Suburbios: (re)nacer como plataforma cultural
Suburbios nos invita a olvidarnos de ese concepto de mundo como algo externo y ajeno a los cristianos; al contrario, ese mundo es nuestra cultura, nuestro campo de juego.
BARCELONA · 27 DE FEBRERO DE 2016 · 10:43
Los apellidos Kroebery y Kluchkohn pueden sonar a mediocampistas del Bayer Leverkusen o, directamente, a nombres inventados para sonar algo pedante. Pero no. Resulta que estos dos antropólogos, allá por los años 50 del siglo pasado, intentaron aclarar en un libro la idea de cultura, pero se encontraron con que les salieron hasta 164 definiciones. Les cuento esto porque hace falta abrir un poco el foco cuando hablamos de cultura, que va mucho más allá de una idea vinculada a la expresión artística, a nuestra capacidad (o no) para representar el mundo de forma creativa o a aquellos comportamientos que una generación transmite a otra en un contexto concreto.
Ese foco abierto, ese gran angular que aspira a ser un ojo de pez que todo lo capte forma parte de los objetivos de Suburbios, una plataforma cultural (recuerden, 164 definiciones dan para mucho) recuperada en 2014 a partir de lo que había sido Suburbios hace años, una revista online (suburbios.net) auspiciada por Luis Marián (dentro del espectro de Delirante, un ministerio cristiano para jóvenes y adolescentes), que los escritores Daniel Jándula y Noa Alarcón (son matrimonio y residen en Vilafranca del Penedès, como dirían en el viejuno Un, dos, tres) recuperaron para "proporcionar una perspectiva, un punto de vista cristiano y contemporáneo del arte y la cultura", tal como cuentan ellos mismos, que se explican la mar de bien.
El proyecto había quedado parado y en manos de ADECE (Asociación de Escritores y Comunicadores Evangélicos), hasta que en 2011 Alarcón y Jándula lo adoptaron con ínfulas casi de animal doméstico para mimarlo y "con la intención de hacer una revista con aportaciones de diferentes escritores evangélicos". Ese proyecto no acabó de cuajar y, en 2012, Protestante Digital "vivió una importante remodelación, con una nueva sección cultural con aportaciones semanales de diferentes autores, con artículos de calidad y una perspectiva amplia". La necesidad quedaba cubierta, pero ellos (a tozudos no les gana nadie) siguieron pensando en cómo retomar el asunto. Que nos cuenten la historia, vaya: "La idea de convertir la revista Suburbios en editorial, y posteriormente en plataforma cultural, sucedió a mediados de 2014. Desde la crisis de 2008 ha habido muchos cambios en el mundo editorial, y el sector evangélico no los ha sufrido en menor medida. Entre 2008 y 2012 diferentes editoriales cristianas de Estados Unidos intentaron abrirse mercado en España sin éxito. Otras editoriales nacionales desaparecieron o fueron absorbidas por otras más grandes y extranjeras. El resultado fue un vacío de publicación en España sobre temas que afectan y preocupan a la iglesia del siglo XXI. En este escenario entendimos que la idea de Suburbios de ofrecer una perspectiva espiritual de la sociedad y la iglesia, centrada en el evangelio de Cristo, estaba más vigente y era más necesaria que nunca". Y llegamos a hace apenas un par de semanas, cuando Alarcón y Jándula aprovecharon la V Jornada Europa de Literatura Cristiana de la librería Abba de Barcelona para presentar el nuevo Suburbios, (re)convertido ya en un proyecto de plataforma cultural.
Cuentan ellos mismos que su objetivo (ya puestos) es triple: "Conectar a personas, ministerios y organizaciones que tengan el propósito de analizar y trabajar en la cultura donde se encuentran; tratar en profundidad temas, intereses y debates necesarios para la sociedad (concentrándonos en la cultura) que desde las iglesias no suelen tenerse en consideración por los motivos que sean (hablamos de política, ciencia, arte y literatura, cultura popular, comunicación, economía, salud…), y promover una cultura reflexiva, profunda y redimida". Casi nada, oigan.
Hace cuatro décadas, Francis Schaeffer ya nos advertía sobre el papel que debe ocupar el arte en la vida del cristiano y nos recordaba que "la belleza glorifica a Dios", sin olvidar el concepto de cultura como todo aquello que nos rodea y, queramos o no, nos influencia (venga, sean sinceros, ya sé que nadie mira jamás de los jamases Tele 5, pero seguro que saben quién es Belén Esteban. Eso, amigos, eso es influencia, nos guste o no). Suburbios nos invita a olvidarnos de ese concepto de mundo como algo externo y ajeno a los cristianos; al contrario, ese mundo es nuestra cultura, nuestro campo de juego.
