Unamuno contra la intolerancia religiosa

El caso del pastor Atilano Coco fue el detonante para que Miguel de Unamuno actuara de manera diferente. 

05 DE OCTUBRE DE 2014 · 16:40

Unamuno sale del Paraninfo de la Universidad salmantina, tras enfrentarse al Gral. Millán Astray,Unamuno Salamanca
Unamuno sale del Paraninfo de la Universidad salmantina, tras enfrentarse al Gral. Millán Astray

En estos días que en diversos medios de comunicación de la ciudad se publican noticias alusivas a Unamuno, con motivo de la celebración de los 150 años de su nacimiento, busco entre mis libros y publicaciones, que guardo como un tesoro, un pequeño librito titulado Atilano Coco. Mártir del siglo XX, que contiene el discurso de Patrocinio Ríos, profesor de Literatura Española en un instituto madrileño, y que tiene varios trabajos sobre Unamuno, entre ellos su libro El reformador Unamuno y los protestantes españoles (Clie 1993), con motivo de la inauguración oficial de una casa, en el año 2005, "que ostenta públicamente el nombre de Atilano Coco".

Dice, en ese mismo opúsculo, P. Ríos: "Y me complace porque participar en la inauguración oficial de una institución como ésta, levantada en honor y en memoria del presbítero Atilano Coco, es ponerse de lado de los inocentes y de los limpios de corazón".

Gracias a esa pequeña publicación, tuve conocimiento de la relación entre Unamuno y Atilano Coco, pastor de la Iglesia Española Reformada. Y al adentrarme en la historia que se relata en la misma, pude constatar el cambio radical que se produjo en Unamuno, que si bien en los inicios del levantamiento nacional lo apoyó, dada la situación caótica en que se encontraba España, en octubre del 36 ya había comprobado los desmanes de dicho movimiento.

 

El pastor anglicano (IERE) Atilano Coco

El caso de Atilano Coco fue el detonante para que actuara de manera diferente.  Además, la fe religiosa de Unamuno había experimentado un cambio debido a sus profundas lecturas de las Escrituras y de los teólogos protestantes centroeuropeos, Kierkegaard, entre ellos.

Coco nació en Guarrate (Zamora), el año de 1902. Desde el año 1929 era el responsable de la congregación existente en Salamanca. Con el levantamiento del general Franco fue encarcelado el 1 de agosto de 1936. Por ser protestante y masón. Son conocidas las gestiones que realizó Unamuno en favor de su liberación, pues estaba seguro que su detención y encarcelamiento resultaba una absoluta injusticia.

Transcribo las cartas de Atilano Coco a Unamuno que están en el discurso de Patrocinio Ríos, pero que cualquiera que lo desee puede solicitar permiso para leerlas en la Casa-Museo Unamuno de la Universidad de Salamanca. Cuando Coco llevaba diez días en prisión escribe:

 

Prisión Provincial de Salamanca.

10, 8, 36.

"Sr. D. Miguel de Unamuno:

Ilustre Señor: Sé que a instancias de mi esposa se ha preocupado Vd. por mi actual situación de detenido.

Le doy las más cordiales gracias por esa deferencia hacia mí.

Hace ya diez días que estoy separado de los míos, apartado de los deberes de mi Ministerio Evangélico y aún no he podido saber  el motivo de este extraño encarcelamiento. He llegado a pensar que en el fondo no hay otra cosa que mi condición de Presbítero de la Iglesia Reformada. Por lo demás creo que se habrá invocado algún motivo que sirviera de...

De todos modos, repito mi gratitud por sus gestiones y espero en el Señor que podré ratificar de palabra este agradecimiento.

 

Aproximadamente un mes después, el pastor escribe una carta a D. Miguel, agradeciéndole su ayuda, aunque no había tenido resultados positivos:

 

Prisión Provincial. 6 septiembre - 36.

Sr. D. Miguel de Unamuno

Ciudad

Mi buen amigo D. Miguel: Por mi esposa sé las molestias que Vd. se está tomando con respecto a este extraño encarcelamiento del que soy objeto hace 38 días. Muy grave debe ser la causa para tenerme apartado de mi Ministerio Evangélico aun cuando todavía no sé si estoy a disposición de algún juez o del Comandante militar.

