¡Con el voto no basta!
En tiempos electorales el tema de conversación gira alrededor del acto de votar y sus consecuencias. Entonces: ¿Por qué no basta con votar? ¿Lo conversamos?
31 DE MAYO DE 2015 · 10:25
Los ciudadanos que han sobrevivido a gobiernos dictatoriales conocen mejor que otros las diferentes formas posibles de gobierno; los ‘democráticos’ incluidos.
El panorama político de países ‘en democracia’ ofrece un menú que va desde formas de gobierno reminiscentes de pasadas dictaduras hasta otras en las que pareciera reinar la más absoluta anarquía. En el mundo no existe una forma ‘pura’ de gobierno democrático. Sin embargo, en todos ellos la ciudadanía es periódicamente convocada para emitir su voto.
¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA?
No es mi intención dar una clase de cultura cívica. No sería yo el más indicado; ni tampoco faltarían lectores que dejasen de leer si lo intentase. Por esas razones, y para no confundir con algunos conceptos que compartiré más adelante, me limitaré a responder la pregunta.
Desde la Grecia Clásica1 ‘democracia’ es entendida como la forma de organizar a la sociedad de modo que la titularidad del poder sea un atributo del conjunto.
Las tres formas de gobierno son la ‘monarquía’: gobierno de ‘uno’; la ‘aristocracia’: gobierno de ‘los mejores’ o de ‘los menos’; y ‘democracia’: gobierno de ‘los más’ o de ‘la multitud’.
Actualmente, se define como Estado democrático a aquél que toma decisiones colectivas adoptadas por el pueblo a través de representantes que son legitimados por medio de mecanismos de participación directa o indirecta aprobados por la Constitución Nacional, Carta Magna o Ley Mayor.
En suma: en una sociedad ‘democrática’ la convivencia se vuelve armónica cuando se respeta el contrato social establecido mediante mecanismos constitucionales, únicos que aseguran la más amplia participación de sus miembros.
En teoría una forma de gobierno democrático debería funcionar siempre así. Pero, en la práctica todo es bastante diferente.
PARTIDOCRACIA VS. DEMOCRACIA
Con el fortalecimiento de las estructuras partidistas el ideal político de servir ha arriado las banderas del bien común e izado la de colores partidarios. El partidismo político, lejos de galvanizar la idea de ‘democracia’ la está atomizando. Las prácticas divisionistas retroceden la acción política a antiguas formas ‘aristocráticas’ de gobierno. La perversión de los ideales democráticos consistió en permitir el uso de los mecanismos constitucionales para bajar del pedestal la figura del conjunto social.
La Política ha pasado de ser ‘el arte de lo posible’ a ser el ‘arte de la auto realización’. Eso sí, ‘respetando los mecanismos’.
Al nacer la ‘partidocracia’, el ‘mejor partido’ gobierna para sus acólitos, no para la oposición. En política también dejamos atrás la antigua foto de familia para inaugurar la era del selfy2.
Los partidos políticos crean ‘centros de formación ciudadana’. La educación que imparten va cambiando la vocación del militante que entró con deseos de ‘representar’ a la sociedad, para salir con la firme ambición de acceder a cargos públicos altamente rentados. La idea de servicio al conjunto social ha muerto; la remplaza el acto de servirse del conjunto social. Así, la lucha no es para unir la diversidad enriquecedora sino para dividirla e imponer ‘la verdad’ de una facción sobre otras. Los pseudo demócratas recrearon neo fascismos. El Estado, en mano de tecnócratas partidistas, cierra puertas a la democracia inclusiva.
EL ACTO ELECTORAL
El partido que gobierna nunca se prepara para dejar su lugar al que vendrá después. Ni lo piensa; trabaja para perdurar en el poder. Si tiene mayoría en las áreas legislativa y ejecutiva trabajará para mantenerla. El acto de gobierno se transforma así en una acción captadora de voluntades sin importar el coste. Gobernar es estar siempre en campaña.
Nacen así ‘por decreto’ comisiones, departamentos, direcciones, asesorías, entre otros kioscos políticos cuyos responsables reciben altos salarios como recompensa por su trabajo militante. El nuevo funcionario es calificado por su potencial ‘en caudal de votos’. Hay que mantener - o aumentar - la mayoría en las próximas elecciones.
Cuando se acercan las elecciones el partido que está en el poder aflojará un poco las riendas; cito como ejemplos: bajar el precio de la bombona de gas licuado, acelerar turnos de cirugía en hospitales públicos, abrir inscripción para opciones laborales. El asunto es crear la ‘sensación’ de que la situación general mejora. Lo que importa es el voto.
La oposición trabajará desde afuera mostrando las contradicciones del partido en el poder; dirán: si podían beneficiar al conjunto social ¿por qué esperaron hasta las elecciones? ¿Acaso no pudieron hacerlo mucho antes?
El acto electoral se convierte en un campo de batalla donde unos defienden lo indefendible y otros les enrostran las carencias sufridas por la sociedad. El elector se encuentra entre la espada y la pared. ¿Quién no escuchó comentarios como estos, pocos días atrás?:
“Yo los voté antes; pero dos veces no haré la tonta”.
“Yo votaré de nuevo a los que están porque no cumplieron con lo que prometieron. Los votaré para que cumplan.”
