Raras enfermedades

El éxito, el reconocimiento y el conformismo son las palabras claves del mundo moderno.

11 DE MARZO DE 2017 · 20:40

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Hay semanas en las que escribir un nuevo artículo me parece un trabajo dificilísimo. Y otras, en las que la elección del tema se me antoja emocionalmente un dilema, dada la cantidad de ideas que se me ocurren. Esta semana es una de ellas que por tener que analizar el tema a elegir me hallo en decaimiento crepuscular. Sé que siempre “Desde el Corazón” me queda el recurso de escribir sobre lecciones espirituales, pero como sobre éstas me preparo para las muchas reuniones eclesiales de casa, de invitaciones y de Facultad, me esfuerzo en nuevos atrevimientos, porque reflexionar (reflexión: palabra latina que significa inclinarse hacia atrás para ganar distancia y perspectiva) sobre ellos me produce a mí mismo aprendizaje y el gozo de saber de la libertad de mis convicciones cristianas. 

Siempre procuro que mi “aprendizaje” también como “escribidor profeta” no frivolice lo serio con el contraste que denuncio, y siempre espero que el lector me sepa entender. 

Cuando hoy escribo se celebra “si es que puede celebrarse” el “Día Mundial de las Enfermedades Raras” y aprendo que en España en este género de enfermedades existen unas 7.000 registradas, que afectan a unos tres millones de personas, con el agravante de que cada semana, en algún lugar del mundo, un médico, un científico, un equipo de investigación médica, pone nombre a nuevas patologías; por lo que se hace prioritario aumentar los recursos para fomentar el estudio en la búsqueda de soluciones. 

Dejad, no obstante, a este “aprendiz de escribidor” que sin ser científico, ni doctorado en Medicina comparta con vosotros, otras enfermedades raras, pero dramáticas y relevantes por sus implicaciones y profundamente significativas en sus conclusiones. Porque ¿qué rara enfermedad sufren los que, aun siendo licenciados en Derecho, bien que no actúan como abogados sino como políticos, declaran no entender una resolución del Tribunal Constitucional?; es evidente que sus escasos conocimientos en derecho, se ven atrofiados por ignorancia hermenéutica, ya que afirman además “que no hay ser humano que pudiese interpretar la Providencia del TC”, como si fuera difícil entender que desobedecer las leyes, es un delito, pero es que abunda la enfermedad “Ignoratio Elenchi”; elusión del asunto. Falacia que consiste en cambiar el tema y argumentar otro asunto irrelevante al que se discute. 

¿Qué rara patología sufren ciertos mandamases que sonríen cuando declaran una tendencia de: “más cañones y menos mantequilla”?; pues una cuyos síntomas externos surgen del ser interior y que puede catalogarse como basiliscus contumaxis, señores –si se les puede llamar así- que disponen y buscan aún más, aunque se recorten medios en cultura, sanidad y ayudas sociales, más armas atómicas y nucleares que en pocos segundos puedan destruir totalmente ciudades del mundo. 

¿Qué tipo de paranoia está inundando con emoticonos, emojis, luces de semáforos, indicativos de lavabos, a urbanistas y concejales, que nos quieran intoxicar para que todos nos olvidemos de que desde la Creación, lo natural era hombre y mujer y desde ahí, la perfecta pareja humana? Enfermos raros que pintan los pasos cebras con los colores del arco iris y ponen en los semáforos “gay friendly” (Madrid), concejales que cambian los cristales de los semáforos con unos dibujitos de dos hombres unidos con corazones, dos mujeres cogiditas y unidas por corazones y todo ello en ciudades como Múnich, Liz, Hamburgo, Cádiz, Valencia, Londres etc., ¿y quién paga todas estas fiebres que confunden los semáforos cuyo servicio es regular la circulación y no para enseñarnos a vivir antinaturalmente?

No hay duda que también aparecen demasiados enfermos de “brucelosis zoonótica” que producen un cuadro febril inespecífico, pero que puede venir de relacionarse entre animales; y entre animales deben haber estado esas comparsas carnavalescas, que han parodiado a la Virgen y la Crucifixión de Jesús, allá en la bella Isla de Las Palmas de Gran Canaria y que raros tipos además las han premiado con el primer galardón… ¡cuánto enfermo raro!

También necesitan tratamiento los raros enfermos de amnesicus semanticus post-hipnóticos que olvidan que no hay nada que negociar, ni en política ni en credos religiosos que esté fuera de la ley o del Evangelio. Olvidadizos de que el derecho que existe, existe en razón al derecho y el Derecho de Dios y lo demás es hablar por hablar. ¿Qué raro virus podía tener un famoso Obispo de San Sebastián (J.M. S.) cuando al fin de muchos intentos recibió sin moverse de su silla a la valiente vasca y católica Presidenta de la Fundación “Proyecto y Dignidad” defensora de las víctimas del terrorismo (María SAN GIL), y le declaró al flamante prelado que como creyente y representante de los donostiarras no se sentían amparadas por su Obispo, que dedicaba sus cariños a los verdugos y jamás a las víctimas? y el Monseñor sonriendo despectivamente le preguntó “¿dónde está escrito que hay que querer por igual a todos los hijos?”. No hay duda, síntoma de amnesia del Evangelio del amor al prójimo, como enfermos post-hipnóticos que seducidos por las creencias de que la moralidad es meramente el consentimiento del grupo y que las formas correctas son las que adopta la gente, sin ley ni normas del Creador. Los que asumen también que el equilibrio mental y emocional es el resultante de pensar y actuar como los demás. El éxito, el reconocimiento y el conformismo son las palabras claves del mundo moderno, donde cada uno parece implorar la seguridad anestésica de identificarse con la mayoría ¿cómo no van a aparecer cada tiempo más enfermedades raras?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Raras enfermedades