Nobel de Química y Medicina

Los premios Nobel son el mayor reconocimiento que una persona puede recibir en su carrera de las diferentes disciplinas que se otorgan: Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura, Paz y Ciencias Económicas, aunque este último se añadió en 1969.

19 DE FEBRERO DE 2011 · 23:00

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Todos sabemos su origen (Nobel fue quien inventó la dinamita y para no ser recordado por su uso destructivo creó estos premios) y todos pensamos que han de ser descubrimientos conocidos por todos y que sean dignos de tal mención, como el de Marie Curie en Química (1903); Ramón y Cajal en Medicina (1906); Juan Ramón Jiménez en Literatura (1956); Madre Teresa de Calcuta en Paz (1979) o Einstein en Física (1921). “La totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyos intereses serán distribuidos cada año en forma de premios entre aquéllos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad. Dichos intereses se dividirán en cinco partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera: una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante dentro del campo de la física; una parte a la persona que haya realizado el descubrimiento o mejora más importante dentro de la química; una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del campo de la fisiología y la medicina; una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura, y una parte a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. Los premios para la física y la química serán otorgados por la Academia Sueca de las Ciencias, el de fisiología y medicina será concedido por el Instituto Karolinska de Estocolmo; el de literatura, por la Academia de Estocolmo, y el de los defensores de la paz, por un comité formado por cinco personas elegidas por el Storting (Parlamento) noruego. Es mi expreso deseo que, al otorgar estos premios, no se tenga en consideración la nacionalidad de los candidatos, sino que sean los más merecedores los que reciban el premio, sean escandinavos o no” París, 27 de Noviembre de 1895. Testamento de Alfred Nobel1. Sin embargo, los premios Nobel no siempre alcanzan esa celebridad. Pongamos como ejemplo los concedidos este año de Química y Medicina, o lo que es lo mismo, el premio al trabajo de investigación de formación de enlaces carbono-carbono gracias a una reacción “cross-coupling” mediada por paladio y el desarrollo de la técnica de fecundación in vitro. Siendo sinceros, uno nos es completamente ajeno, desconocido y casi un trabalenguas y el otro es algo del que todos podemos opinar y conocemos a alguien que se ha sometido a esta técnica. La repercusión social, el fenómeno mediático y las cuestiones éticas hacen que unos estén en primera línea informativa y otros pasen “sin pena ni gloria”. Pero son igual de “nobeles” y de hecho si profundizamos un poco en el por qué se han otorgado comprobaremos que son igual de merecedores de ello y deberíamos concederles algo de tiempo para saber más de esos ilustres avances. NOBEL EN QUÍMICA 2010 Este año el premio de Química es compartido por los profesores Richard F. Heck, Ei-ichi Negishi y Akira Suzuki por desarrollar un método de formación de enlaces carbono-carbono gracias a una reacción de entrecruzamiento (cross-coupling) mediada por paladio. Este descubrimiento ha tenido un gran impacto en la investigación y ha permitido el desarrollo de nuevos fármacos, drogas y materiales. Los enlaces carbono-carbono son los fundamentos de la materia viva, todos nosotros estamos constituidos por cadenas de átomos de carbono unidos entre sí. Tal es su relevancia que hasta 5 veces se ha concedido un premio Nobel relacionado con los enlaces de carbono (1912, 1950, 1979, 2005 y 2010). Los investigadores premiados realizaron sus trabajos por separado entre los años 60 y 70: Heck, 1968-1972; Negishi, 1976-1978; Suzuki, 1979; dando lugar a las reacciones que hoy día llevan sus