Argumentos contra la hipótesis documentaria

A pesar de las buenas aportaciones de algunos métodos, también han conducido a muchos a concluir que la inspiración o la inerrancia de la Biblia son conceptos definitivamente superados.

13 DE JUNIO DE 2024 · 19:40

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@rocinante_11">Mick Haupt</a>, Unsplash CC0.,
Foto: Mick Haupt, Unsplash CC0.

Los métodos de estudio bíblico que dieron lugar a la Hipótesis Documentaria se conocen como los “métodos histórico-críticos”.

Precisamente el análisis de cada una de estas tres palabras ayuda a entender mejor qué son, qué pretenden y qué han logrado hasta ahora.

El término “método” indica un conjunto de procedimientos que permiten aproximarse objetivamente a algo susceptible de ser investigado. Todo método debe ser transmisible, es decir que se debe poder enseñar y aprender.

La segunda palabra “histórico” reconoce que los textos de la Biblia fueron escritos en un tiempo pasado y que, aunque sigan siendo relevantes para el ser humano de hoy, se dirigieron primeramente a las gentes de aquella época.

También asume que tales textos se desarrollaron durante un proceso histórico que conviene tener en cuenta.

Por último, “crítico” significa que se pretenden descubrir características como el proceso de constitución del texto, la identidad de su autor, el tiempo de la composición, las posibles relaciones con otros textos contemporáneos así como la historia política, social y religiosa en la que surgió.

Es evidente que semejante crítica está necesariamente ligada a aspectos ideológicos.

A pesar de las buenas aportaciones de tales métodos, sobre todo por lo que respecta al conocimiento de la historia y costumbres antiguas, lo cierto es que también han conducido a muchos a concluir que la inspiración o la inerrancia de la Biblia son conceptos definitivamente superados. 1

Al tomar la Escritura simplemente como un objeto humano de investigación se la ha despojado de todo misterio sobrenatural.

La inspiración divina del texto ha quedado en un segundo plano y esto evidentemente va en contra de lo que pretende el libro de los libros. Veamos pues algunas de las principales cuestiones planteadas por los métodos que han conducido a la Hipótesis Documentaria.

 

1. ¿Pudo Moisés haber descrito su propia muerte al final del Pentateuco?

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento lo presentan como un profeta elegido por Dios que transmitía al pueblo las palabras que le revelaba el Altísimo (Dt. 18:15-18; Hch. 3:22).

Según la Escritura, los verdaderos profetas poseían dones sobrenaturales que les habían sido concedidos por Dios y, por tanto, eran capaces de realizar milagros que estaban vedados al resto de los mortales.

Por ejemplo, Moisés vio cómo su vara se convirtió en una culebra y viceversa; también observó cómo su mano se volvió leprosa e inmediatamente se curó o cómo el agua se transformó en sangre (Ex. 4:1-9).

Si esto fue así, tal como relata la Biblia, ¿acaso no podía Dios haberle revelado también cómo sería su propia muerte para que la describiera al final del Pentateuco?

La razón de ser de aquellos milagros era apologética, es decir, tenían la intención de confirmar el mensaje que Dios le había dado. ¿Qué impide pensar que asimismo se le hubiera concedido a Moisés el don de la clarividencia profética sobre su propio futuro para que pudiera dejar constancia escrita?

No obstante, como el texto inspirado no dice nada al respecto, cabe también la posibilidad de que dicho relato sobre su muerte no lo escribiera Moisés sino algún otro sucesor.

Algunos especialistas creen que el último capítulo de Deuteronomio pudo haber sido redactado por Josué o por alguien cercano al círculo de Moisés. En este sentido, se ha señalado que ésta era una práctica habitual en aquella época.

Con el fin de mantener la continuidad de las narraciones de los profetas escritores, cada profeta describía los últimos días de la vida de su inmediato antecesor.

Esta práctica no violentaba ni quitaba veracidad al hecho de que todo profeta fuera autor de su propia narración, hasta esa breve parte final.

De manera que decir que Moisés no pudo haber escrito el último capítulo del libro de Deuteronomio, o suponer que eso implicaría que tampoco escribió el resto del Pentateuco, como afirman algunos partidarios de la Hipótesis Documentaria, no es desde luego la única posibilidad.

 

2  El empleo de diferentes nombres para referirse a Dios, ¿demuestra necesariamente la mano de diversos escritores?

La Hipótesis Documentaria asume que el nombre usado para referirse al Altísimo sería indicativo del escritor que redactó el texto bíblico. Por ejemplo, el término hebreo Elohim que aparece a lo largo del primer capítulo de Génesis (Dios, en las versiones españolas) indicaría que su supuesto autor sería el Elohista (E).

Por el contrario, el hecho de que el segundo capítulo de Génesis se refiera a Dios con el tetragramatón YHWH (Yahvé o Jehová Dios, en las versiones españolas) sería evidencia de que el redactor fue el Yahvista (J).

Sin embargo, este argumento no es concluyente. ¿Por qué razón no pudo un mismo autor usar dos nombres diferentes para referirse a Dios? ¿Acaso el contexto o la intencionalidad del relato no pudieron determinar dicho nombre en cada caso?

Esto fue precisamente lo que objetó el hebraísta Cassuto en su momento, al escribir: “La Torá opta por el nombre YHWH cuando el texto refleja la concepción israelita de Dios, (…) particularmente su carácter ético; (en cambio) el nombre Elohim se prefiere cuando el pasaje implica la idea abstracta de la divinidad que prevalece en círculos internacionales de “sabios”. 2

En efecto, el Elohim del relato de la creación se refiere al Dios trascendente, sabio y todopoderoso que crea el mundo y al ser humano. Una concepción general del Creador que podía ser aceptada también por otros pueblos, aparte de Israel.

Sin embargo, el Yahvé o Jehová Dios del huerto de Edén muestra la dimensión inmanente, cercana, ética y cariñosa de Dios.

El Altísimo se rebaja a la superficie de la Tierra para crear al hombre y a la mujer y proporcionarles todo lo necesario para vivir. Dios se relaciona directamente con la criatura humana determinando así los orígenes de la humanidad y en especial del pueblo de Israel. 

De manera que la distinción entre los diferentes nombres divinos que aparecen en el Pentateuco se debe a estas diversas dimensiones o funciones de Dios y no a que fuesen redactados por autores distintos.

1.  Simian-Yofre, H., 2001, Metodología del Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca, p. 84

2. Cassuto, U., 1941, The Documentary Hypothesis, Central Press, Jerusalén, p. 31.

 

 

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