De todos modos le agradezco su solicitud. Mi esposa me ha dicho que ha estado Vd. en mi casa hace unos días. ¿Quizás esperaba Vd. encontrarme en ella? Eso sería un buen augurio para mí.

Bien quisiera volver a gozar de la libertad, pero me figuro que aquí se entra con demasiada facilidad para poder  salir con la misma.  Espero con impaciencia que acabe esta trágica lucha y estoy pidiendo constantemente a Dios en mis oraciones que todos los españoles depongan las armas y se amen como hermanos. Los primeros en dar el ejemplo hemos de ser los cristianos. "Ve y haz tú lo mismo" fue el mandato de Cristo a aquel doctor de la Ley que le preguntaba quién era su prójimo.

De nuevo repito la gratitud que siento por la deferencia que en esta ocasión memorable ha tenido para mí y para mi esposa.

Suyo en el Evangelio

Atilano Coco

 

Hacia finales de septiembre de ese año 1936, estando Unamuno enfermo, la esposa del pastor le deja una nota sin fecha, que dice:

 

Don Miguel:

Soy la esposa del pastor evangélico y le voy a molestar una vez más.

Se acusa a mi esposo de masón y en realidad lo es, lo hicieron en Inglaterra el año 20 o 21; me dice que consulte con usted qué es lo que tiene que hacer; mi esposo, desde luego, no ha hecho política de ninguna clase; le hicieron eso porque sabe usted que en Inglaterra casi todos los pastores lo son, y muchos también en España; en Inglaterra lo es el rey, y también el jefe de las iglesias anglicanas. En España he oído que lo son algunos generales; no sé lo que habrá de verdad en esto.

Creo que esto pasará al Gobierno Militar, y sí quisiera que usted cuando pudiera se informase de algo, o que dé alguna luz sobre esto. Perdone que le moleste hasta en la cama; que mejore usted y Dios le premie todo lo que por nosotros está haciendo.

 

Atilano Coco con alumnos de la escuela protestante de Salamanca

Según Ríos, de acuerdo con el testimonio de doña Enriqueta, la esposa de Atilano Coco, Unamuno confiaba que su gestión tendría una respuesta favorable. No fue así. Y ya lo sabía él ese 12 de octubre cuando tomó parte de la conmemoración del Día de la Raza celebrado en el Paraninfo de la Universidad.

Unamuno llevaba la carta de la esposa del pastor Coco en el bolsillo de su chaqueta y en ella anotó algunas frases que utilizaría en el discurso que cierra el acto de ese día.

Entre ellas las palabras "vencer y convencer".

Y despertará la ira del general Millán Astray, quien gritó las frases: "¡Mueran los intelectuales! y "¡Viva la muerte!".

Solo quiero destacar que entre las tantas actitudes que ensalzan a Miguel de Unamuno, una de ellas es la de su valentía a la hora de defender las causas justas, aun en medio de peligrosas circunstancias. Podía haberse quedado quieto y callado para gozar de tranquilidad y disfrutar de su prestigio. Es de todos conocido cómo fueron los últimos tiempos del Rector en la Salamanca de la represión.

Una actitud ejemplar, y eso que décadas atrás se le había abierto proceso de excomunión por parte del obispo de Salamanca, el padre Cámara. Resultaría raro que la lectura de los evangelios no haya sido fructífera. Sobre todo en alguien que realizó comentarios como éste: "Una vez más, y no será la última, tengo que repetir lo vergonzoso y degradante que resulta el que en un país que se dice cristiano no haya leído el Evangelio la inmensa mayoría de los hombres que por cultos se tienen y que en cambio se cuelguen al cuello de los niños, a modo de amuleto, trocitos del Evangelio en latín...".

Aunque Atilano Coco no sobrevivió, pues fue fusilado el 9 de diciembre de 1936, D. Miguel no se quedó de brazos cruzados, arriesgándolo todo en busca de justicia para su prójimo.

Cabe recordar que Protestante Digital tiene un premio muy conocido, bajo el nombre Unamuno, amigo de los Protestantes.

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