la conexión emocional. Ella valora y usa todos sus dones.”

                                           Nancy Rathburn

“Solo miren, todos ustedes hombres. Te mostraré lo que una mujer puede hacer… Cruzaré el país, correré hacia la Luna… Nunca miraré hacia atrás.”

                                 Edna Gardner Whyte

“La mejor protección que puede tener una mujer… es el coraje.”

                               Elizabeth Cady Stanton

“TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE”

                                         Santa Biblia

Lucas 13:10-17. Jesús sana en sábado a una mujer encorvada.

Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas, y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse.  Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:

—Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

 Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente:

Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado.

 —¡Hipócritas! —le contestó el Señor—. ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro en sábado, y lo saca del establo para llevarlo a tomar agua? 16 Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado?

 Cuando razonó así, quedaron humillados todos sus adversarios, pero la gente estaba encantada de tantas maravillas que él hacía.

Desde siempre me ha encantado estudiar sobre mujeres de la Biblia, me puedo identificadas con algunas de ellas y más que mucho; pero últimamente, encuentro demasiados comentarios sobre este tema anticuados, machistas, y dolorosos.

Es fácil para mí, identificarme con mujeres al estilo de Esther o de Deborah, por ejemplo, entre otras muchas. Pero hoy, y desde hace varios días me ronda y ronda por la cabeza una mujer a la que no presté nunca demasiado caso.. Si!! Por supuesto!!! Aquel milagro fue estupendo, se trataba de un espíritu que la mantenía así por muchos años, Jesús hizo el milagro… Y, como de costumbre, en el día y hora indicados para decir y hacer lo que tenía que hacer y decir a unos cuantos personajillos.

Pero cuando me paro a pensar, podéis no creerlo; pero va a ser que me siento y me he sentido muchas veces como la mujer encorvada. No porque tenga un espíritu dentro de mi, Soy hija de Dios y Templo del Espíritu Santo, pero sólo sabe mi Señor en cuantas ocasiones me he sentido de ese modo, humillándome ante lo que no me tenía que haber humillado, encorvándome y encorvándome cada vez más, sin que eso me lo pida mi Señor, intentando no molestar, intentando agradar… Para que, a estas alturas de mi vida, abra los ojos de una santa vez, y me dé cuenta que muchos intentos no han servido para nada; sino para encorvarme cada vez más. Y va a ser que lo siento!!! Pero hasta que mi Señor me llame y me mantenga la razón en mi sitio, hoy decido levantarme en el Nombre de Jesús!! Y pido perdón si molesto, pero va a ser que ahí queda, ya me dolía demasiado la espalda de tanto agacharme.

La mujer no podía enderezarse. Hacía dieciocho años, dieciocho siglos, milenios que andaba doblada, agachada, encerrada en sí misma, amarrada.

Era obra del mandinga, decía la gente, pues no era un secreto que las mujeres tenían inclinación hacia él. Pactaban con él para hacer cosas raras. Curaciones, por ejemplo, dar a luz, ver cosas...

Primero se nos ha tapado de pies a cabeza y se nos ha enclaustrado. Muchas fueron apedreadas porque se creía que eran pocas las que no tenían algo de prostitutas. Imputarles los defectos y pecados de los hombres era lo común. Si un hombre violaba, estrangulaba, destrozaba, mataba, enseguida se decía: "busquen a la mujer"… Esto me parece increíble, pero es que sigue sucediendo!!!!

Luego se las quemó vivas. ¿Caía una desgracia sobre el pueblo? Era culpa de alguna bruja. Se lanzaba entonces una caza de brujas hasta dar con una. Si una mujer tenía demasiado cariño a algún gato, si salía a recoger hongos extraños por los bosques, si iba mucho a misa o iba demasiado poco, si tenía los ojos enrojecidos (cómo no??, si las pasaba cocinando encima de las llamas del hogar? Pero no se pensaba así tan lejos...); si tenía una verruga o alguna mancha rara sobre el cuerpo, esa mujer, con toda seguridad, era bruja. Se la quemaba viva en la plaza del mercado. Muerto el perro, se acababa la rabia... No más granizo, no más gripe, no más incendios, no más males de dientes en el pueblo. Por un momento al menos. Todo el mundo estaba contento.

