El inconsciente

Los discípulos del Señor Jesús ya habían asumido la realidad de cierto “inconsciente” en su relación con el Maestro.

11 DE ENERO DE 2019 · 07:20

Photo: Unsplash (CC0).,
Photo: Unsplash (CC0).

Un psicoanalista y un cristiano discutieron acerca de la supuesta originalidad de la teoría del inconsciente freudiano.

El cristiano defendió que los discípulos del Señor Jesús ya habían asumido la realidad de cierto “inconsciente” en su relación con el Maestro antes de que Sigmund Freud hablara de él veinte siglos después.

Lo ilustró con cuatro pasajes de los evangelios.

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer”.

Aunque se empeñasen los fariseos en decir que eran hijos de Abraham, Jesús les atribuye una maldad de la que no eran conscientes.

Esta es una consideración pertinente a la hora de entender que, en el caso de los nazis, no solo obedecían órdenes de sus superiores tal como se excusaron, sino que una maldad inconsciente les pudo animar a cometer aquellos crímenes.

“Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?”

Los discípulos ya estaban habituados a considerar en ellos una voluntad desconocida en su relación con el Maestro, hasta tal punto que se fiaban más de lo que les dijera de ellos que lo que ellos creían de sí.

“Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Las “ovejas” no eran conscientes de que cuando asistían a los necesitados, lo hacían al Rey. Igualmente tampoco lo eran los “cabritos” cuando no les asistían.

Pero esa inconsciencia no evita el premio y el castigo al final de los tiempos.

“Entonces volviéndose él, les reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois”.

Igual que los fariseos no sabían de qué padre eran, en algún momento sus discípulos tampoco eran conscientes de qué espíritu eran. Había ahí una realidad no del todo visible.

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