nombres. Los “metales de transición” tienen la habilidad de activar ciertos componentes orgánicos y, tras esa activación, pueden catalizar la formación de nuevos enlaces. En particular, el paladio (Pd) es capaz de interaccionar con dos moléculas (C-M1 y C-M2) estableciendo uniones carbono-metal. Los átomos de carbono unidos al paladio están ahora muy próximos uno a otro pudiendo acoplarse entre sí en el siguiente paso formando un nuevo enlace carbono-carbono. Estas reacciones se han utilizado para la síntesis de más de cien productos y compuestos biológicamente activos como puede ser el Taxol® (fármaco antitumoral de amplio aspecto)2, el esqueleto de morfina (el analgésico opioide más utilizado en el tratamiento del dolor)3, esteroides (moléculas que participan en multitud de procesos biológicos como las hormonas sexuales masculinas o femeninas, vitamina D y derivados)4, estricnina (inhibidor de motoneuronas que produce hipercontracción muscular, utilizado como raticida)5, dinemicina A (potente agente antitumoral)6 o hennoxazol A (producto marino antiviral cuya diana principal es el virus Herpes simplex tipo 1)7 entre otros. NOBEL EN MEDICINA 2010 El 25 de Julio de 1978, a las 23.47 h, nació Louise Joy Brown el primer niño “probeta” (en este caso una niña), es decir, la primera persona cuya fecundación se desarrolló en un laboratorio, fuera del cuerpo de su madre. Este hecho le ha valido al doctor Robert G. Edwards el reconocimiento mundial al serle otorgado el Premio Nobel en Medicina 2010 por el desarrollo de la técnica de fecundación in vitro.Victoria Anna Sánchez Perea, el “primer bebé probeta español”, llegaba al mundo el 12 de julio de 1984. La incapacidad para concebir un hijo es un defecto reproductivo que afecta a más del 10% de las parejas de todo el mundo8. Durante los años 50, el doctor Edwards empezó a considerar la fecundación in vitro como una posible solución a este problema médico. Tras muchos años de investigación, y apoyado por otros trabajos previos y contemporáneos, como el desarrollo de la técnica de laparoscopia por el doctor Patrick C. Steptoe (es decir, la posibilidad de visualizar la cavidad abdominal mediante una lente óptica), Edwards pudo llevar a cabo a finales de los años 70 una fecundación exitosa en un laboratorio y posterior nacimiento de un niño de una mujer estéril. La técnica desarrollada por el doctor Edwards consiste en la obtención de un ovocito maduro (lo que comúnmente denominamos óvulo) de la mujer estéril antes de la ovulación mediante laparoscopia (1). No había entonces una estimulación hormonal, sino que siguiendo el ciclo natural de la menstruación de las pacientes se accedía a un óvulo por ciclo. El ovocito se deposita en una placa de cultivo (2) en un medio adecuado y se fertiliza con esperma (3). El proceso de fertilización tiene como resultado las sucesivas divisiones in vitro para la formación de un embrión. El embrión es transferido del vuelta al útero en el estado de división de 8 células (2,5 días tras la fertilización) usando una aguja (4). El embrión se dividirá entonces en el útero hasta alcanzar la etapa de blástula implantándose en la pared uterina, en el endometrio, donde seguirá desarrollándose. Tras el nacimiento de Louise Brown en 1978 esta técnica se empezó a utilizar en otras pacientes llegando a 139 nacimientos en 1983 y 1000 en 198610. Los rápidos avances científicos y médicos han hecho que hoy en día casi cuatro millones de niños hayan nacido mediante la fecundación in vitro. CONSIDERACIONES MORALES Y ÉTICAS Es habitual que ciertos avances científicos o tecnológicos vayan acompañados por consideraciones morales que ponen en entredicho la ética de esas prácticas. En los estudios que hemos visto, el relacionado con la formación de los enlaces de carbono no nos supone ningún tipo de problema, al contrario, todo lo que sean mejoras de producción, de obtención de fármacos, etc, estamos completamente a