¿En qué se irá transformando Suburbios? Las pretensiones son bastante ambiciosas, ya que hablan de una plataforma que apoye y organice actividades culturales, no solo centradas en público cristiano, en forma de talleres, conferencias, debates, jornadas, fórums y lo que se tercie, para lo que ya están trabajando en contar con el apoyo de más personas y hasta de iglesias que estén dispuestas a abrir sus puertas para acoger alguna de las actividades. De momento, tal como detalló Noa Alarcón en Abba, ella misma está coordinando una serie de talleres (Talleres Literarios) en la misma librería de la calle Girona de la capital catalana.
Otro pasito, tal como detalla Daniel Jándula, será el de lanzar una editorial bajo el auspicio mismo de Suburbios. Hay literatura en España sobre temas que pueden interesar en el campo evangélico, pero "desde los años noventa del siglo pasado las grandes editoriales evangélicas de Estados Unidos han provisto a España de materiales traducidos que en la mayor parte de ocasiones no están enfocados desde nuestra perspectiva social ni cultural". Es decir, material bueno, ya que el mensaje del evangelio es universal, pero quizá algo alejado, precisamente, "de nuestro contexto cultural".
Jándula apunta que quieren publicar a autores "que tengan voz y conocimiento de la situación política, teológica y cultural que vivimos", capaces de escribir libros "relevantes" para la Iglesia de hoy. Nuevos escenarios, nuevas formas de comunicación, un bombardeo constante de influencias desde ámbitos variopintos y hasta nuevas perspectivas en el mismo campo protestante (plantación de nuevas iglesias, revisión de viejas fórmulas eclesiales y la necesidad de un nuevo tipo de evangelismo) forman una amalgama de posibilidades para escribir, compartir y debatir que, desde Suburbios, quieren aprovechar, aunque sea con una modesta aportación de dos o tres libros al año. Hay que tener en cuenta que hará falta estudiar la viabilidad de cada caso (volviendo a un estilo mimado y "artesanal" de entender la literatura) y teniendo claro que "todos estos factores no están aislados, sino que entendemos que forman parte de un plan divino para promover cambios en la Iglesia de nuestro país".
Suburbios quiere cambiar esa imagen de España "de cementerio de misioneros, un lugar imposible para el crecimiento y la evangelización". "Eso no es verdad", dicen Daniel y Noa, "sino que se ha pretendido fomentar modelos que no estaban adaptados a nuestra forma de entender las cosas". Volvemos, pues, al concepto más general de cultura (que sí, que no hace falta que les recuerde lo de las 164 definiciones). Y, efectivamente, ya que hablamos de proyectos muy abiertos, la vertiente editorial no se queda corta. El objetivo es llegar a contar con tres líneas distintas: ensayo y material didáctico, novela gráfica y literatura infantil y juvenil.
Algún avispado lector pensará que sí, que publicar está muy bien, pero que eso conlleva una cierta estructura empresarial. No se preocupen: "Queremos evitar cuestiones que encarezcan los precios de los libros sin necesidad, pensando especialmente en la distribución, que se hará contando con la red de librerías evangélicas de España de forma personal, trabajando directamente con las propias iglesias y por medio de la venta directa en nuestra tienda online. También, con esa intención de no cargar de más el precio, apostaremos por el libro digital y por POD (o impresión bajo demanda) con tiradas cortas de entre 50 y 200 ejemplares que aunque encarezcan mínimamente el precio de cada ejemplar, nos liberarán del coste económico de tener un gran stock de libros acumulados. También queremos evitar gastos innecesarios y trabajaremos desde casa, combinando la labor editorial con otros proyectos laborales que ahora mismo tenemos en marcha". Detallan que la idea de Suburbios "no es ser solamente un negocio ni solamente un ministerio. Entendemos que es una labor de apoyo y crecimiento para la iglesia, pero también queremos que cada trabajador reciba su justo salario: autores, diseñadores, maquetadores, correctores, editores o vendedores".
Y si Schaeffer nos ayudó a visionar cómo el arte "no se detiene a las puertas del cielo", tal como escribía en su imprescindible libro Arte y Biblia (allá por 1973, traducido al castellano gracias al inefable José Grau), otro autor, el holandés Hans Rookmaaker, nos legó Arte moderno y la muerte de una cultura. En ese libro insistía en que el arte siempre es "una interpretación de cierta visión que se tiene de la realidad" y no se cortaba a la hora de hablar de la influencia de muchos pintores que huyeron de la iconografía clásica cristiana; de la musical de Grateful Dead o Bob Dylan; del jazz; de Buñuel, o de cualquier entorno en el que nos movamos (recordemos que él mismo estuvo encarcelado por los nazis y su novia murió en Auschwitz). Su mentalidad ecléctica puede ser una buena base para entender los objetivos de la plataforma Suburbios. Y, como dice José De Segovia en un artículo sobre el que fue llamado holandés errante: "Como Rookmaker, para mí el arte en primer lugar no es cuestión de gustos, sino que lo que me pregunto siempre es qué me dice de la vida humana. Y en ese sentido creo que está su significado". Todo cristiano debe moverse por los suburbios, los arrabales, la periferia, el extrarradio. Por la cultura, por la vida.
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