Charlas de gallinero
Compartimos un pequeño gallinero con una amiga alemana, diseñadora de interiores casada con un poeta y escritor oriundo de EE.UU. En ese sitio impensablemente surgen conversaciones que nada tienen que ver con gallinas; ¿o sí?
25 DE ENERO DE 2015 · 06:35
Una de las ventajas de vivir en una pequeña villa en la montaña es el acceso directo y permanente al espacio rural. Esto me sirve para sacar lecciones prácticas de muchas situaciones cotidianas que distan de parecerse a las que enfrentan y padecen las personas que viven en las grandes urbes.
La anécdota que dio lugar al título me impulsó a escribir este artículo, en horas en que el perfil de la montaña que veo desde mi ventana se confundía con grises nubes mensajeras de lluvia.
Estaba ordenando pensamientos e imágenes cuando un fulgurante rayo de luz se abrió paso a través de la hendija de la celosía y me dio de lleno en los ojos. Sorprendido, me incliné para saber qué pasaba allá fuera. El perfil montañoso ya no era el mismo de momentos antes. Su apariencia había cambiado. Ahora se veía la montaña nítidamente recortada gracias al resplandor del astro rey que traspasaba las nubes cual reflector que repentinamente ilumina una obra.
“Aunque no lo veamos el sol siempre está”1 recordé, y di gracias al Señor por espabilarme con esa verdad tantas veces olvidada.
Puede que no acertemos a encontrar la palabra exacta de lo que deseamos transmitir; o que no veamos claramente la solución a situaciones que nos afligen. Quizás, el problema que nos aqueja se esconde detrás de un disfraz oscuro y amenazador. Sin embargo, qué bueno es cuando aparece una luz que nos saca de ese estado. Puede que sea una noticia alentadora; una palabra oportuna; una acción que instile esperanza.
Entonces, sin perder su naturaleza, el perfil de la realidad cobra colores que no tenía antes y que la luz rehabilita para ser recordada solo por lo que es: una nueva oportunidad de comprobar que ‘aunque no lo veamos’ el Creador y Redentor de todo lo visible e invisible2 ‘siempre está’.
En el huerto urbano del que participamos con una veintena de familias, compartimos un pequeño gallinero con una amiga alemana, diseñadora de interiores casada con un poeta y escritor oriundo de EE.UU. Eligieron vivir en la sierra mallorquina por su paz y bucólicos paisajes. Siempre tenemos algo interesante para conversar mientras alimentamos las gallinas, limpiamos sus nidos y reparamos el sitio. Nuestra última charla fue sobre la libertad de opinión y de prensa. Aunque nuestra amiga no profesa una confesión religiosa nuestra demuestra con sus comentarios la enorme influencia de la Reforma Protestante en esta parte de Europa.
- Me duele mucho que se mate a la gente por lo que escriba- dijo con rostro afligido.
Tras repasar algunos pasajes de todo lo informado por los medios en las últimas semanas, estuvimos de acuerdo que vivimos en una era caracterizada por el avasallamiento de las libertades.
- ¿Quién podría pensar que se mate a la gente por pensar distinto? – dijo, como redoblando su apuesta y mirándome en forma inquisitiva tras sus anteojos. Con mi esposa comentamos que gracias a Lutero y otros reformadores – que en su época hicieron frente a la intolerancia del absolutismo religioso – estamos en condición de valorar mejor la libertad de conciencia.
- Pasa que el Islam no ha tenido aún su reforma. Todavía están en la etapa donde lo único cierto es lo que piense y haga el sector más radical de los seguidores de Mahoma – intenté explicarle.
- Es verdad, no se puede dialogar con quienes no estén dispuestos a escuchar- asintió.
- No están entrenados para escuchar – opinó mi esposa – sino para hacer justicia propia; no pueden amar porque no conocen la misericordia3.
Después hablamos un buen rato sobre las formas de violencia intelectual, artística y moral típicas de Occidente. Desde la sátira clásica, el burlesque y llegando al humor negro. Coincidimos que una sociedad está enferma cuando los niños disfrutan jugando con violencia o mirando tiras con personajes con nombres tenebrosos que aniquilan con su aliento o con rayos letales que proyectan sus ojos. Una sociedad que no se ríe de sus fallos y está en plena decadencia, se mofa de la gente de otras culturas.
En un respiro de la conversación, nos miramos los tres y no pudimos evitar reírnos espontáneamente:
“Vaya tema para hablar en este lugar” – lancé.
