‘Ráfaga de Reforma’, por Alfredo Pérez Alencart
Los tres poemas de este libro demuestran la fuerza sugestiva de la belleza y el itinerario del hombre moderno hacia Dios.
23 DE MARZO DE 2018 · 07:20
“RÁFAGA DE REFORMA”, por Alfredo Pérez Alencart, Hebel Ediciones, Santiago de Chile 2017, 62 páginas.
Desde hace varios años Protestante Digital viene comentando los libros de poesía que salen de la mente de Alencart. El trabajo fecundo, sea manual o intelectual, es el único desafío que podemos hacer a la muerte. Alencart lo sabe y no para. En la tarea de escribir tampoco paraban Pérez Galdós, Menéndez Pelayo, Víctor Hugo y otros muchos autores. Este tipo de hombres se dan a la actividad como si el trabajo fuera una apuesta. Alencart empezó a escribir en su temprana juventud y continúa escribiendo a lo largo de la vida. Pero, en su caso, además de escribir ha triunfado, y esto es lo extraordinario.
Ha triunfado en la poesía, género literario que destaca por la realización de la belleza. El célebre poeta inglés Wordsworth dice en el Prefacio a Lyrical Ballade que “la poesía es el aliento y el espíritu más delicado de todo saber; es la expresión serena del aspecto de toda la ciencia”.
Todo esto lo ha sabido expresar deliciosamente con saber de Maestro éste peruano-español en treinta libros de su autoría, cuyo contenido poético ha sido traducido a unos cincuenta idiomas y dialectos.
Confieso que me han emocionado las palabras casi pérdidas en la última página del libro, ilustradas por su amigo el profesor de dibujo Miguel Elías con la imagen de un ave en pleno vuelo. Por medio de ellas, de las palabras, Alencart dice: “Otros retroceden, entre sus muchas liturgias. Ayúdanos, amado Galileo, a huir del vacío, que algunos pretenden que alardeemos. Cédenos tus alas, joven Dios, para ventear la alta tensión de tu Palabra y de tus hechos de siempre”. Sea así.
Alfredo Pérez Alencart nació el año 1962 en el Perú de Melgar y Castillo. Otros dos grandes poetas que iluminaron en el siglo XVIII el camino para que el propio y otros países de la América hispana ahondaran en el conocimiento de esta expresión literaria en verso.
Desde 1987 trabaja en prosa en la Universidad de Salamanca como profesor del Derecho del Trabajo. Ha recibido premios y medallas, como la Medalla de Oro Mihai Eminescu en Rumanía, la Medalla Internacional Vicente Gerbasi en Venezuela, el Premio Jorge Guillén de Poesía en España y el Premio Umberto Peregrino en Brasil.
Alencart no puede vivir sin pensar y escribir lo que piensa. Esto le ha llevado a la diaria actividad del periodismo. Es redactor de los diarios La Razón y El Norte de Castilla.
En Ráfaga de Reforma Alencart sólo incluye tres poemas propios: uno con el mismo título del libro, Ráfaga de Reforma y dos más: Los fariseos, siempre los fariseos y El traductor.
Para el segundo poema tiene en cuenta el capítulo 23 del Evangelio escrito por Mateo. Es poesía religiosa. De hecho, como escribió Dámaso Alonso, toda poesía tiene algo de religiosa. La religión constituye el principal problema humano. El inglés J.C. Hare, en su obra Guesses at Truth, dice: “el hombre sin religión es una criatura que navega a merced de las circunstancias. La religión está por encima de todas las circunstancias y lo elevará sobre ellas”.
Aquí ofrezco a los lectores de Protestante Digital el poema de denuncia sobre los fariseos:
Chillidos, desmesuras
afilando sus lenguas, delirios
exigiendo pureza,
acosando…
Voraces, cual marabunta,
irían hasta contra el Amado
que nos regó
una nutriente gota
de alegría
y una grande dosis de esperanza.
Tras sus aspavientos,
no aceptan paz
los embravecidos.
No aceptan otro sonsonete
que el raquítico catecismo
con el que los acomodaron.
Los fariseos,
Siempre los fariseos.
El hecho de que en un libro de 62 páginas figuren sólo tres poemas del autor se debe a que en el mismo libro se incluyen las traducciones de los tres poemas a doce idiomas: Hebreo, Griego, Latín, Alemán, Árabe, Inglés, Ruso, Italiano, Hindi, Francés, Quechua y Portugués.
En este libro de Alencart quiero destacar los soberbios grabados de Miguel Elías, profesor en la Universidad de Salamanca, amigo íntimo del autor. Relieve, sombra y color marcan los dibujos de Elías: la portada, el Icthus y Biblia del Oso en página 3, el retrato de Jesús entre los doctores en página 5, el fantástico boceto sobre el monumento dedicado a Lutero en su ciudad natal en página 13, los apuntes sobre Cristo y los fariseos en página 29, donde los personajes parece que viven y se mueven y la figura imaginaria de Casiodoro de Reina en página 45. Miguel Elías pone arte y pasión en estos dibujos que adornan el libro de Alencart.
Muy bienvenido sea este nuevo libro de nuestro autor hispano-peruano y de sus tres poemas originales; los tres demuestran la fuerza sugestiva de la belleza y el itinerario del hombre moderno hacia el sentido último de la vida: Dios.
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