El duro camino del desarrollo
El ciclo de vida es parto, destete, niñez, adolescencia, juventud, tercera edad y muerte. Hay sufrimiento en el desarrollo humano. Frente al hedonismo materialista el climax de nuestra vida es desarrollarnos en Cristo.
14 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 12:58
Continuando nuestro análisis de la relación I+D+i comenzado en nuestro anterior, abordaremos hoy el concepto que suma a la Investigación; el Desarrollo.
El significado del verbo desarrollar que nos brinda la Real Academia Española podría resumrse así:
la acción de incrementar, agrandar, extender, ampliar o aumentar alguna característica de algo físico (concreto) o intelectual (abstracto).
Incluimos el término desarrollo todas las veces que tratamos asuntos relacionados a:
una teoría, un cálculo, una conversación, un debate, una película, una exhibición, un suceso, un certamen, un juego, una celebración, un fenómeno, o a un proceso de planificación, diseño, construcción, demolición, embellecimiento, saneamiento, rehabilitación, etc..
El desarrollo infantil es el proceso que vive cada ser humano hasta alcanzar la madurez. Incluye una serie de cambios físicos, psicológicos y culturales que se encuentran repartidos en las diferentes etapas de la vida, desde el nacimiento hasta el momento en que salimos de la infancia. Cada sociedad posee condiciones propias en la etapa de desarrollo infantil; pero lo ideal es cuando toman en consideración que los aspectos físicos y psicológicos del proceso están íntimamente relacionados y que pueden afectarse mutuamente.
El desarrollo social implica el progreso o adelanto en lo económico, político y cultural.
El desarrollo económico en esta era de globalización, es la mejora comprobable en la distribución equitativa de bienes y servicios entre todos los grupos sociales que conforman la comunidad.
El grado de desarrollo de una sociedad debiera ser valorado relacionando el incremento en bienes y servicios con el número de personas viviendo en la marginalidad. A menor número de marginados mayor desarrollo económico, y viceversa.
El verdadero desarrollo económico de los países no siempre está reflejado en las estadísticas oficiales que se publican. El verdadero desarrollo es el que contempla los principios pautados por la ONU en cuanto a la consecución de una calidad de vida basada en la mejor producción / distribución en los distintos sectores sociales.
El desarrollo humano, sin embargo, es mucho más amplio pues también incluye la satisfacción de necesidades intelectuales y culturales.
Un país en desarrollo, entonces, sería aquél en el cual se verifica un aumento del ingreso per cápita gracias a un aumento de la productividad en todas las ramas de la actividad. Esto solo es posible si la educación, la salud pública, la formación cívica y la capacitación laboral son inseparables bajo el rol tutelar del Estado.
El índice del desarrollo humano (IDH) es el elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esta estadística sirve como indicador del estado de una sociedad porque tiene en cuenta factores como la expectativa de vida saludable desde el momento del nacimiento, el nivel de alfabetización de la población adulta y de matriculación en las escuelas y la riqueza económica que se refleja en el Producto Bruto Interno (PBI).
El desarrollo sostenible afirma que la naturaleza es un medio cuyos ciclos y límites hemos de respetar para no cometer errores que puedan amenazar la vida a las futuras generaciones. Lo fundamental en el desarrollo sostenible es la armonía absoluta entre humanidad y naturaleza.
El desarrollo sostenible requiere integralmente tres elementos fundamentales: una sociedad, un medio ambiente y una economía.
Debemos ser conscientes que las tres áreas han de convivir armoniosamente pues la sobre valoración de alguna de ellas puede ser causal de desastres.
Se llama sostenible solo cuando es el desarrollo que permite una mejoría de las condiciones de vida presente sin poner en riesgo los recursos de las generaciones futuras.
Es decir, un aprovechamiento adecuado de los recursos que se tienen, satisfaciendo las necesidades de los pobladores pero sin exprimir al máximo los bienes naturales.
Cuando se considera que el dinero es lo más importante de la vida y que para conseguirlo debemos agotar hasta el último recurso natural, generamos un desajuste tal que perdemos como sociedad.
El desarrollo metropolitano es el crecimiento sin pausa de las urbes, cuya característica principal es la concentración masiva y muchas veces espontánea.
Para que este desarrollo sea positivo deben verificarse un aumento de las posibilidades laborales, un mejoramiento de la comunicación entre las personas y nuevas opciones para el ocio y el esparcimiento. Si no es analizado detenidamente y no se toman las previsiones necesarias surgen consecuencias que ponen en riesgo la estabilidad económica y social de la comunidad.
Como conclusión a estas rápidas consideraciones podemos afirmar que todo proceso de desarrollo requiere de una planificación adecuada. Sin un Plan todo desarrollo queda en el nivel de utopía.
¿Hay un Plan de Desarrollo en la Biblia?
