La verdad sobre Caperucita

Una persona normal que, como todos, se cree el cuento.

14 DE ABRIL DE 2016 · 21:50

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Después que el cazador sacase del vientre del lobo a la abuela y a Caperucita, ésta quedó tan traumatizada que hubieron de ingresarla en el hospital. A todos decía que la abuela le había engañado, que se le mostró como un ser extraño y malvado, y que no la reconoció en su cama.

Todos intentaban hacerle entrar en razones diciendo que el ser malvado no era la abuela sino el lobo que se hizo pasar por ella y que se zampó a ambas.

Cuando la abuela fue a visitarla al hospital, Caperucita retrocedió aterrorizada hasta la pared de la habitación con los brazos extendidos diciendo a voz en grito “¡sal de aquí, pérfida, no eres buena como creía!”. Tan afectada quedó que no había manera de hacerle entrar en razones.

— ¡Yo no he estado en el vientre de ningún animal! ¡Estáis locos! ¡Aquí no hay más lobo que una detestable abuela a la que creía buena!

Pasadas dos semanas del ingreso, Caperucita fue recapacitando y mostrándose dócil con tal de recibir el alta.

Una vez fuera, volvió al hogar donde le esperaban padres, hermanos y abuela. Incluso se esforzó en sonreír cuando saludó a la abuela, aunque ya no la volvió a mirar como antes.

Pasadas unas semanas la visitó el médico y poco a poco fue aceptando la versión completa de que la abuela y ella habían sido víctimas del malvado lobo y que éste acabó ahogado en el estanque debido al peso de las piedras que el cazador colocó en su vientre en sustitución de ellas.

Se reconoció culpable ante sus papás de haber hablado en el bosque con el supuesto lobo, pero jamás se refirió al tema conflictivo. Estaba prácticamente recuperada.

A pesar de las visitas periódicas de control que recibía de su médico, Caperucita podía pasar por una persona normal que, como todos, se cree el cuento.

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