favor, sin pararnos a pensar en las implicaciones que puedan tener. Tras la difusión de la fecundación in vitro a escala mundial aparecieron numerosas clínicas de fertilidad que introdujeron la criopreservación de los embriones no transferidos11, la inyección del esperma intra-citoplasmático12, el diagnóstico genético pre-implantación13… El mismo Edwards, junto con el abogado David Sharpe, escribieron un artículo sobre las complicaciones éticas relacionadas con la medicina reproductiva14. Hoy en día nadie discute acerca de si la utilización de paladio pudiese llegar a ser un problema moral. Sí que hay un importante debate acerca de la cantidad de embriones “congelados” que aún permanecen en muchas clínicas, ya que inicialmente no se controlaban el número de óvulos fecundados; o de si el fin, tener un hijo, justifica los medios; o desde qué momento se considera un embrión como ser humano para tenerle en cuenta como tal. No podemos negar que hay una delgada línea entre lo tolerable y lo intolerable, al igual que el juicio de una persona puede distar mucho del de otra a pesar de compartir una misma cultura, unos mismos principios y unas mismas creencias. Muchos líderes religiosos consideran que esta práctica está moralmente mal, algunos incluso imponen su opinión como ley, quizás como dogma. Es complicado emitir juicios de valor; pero sea como fuere, para tener una opinión de cualquier cosa debemos informarnos previamente de lo que estamos hablando, por eso es importante conocer los avances científicos, cuáles fueron sus orígenes y la intención. Supongo que Nobel querría también que esos juicios fuesen lo más objetivos posibles, al fin y al cabo, a él se le va a relacionar siempre con la destrucción que provocó, provoca y provocará su invento en la historia humana. No debemos desprestigiar un avance porque tiempo después el uso que se haya hecho de esa innovación sea cuestionable o con fines poco éticos. Y como cristianos podemos tener nuestra forma de ver las cosas y es muy probable que, aún así, no coincidamos unos con otros en esa visión. Autor: Elena de la Torre es doctora en Biología Molecular. Bibliografía 1. Schück H. Sohlman E, eds. Nobel. Dynamit-Petroleum-Pazifismus. Leipzig: Paul List, 1928:240 f. Edición autorizada por la Fundación Nobel. Traducidos del alemán, el primero y los dos párrafos finales, por el Lic. José A. López Espinosa y el resto del contenido tomado de Montaner y Simón, eds. Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano. Barcelona. (1910) 27:1310-1311 2. Danishefsky, S. J.; Masters, J. J.; Young, W. B.; Link, J. T.; Snyder, L. B.; Magee, T. V.; Jung, D. K.; Isaacs, R. C. A.; Bornmann, W. G.; Alaimo, C. A.; Coburn, C. A. y Di Grandi, M. J. (1996) J. Am. Chem. Soc.118, 2843. 3. Hong, C. Y.; Kado, N. y Overman, L. E. (1993) J. Am. Chem. Soc. 115, 11028. 4. Chang, Y.; Wu, G.; Agnel, G.; Negishi, E.-I. (1990) J. Am. Chem. Soc.112, 8590. 5. Rawal, V. H. y Iwasa, S. (1994) J. Org. Chem., 59, 2685. 6. Myers, A. G.; Tom, N. J.; Fraley, M. E.; Cohen, S. B. y Madar, D. J. (1997) J. Am. Chem. Soc., 119, 6072. 7. Wipf, P. y Lim, S. (1995) J. Am. Chem. Soc.:117, 558. 8. Datos obtenidos de la página web oficial de la Asociación Española de Fertilidad (www.sefertilidad.com). 9. Figura adaptada de la página web oficial de los Premios Nobel (www.nobelprize.org) y traducida por DrGEN.com.ar 10. Steptoe, P. C., Edwards, R. G. and Walters, D. E. (1986). Hum. Reprod. 1:89-94. 11. Trounson, A. and Mohr, L. (1983). Nature 305:707-709. 12. Palermo, G., Joris, H., Derde, M. P., Camus, M., Devroey, P., Van Steirteghem A., C. (1993). Fertil. Steril. 59:826-835. 13. Handyside, A., Kontogianni, E. H., Hardy, K. and Winston, R. M. (1990). Nature 344:768-770. 14. Edwards, R. G. and Sharpe, D. J. (1971). Nature 231:87-91. Grupo F&C es parte de un grupo de científicos cristianos que debaten ciencia y fe (Grupo F&C)

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