EL VOTO NO ES UN FIN, SÓLO ES EL COMIENZO
Salvo raras excepciones, antes y después de una elección se escuchan quejas por todas partes. Que alguien comente que le atendieron bien en una dependencia pública es motivo de asombro. Esto es consecuencia directa de una clase política que –lejos de gobernar (administrar, servir)- trabaja con el fin de quedarse en el poder.
No se pueda negar el beneficio de vivir en un sistema participativo. Las elecciones son necesarias pues apuntan a una convivencia política-social que sea ‘auto depurable’. Pero a ello el ciudadano debiera sumar su firme control de la clase política para que esta cumpla con su rol de servidora pública.
Esta es la asignatura pendiente del electorado; pues crear un nuevo partido político no es el único y mejor camino para tener una sociedad mejor. Es un error caer en la trampa del eslogan “tu voto importa”, o de ir a votar para castigar al que no cumplió lo que prometió. El ‘voto castigo’ es propio de sado-masoquistas.
El voto es oro para el político. Para el ciudadano común votar debiera ser el primer paso de su participación activa. Pero, no muchos han tomado conciencia de ello. El ciudadano que hace valer su voto es el que vive cada día controlando que los servidores públicos cumplan con su rol. Así se evita que el ‘servidor’ - cuyo salario pagamos entre todos los contribuyentes- se convierta en un ‘mandatario’ funcional a sus intereses.
No estoy hablando aquí del empleado de carrera en la estructura administrativa, sino del empleado político.
Ya es noticia repetida el enriquecimiento ilícito en la función pública. Y la justicia demuestra ser lenta cuando se clama por sentencias impostergables.
¿ES ‘BÍBLICA’ LA DEMOCRACIA?
Siempre estuvo entre mis propósitos saber qué lugar ocupa este tema del voto en el plan divino de la redención. Y esto revisaremos juntos en el próximo artículo, si el Señor lo permite. Por esa razón deseo cerrar esta primera parte con una última reflexión.
Hemos visto que la democracia es un vocablo filosófico posterior a las distintas formas de gobierno del pueblo del antiguo Israel. Según el AT los israelitas tuvieron a Dios como rey al ser guiados por Moisés fuera de la esclavitud del Imperio de Egipto3. Israel tenía un gobierno definido como ‘teocrático’. Pero, cansados de sus propios fracasos, le echaron la culpa a Dios y le pidieron tener un rey de carne y hueso, imitando a las naciones paganas4. Forjaron una monarquía que se caracterizó por la mayoría de reyes que hicieron lo malo a los ojos de Dios5. Los pocos que hicieron lo bueno tampoco dieron la talla, incluido el rey David.
Casi dos milenios después de la destrucción de Jerusalén y del punto final a una monarquía corrupta, el Estado de Israel se acerca a cumplir 70 años. Gobernado por un partido que está determinado a volverlo un Estado teocrático, esta decisión es sostenida gracias a un solo voto de diferencia a favor6.
Volver al pasado tiene para Israel dos enormes obstáculos; uno es interno: la férrea oposición rabínica ortodoxa que espera la llegada del Mesías para instaurar su reino; y el otro es externo: el rápido crecimiento del IS o Estado Islámico7, cuya teocracia no le impide usar ningún medio para llegar a su objetivo: islamizar el mundo o librarlo de infieles.
Quienes esperamos al Señor Jesucristo miramos hacia adelante; Él es nuestra firme esperanza de gloria8. Y mientras le esperamos, el Espíritu desea que nos ocupemos en dar testimonio de esa esperanza bajo cualquier forma de gobierno.
Él nos ayude a participar responsablemente, para que donde vivamos apoyemos a los que trabajan por el bien común tanto a nivel ciudadano, como en el gobierno de turno; sabiendo que solo estamos de paso rumbo al Estado perfecto.
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Notas
01. Platón y Aristóteles son los iniciadores de esta organización social. Leyendo sus obras llegamos a la conclusión que lo que hoy se entiende por ‘democracia’ difiere en mucho de lo que ellos enseñaban.
02. Selfy (o selfie) es un vocablo de origen inglés que significa ‘auto retrato’ producido con ayuda de un equipo telefónico móvil; deriva de la forma reflexiva ‘self’ que significa ‘el ser de uno’, ‘uno mismo’.
03. Comparar Génesis 49:24 con Deuteronomio 8:14-18; 2ª Samuel 23:1-5; 1ª Corintios 10:1-5;
04. Jueces 21:25; 1ª Samuel 8:5-22; comparar con Oseas 13:10; Zacarías 9:9; Mateo 21:5; Juan 12:15; 18:37.
05. De los reyes que tuvo Israel 33 veces repite el AT ‘hizo lo malo’ o ‘no hizo lo recto ante los ojos de Jehová’ . Solo once veces se dice de reyes de Israel que hayan hecho ‘lo recto ante los ojos de Jehová’.
06. “Netanyahu logra la investidura de su nuevo Gobierno por un solo voto”, El País internacional, Juan Carlos Sanz, Jerusalén, 14 de mayo de 2015.
07. Recomiendo leer la síntesis sobre qué es el Estado Islámico (IS) entrando a: http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_isl%C3%A1mico
08. Colosenses 1:27.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - ¡Con el voto no basta!