Tom Wolfe: ‘La teoría de la evolución, un cuento’

Vuelve Tom Wolfe con ‘The Kingdom of Speech’ -un ensayo contra las teorías de Darwin- y la reedición de su clásico 'Ponche de ácido lisérgico'. 

El Mundo · NUEVA YORK · 15 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 22:00

El libro y el autor,Tom Wolfe, The Kingdom of Speech
El libro y el autor

Tom Wolfe es el símbolo de una época que se ha ido: la del periodismo reposado, la de salir en busca de una buena historia y tener tiempo para profundizar en ella. «Voy a repetir lo que dijo Marshall McLuhan en 1968: una generación entera de jóvenes en Estados Unidos se ha criado viendo la televisión», advierte. «La televisión altera el equilibrio sensorial, vuelve a la gente primitiva. La gente primitiva no cree a nadie que les entrega algo escrito en una hoja de papel, asumen la trampa. Ellos sólo van a creer lo que la siguiente persona les diga al oído, aunque sea un cotilleo sin verificar».

En 1968, cuando Tom Wolfe (Richmond, EEUU, 1931) publicó Ponche de ácido lisérgico del que la editorial Taschen lanza una edición especial, y que probablemente es uno de los mayores ejemplos del Nuevo Periodismo que, junto a Gay Talese o Norman Mailer, cultivó en los 60.

La escritura de Tom Wolfe siempre se ha caracterizado por ese regusto ácido con el que ha sacado punta a absolutamente todo. Englobado por un tiempo dentro de una etiqueta que no le gustaba, la del periodismo pop, ausente de rigor y de importancia, Wolfe luchó por romper los estigmas de aquella generación. Y creyó que uno de los mejores modos era hablando sin tapujos y profundizando en temas de los que los medios arañaban sólo la superficie.

Ha hablado de la izquierda y sus incapacidades -La izquierda exquisita-, de un arte contemporáneo que se convierte en una tomadura de pelo -¿Quién teme al Bauhaus feroz?-. Habló del narcisismo de los 80 -La década púrpura- y escribió la que, probablemente, es una de sus obras más reconocidas, La hoguera de las vanidades.

P.- ¿Piensa que eso es lo que está sucediendo con las redes sociales?

R.- Son mensajes enviados por personas que tienen la esperanza de que alguien los leerá y que no suelen comprobar los hechos, por lo que cualquiera puede escribir cualquier cosa.

P.- ¿Y con el periodismo digital? Usted suele ser muy crítico en ese sentido.

R.- Es probable que haya menos noticias cubiertas hoy, con todos estos nuevos y diferentes medios de comunicación, que en 1955. No tengo ni idea de lo que se ha derivado de todo esto, pero es como tener a alguien susurrando al oído.

P.- Así que, pese a todo, ¿vivimos en la era de la desinformación?

R.- Pienso que los libros y la escritura se han vuelto menos importantes ahora.

 

Ahora, persiguiendo ese gusto por la crítica y el impacto, tratando de remover a unos y otros, acaba de publicar The Kingdom of Speech, un ensayo en el que rebate la teoría de la evolución de Darwin y en la que el filósofo y activista Noam Chomsky no sale demasiado bien parado.

P.- ¿Por qué criticar una teoría tan asentada en nuestra sociedad como la de la evolución?

R.- Todo comenzó cuando estaba preparando un discurso en 2006. Había leído la famosa novela de Émile Zola, La bestia humana. Ese título está cogido directamente de una frase de la teoría de la evolución de Darwin -«la bestia humanidad»-. A lo largo de toda la obra se ve que Zola estaba muy influido por Darwin y me di cuenta de que, realmente, yo no sabía nada acerca de esa teoría.

P.- Imagino que empezó a investigar al respecto.

R.- Comencé a leer un poco y cada vez tuve más la sensación de que eso era un mito. Un mito como el de Thor y Wotan. La teoría de la evolución no cumple con ninguno de los estándares para las nuevas teorías porque, para empezar, no es comprobable. La evolución significa que no puedes ver lo que sucederá a menos que vayas a vivir durante siete millones de años, no se puede explicar, es totalmente imposible. Si intentaras encontrar hechos que sean verdaderos, se anularía la evolución. No se han abierto nuevas investigaciones y no es una teoría comprobable.

P.- ¿Cree que la teoría de la evolución sólo fue una especie de cuento que separaba ciencia y religión?

R.- Darwin, en su teoría, había aclarado que somos animales, simplemente más altamente evolucionados que otros. Ése era uno de los grandes choques de su teoría en el exterior porque la gente había crecido creyendo que los seres humanos eran almas de Dios y él decía que veníamos de los monos o algo peor.

P.- Pero, al final, su teoría se asumió. Ahora nadie plantea que no vengamos de los monos.

R.- Creo que si la gente dejara de estudiar la teoría de la evolución no cambiaría nada en la ciencia. Pienso que ésa es la situación en la que estamos en este momento. Somos esclavos de una teoría que no tiene consecuencias.

P.- Usted no es creyente, y tampoco confía en la teoría de la evolución, ¿qué opina entonces del surgimiento de la vida humana?

R.- No, yo no soy creyente, y creo que la teoría de la evolución es un cuento bien intencionado. Ha habido muchas teorías de cómo llegaron las criaturas a la tierra, pero una que se inició a principios de 1800 dice que las especies están muriendo constantemente y que otros toman su lugar. Asegura que no es porque los animales hayan evolucionado y tengan otras cualidades, sino porque la nueva generación se vuelve más popular.

Tal vez ahora las nuevas generaciones necesiten llamar más la atención que hace años para permanecer y encontrar su hueco o, simplemente, para labrarse un porvenir.

 

Esta entrevista es un resumen editado de la publicada en el diario El Mundo y realizada por Michael O'Neil.

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