El espíritu protestante de Unamuno
La película ‘Mientras dure la guerra’ retrata la amistad de Unamuno con Atilano Coco, pastor protestante que fue fusilado por los militares. Escobar y Alencart explican los puntos en común con el pensamiento protestante.
SALAMANCA · 27 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 11:31
Durante toda su vida, Unamuno mantuvo contacto con protestantes evangélicos de España y Latinoamérica. En la película Mientras dure la guerra se cuenta su relación con Atilano Coco, pastor protestante que fue fusilado por los militares.
El enfrentamiento con Millán-Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca tuvo lugar justo después de que Unamuno se enterase del fusilamiento de Atilano Coco, que en aquel momento era pastor protestante en Salamanca, por quien el todavía rector de la Universidad había abogado para solicitar su libertad.
Quizá uno de los aspectos desconocidos de Miguel de Unamuno es su cercanía a los protestantes. Con algunos, como Atilano Coco o el misionero escocés Juan Mackay, mantuvo una amistad que duró muchos años y cuya correspondencia muestra su profunda relación.
Pero estas amistades no eran extrañas en un hombre que siempre estuvo interesado en el cristianismo. “Unamuno fue católico, tuvo su crisis existencial, pero siempre fue profundamente cristiano. Primero católico, luego filoprotestante y luego ni una cosa ni otra… Pero no se suele considerar lo mucho que leyó a los autores protestantes europeos, y cómo era un ávido lector de la Biblia, lo que queda plasmado en toda su literatura”, afirma el poeta Alfredo Pérez Alencart, que ha publicado una antología de la poesía de Unamuno titulada ‘Salamanca, di tú qué he sido’.
Unamuno leía -en danés- a Kierkegaard, pensador protestante que tuvo influencia en su percepción de la religión y de la figura de Cristo. Atento a las corrientes de pensamiento teológico que surgían en Europa en aquella época, Unamuno manifestaba un claro espíritu crítico hacia la religiosidad tradicional española, lo que le llevó a entablar contacto con protestantes tanto en Europa como en España.
IMPACTO EN EL PENSAMIENTO EVANGÉLICO LATINOAMERICANO
Uno de los pensadores evangélicos más importantes para la teología latinoamericana evangélica del siglo XX fue Juan Mackay. “Este misionero escocés llegó en 1916 al Perú, donde fundó un colegio, y viajó por toda América Latina, presentando la fe cristiana sobre todo a universitarios, intelectuales, personas cultas a las que quería alcanzar”, explica el teólogo Samuel Escobar, uno de los discípulos de Mackay.
La relación entre Mackay y Unamuno comenzó cuando se conocieron durante la etapa en la que el escocés vivió en Madrid, perfeccionando su castellano antes de ir de misionero a Latinoamérica. En una de las visitas regulares del escritor vasco a Madrid, se conocieron y trabaron una amistad, basada en la admiración y el respeto que Mackay tenía hacia Unamuno.
Mackay desarrolló un pensamiento teológico muy influenciado por Unamuno, lo cual se puede ver en varias de sus obras. Las ideas principales de las que se “contagió”, explica Escobar, son la del cristianismo “del camino” frente al cristianismo “del balcón”.
Esta idea unamuniana quería expresar la necesidad de que el cristianismo se alejase del balcón desde donde solo se observa, para pasar al camino, donde se experimenta. Unamuno se oponía a esa figura de un Jesús solo divino, y presentaba un Jesús humano, involucrándose en el sufrimiento, el sentimiento o la emoción, como lo transmiten los evangelios.
UNA REFORMA ESPAÑOLA
En muchas obras de Unamuno se puede percibir este clamor por buscar “una reforma, pero no la reforma protestante del XVI, sino una reforma auténticamente española”, añade el poeta Alfredo Pérez Alencart.
“Mackay decía que los místicos del Siglo de Oro, desde Santa Teresa a San Juan de la Cruz, y los cristianos rebeldes de la España moderna, como Miguel de Unamuno, habían captado mucho mejor el Cristo de la Biblia que la religiosidad popular”, apunta Escobar.
“Eso hace que la teología tenga vigencia, se pueda comunicar. Por eso esta idea sigue vigente hoy en día. Hemos de recuperar esta visión de la plena humanidad de Jesús. Todavía me encuentro con personas a quienes les resulta difícil entender que Jesús era como uno de nosotros, profundamente humano. Pero es en eso donde está su grandeza, y Unamuno se dio cuenta de eso”, explica Escobar.
EL PREMIO UNAMUNO AMIGO DE LOS PROTESTANTES
Desde el año 2006, Areópago Protestante -del que forma parte Protestante Digital- entrega el premio “Unamuno amigo de los protestantes”. Este premio fue creado y entregado para distinguir cada año a una institución o persona de la vida social o política española que, sin ser de confesión protestante, haya tenido algún aspecto destacado que haya supuesto un trato en favor de la pluralidad, y por ello de la convivencia en normalidad de los españoles.
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