Durante dieciocho siglos, o milenios, a las mujeres se nos ha obligado a vivir dobladas, replegadas sobre sí mismas, atadas. Se  nos ha sometido a tareas repugnantes y a trabajos muy duros. E incluso a la mutilación, como sucede en algunas culturas. O a la violación, a la esclavitud sexual y a los crímenes de honor, como sucede aún todos los días. Cientos de millones de mujeres no han podido nacer, o fueron matadas al nacer, por el único "error" de no ser varones. Porque no ser varón y ser mujer no más, para muchos aún, es una tara, un accidente de la naturaleza o, en el mejor de los casos, un mal necesario.

Las mujeres teníamos el derecho de ser sirvientas, juguetes, muñecas o trofeos del varón. Teníamos el deber de hacer gozar al varón y darle descendientes, pero nosotras mismas no debíamos gozar. Por cierto, los varones querían a las mujeres, pero en esas condiciones.

Nosotras podíamos bordar y tocar piano, pero los grandes estudios nos estaban prohibidos; no podíamos hacer cheques ni firmar contratos, ni votar. Para entrar en una iglesia debíamos envolvernos en miles de trapos.

Puesto que esa era la triste suerte de las mujeres, no extraña el que, hasta hoy en día, el buen judío ortodoxo, al salir de la cama, haga esta oración a Dios, cada mañana: "Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer."

En nuestras sociedades menos tradicionales, las cosas han cambiado. Tras luchas épicas, llevadas sin armas y sin derramar una gota de sangre, las mujeres logramos conquistar el reconocimiento de nuestra dignidad y de nuestros derechos esenciales. Pero mucho camino queda aún por recorrer para que las mujeres de todas partes sobre el planeta sean felices de ser mujeres.

Una mujer estaba allí. No pedía nada. Hacía dieciocho años que vivía doblada en dos, encerrada en sí misma, amarrada. "Estaba tan encorvada que no podía enderezarse de ninguna manera" Jesús la vio y se conmovió hasta las tripas. Extendió sobre ella su mano fraternal y le dijo: ¡"Mujer, quedas liberada! " Al instante la mujer se incorporó y quedó derecha como un árbol. (Lucas 13, 10-14).

Puede que a algunos, os pueda parecer muy fuerte lo que acabo de dejaros. Os puedo garantizar, y por experiencia propia, que no en toda su extensión, pero si de muchos modos la que os está escribiendo ha vivido muchas de estas cosas. Comenzando por la vestimenta, pasando por si una mujer tenía que vivir con la patita bien quebrada, y cuestionando si una mujer obediente al Señor podía acceder a la universidad, no me ha tocado esto tan de cerca, pero poco menos… Santo Dios!! Aquello parecía lo de Concepción Arenal. Sí!! Claro que sí!!!! Pero lo que me parece más que triste, es que aun hoy, y en muchos lugares, subyace el mismo pensamiento vestido de diferentes formas telas y colores. En ocasiones me produce auténtica vergüenza.

Siempre consideré que el Señor me llamaba a ser como una lanza en este sentido, y un día mi Señor me agarró entre sus brazos como a María Magdalena, y me hizo libre de todas estas historias. Pero poco a poco… De a poquitos, me dejé encorvar y encorvar y encorvar cada vez más. Intentando no molestar, intentando agradar, intentando hacer lo que se suponía que se esperaba de mí. ¿Sabéis lo que he cosechado?? ¡¡Qué me duela demasiado la espalda!! Esto no pretende ser un discurso feminista, simplemente pretende lanzar un grito al cielo y decir… 

¡¡¡SEÑOR, YA NO PUEDO CON MÁS, LEVÁNTAME DE NUEVO, NO QUIERO VIVIR MÁS ASÍ… ME LEVANTO EN TU NOMBRE Y SOY LIBRE DE NUEVO PARA SEGUIR SIRVIÉNDOTE CON ESA PRECIOSA LIBERTAD QUE TÚ GANASTE PARA MI EN LA CRUZ BENDITA DEL CALVARIO!!!

Y HOY ME LEVANTO!!! EN TU PRECIOSO NOMBRE!!!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Mujeres encorvadas desatadas por Cristo