Desde el primer libro de las Escrituras nos encontramos con una asombroso relato. El génesis de la vida tal como la conocemos es consignado de manera simple como una secuencia de etapas de un ordenado y coherente desarrollo que los científicos analizan a medida que van descubriendo.
Pasado, presente y futuro se conjugan desde el Génesis y hasta el Apocalipsis de manera fluida y atrapante demostrando que existe un Diseño perfecto que responde a un Plan perfecto. No quedan fuera los problemas que surgen a lo largo de la historia. Pero, a cada contratiempo, aparecen las respuestas que corrigen desvíos en el rumbo hacia una meta final. El Plan que da a conocer la Biblia explica de qué manera habrá de alcanzarse esa meta, por qué medio y a qué coste.
Sería muy ambicioso intentar aquí un análisis del desarrollo del plan de redención del universo en el que se encuentra el planeta Tierra, su biosfera y el medio en que vivimos los humanos.
Prefiero limitarme a aquellos aspectos del Plan que están relacionados con el mandato del Génesis que revela el íntimo deseo del Creador:
1. Un planeta Tierra fructífero para una población que se multiplica.
En todo momento Dios anticipó un planeta poblado y disfrutado de manera cabal por la humanidad. Así lo expresó en reiteradas oportunidades:
1. Tras el día quinto de la Creación y crear peces y aves: “Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.” 1
2. Tras el sexto día de la Creación después de crear a los animales terrestres, al hombre y a la mujer: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” 2
3. Tras el Diluvio: “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” 3
2. Una nación especial para dar testimonio del amor de Dios por la humanidad.
Cuando los humanos comenzaron a poblar la tierra después de Babel y la confusión de idiomas, Dios formó una comunidad con rasgos definidos de nacionalidad y propósitos. Debían poblar la tierra que Él les daría con la condición de que fueran un testimonio vivo del amor de Dios por Su creación y Sus criaturas. La manera sobrenatural con que la formaría y desarrollaría no habría de dejar dudas de que solo el Todopoderoso podría hacer algo así. Lo demostró con:
1. Sarai, una mujer anciana y estéril: “Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.” 4
2. Abram, de 99 años de edad, sin hijos: “Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera (...)Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.” 5 Jacob, quien antes de morir le confiesa a su hijo José: “y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.” 6
3. Moisés levantándole el ánimo en el desierto: “Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.” 7
4. Los israelias deportados en Babilonia: “Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.” 8
Sin embargo, el pueblo de Israel una y otra vez se apartó de Dios hasta provocar su ira. Dice el salmista David de esta contumacia de los israelitas que es castigada por Dios:
“Provocaron la ira de Dios con sus obras, Y se desarrolló la mortandad entre ellos.” 9
3. Una nueva comunidad en desarrollo que da testimonio de la vida eterna en Jesucristo.
En el resto de las Escrituras el vocablo ‘crecimiento’ transmite la idea de ‘desarrollo’. Este concepto está relacionado con el creyente como piedra viva de la iglesia que edifica Jesucristo; en ella el amor es lo que amalgama el pensamiento, la pasión y la acción en el desarrollo del Plan de Redención:
1. “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” 10
2. “ (…) de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” 11
3. “(…) y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.” 12
4. “ Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,” 13
El desarrollo del creyente en Jesucristo es una etapa de permanente perfeccionamiento. Está bien descrita en todo el Evangelio como consecuencia del nuevo nacimiento.
Al recibir a Jesucristo, una persona cambia su visión del mundo que le rodea. Ya no lo ve como lo veía antes y como lo sigue viendo la inmensa mayoría de la gente. Ahora ve con los ojos de una nueva persona a la que Jesucristo le muestra la realidad por medio de la verdad.
Sobre esto concluiremos en la próxima nota cuando hablemos DM sobre el tercer concepto de I+D+i, innovación y su relación con la misión de la iglesia.
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Notas
Ilustración:Gráficas obtenidas por internet.
01. Génesis 1:22.
02. Ibíd. 28.
03. Ibíd. 9:1 ver también el 7.
04. Ibíd. 16:10.
05. Ibíd. 17:2,6; ver también 22:17; 26:4; ver Hebreos 6:14.
06. Ibíd. 48:4.
07. Éxodo 32:13.Ver Levítico 26:9.
08. Jeremías 29:5,6. Ver también 30:19; 33:22; 36:11, 29, 30, 37; Ezequiel 37:26.
09. Salmos 106:29.
10. 1ª Corintios 3:6.,7.
11. Efesios 4:16.
12. Colosenses 2:19.
13. 1ª Tesalonicenses 3:12.
Nota del autor: Las negritas son énfasis del autor. Se sugiere leer todo lo relativo a desarrollo en:
Concepto de desarrollo - Definición, Significado y Qué es http://definicion.de/desarrollo/#ixzz3r7Bdq1P1
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - El duro camino del desarrollo