“Charlas de gallinero”- dijo nuestra amiga a punto de ir a por sus hortalizas – “como para escribir un libro y titular así nuestros diálogos.” Disfrutando con su chascarrillo le aseguré que usaría su frase en mi artículo del domingo.
SACRIFICIOS NO: ¡MISERICORDIA!
Los sacrificios que instruyó Dios a Israel, todos ellos, son figura de un sacrificio mejor e irrepetible: el de Jesucristo4. Israel era un pueblo empedernido que –generación tras generación- sacrificaba animales y seguía pecando.
Esa es la religiosidad del círculo vicioso difícil de romper: de ‘ir a la iglesia’ el domingo para recibir perdón, sentirse bien y regresar en condiciones de pecar durante toda la semana.
Dando por sentado que Dios conoce el cansancio, el suyo es causado por la mentira, la fabulación, la hipocresía, el olvido de su amor y misericordia de parte del ser humano. Nadie mejor que el profeta Isaías para compendiar todo lo que no agrada al Señor:
“¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?
No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.”5
Otro profeta, Malaquías llega a lo profundo del ser envanecido en sus propios razonamientos. Expone la mentalidad de los que habiendo conocido al Dios perdonador se montan en la soberbia y anidan pensamientos de dudas y de críticas contra Él:
“Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?”6
¿No escuchamos acaso repetir esas preguntas – sobre todo la segunda - frente al crimen organizado, la mafia política, la trata de humanos, la violencia de género?
Pero, y a pesar de nosotros – los pecadores -, lo cierto también es que nuestro Dios no desea la muerte de ningún impío. Mientras en pleno siglo XXI se degüellan humanos como actos de justicia y se pasan por TV las escenas grabadas para saciar el morbo de no pocos, desde la Antigüedad Él nos asegura:
“Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.”7
La misericordia es un atributo divino. Nadie puede igualarse a Dios en misericordia.
La frase más repetida de toda la Biblia es
‘Porque para siempre es su misericordia.’ 8
Tan importante es para Dios la misericordia que se repite la palabra 399 veces en la Biblia; 328 en el AT donde se convierte en un recordatorio permanente al pueblo de Israel para que se arrepintiese de sus pecados y volviera al único que podía perdonarles, Jehová, el Dios de toda misericordia.
El clamor repetido del salmista es ‘Ten misericordia de mí’. 9
Cuando Jesús enseña a sus discípulos en el Sermón del Monte, los maravilla con sus bienaventuranzas. La quinta, que comenzamos a analizar ahora, es:
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”10
Estudiando la Palabra de Revelación descubrimos al Dios que no desea nuestro mal, nuestro castigo y destrucción, sino todo lo contrario: nuestra liberación del pecado que nos rodea y del que sale de nuestra vieja naturaleza. Un Dios de amor que desea modelarnos a imagen y semejanza de su propio Hijo Jesucristo, hombre perfecto y perfecto Dios.
Lo mejor que podemos conocer de un ser santo, irreprochable y justo es su infinita misericordia hacia nosotros y hacia su creación toda. Descubrirlo es ser hechos misericordiosos, como Él es.
¿Te gustaría ser misericodioso/a, estimado lector, estimada lectora? Te invito a descubrir juntos cómo nos permite el Dios de misericordias llegar a serlo. Será hasta la próxima, si el Señor lo permite.
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Notas.
Ilustración: tres amigos construyendo un gallinero. Esta amistad genera conversaciones muy interesantes. Como la que dio lugar al título de esta nota.
01. Tema popularizado por Marilina Ross, actriz y cantante argentina, de su álbum ‘Soles’ (1982). Si bien la letra refiere a la nota musical, es obvio que el estribillo final juega por asociación con el nombre de la fuente de luz y vida planetarias.
02. Isaías 42:5; 2ª Corintios 4:18; Hebreos 11:1,3.
03. Tener misericordia significa practicar acciones en beneficio de aquellas personas que padecen necesidad y no tienen forma de satisfacerla. Ser misericordioso es tener un corazón solidario. Solo en los Salmos se la menciona 161 veces. El recordatorio de Dios para con el hombre es:
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”Miqueas 6:8.
04. Para entender esta verdad bíblica es necesario leer detenidamente la epístola a los hebreos junto con el AT.
05. Isaías 1:11-14.
06. Malaquías 2:17.
07. Ezequiel 18:32.
08. Sólo en el libro de Salmos se repite 34 veces.
09. 16 veces clama así David en los Salmos.
10. Mateo 5:7.
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