Las salamanquesas en la Biblia

En la Biblia las salamanquesas eran considerados animales impuros por los hebreos.

02 DE DICIEMBRE DE 2021 · 19:10

Los ojos de las salamanquesas son grandes, presentan la pupila vertical y no pueden cerrarse. De ahí que tengan necesidad de limpiarlos con la lengua para lubrificarlos y eliminar partículas de polvo. / Antonio Cruz.,
Los ojos de las salamanquesas son grandes, presentan la pupila vertical y no pueden cerrarse. De ahí que tengan necesidad de limpiarlos con la lengua para lubrificarlos y eliminar partículas de polvo. / Antonio Cruz.

Entre los animales que se arrastran,

ustedes considerarán impuros a la comadreja,

al ratón, a toda clase de lagartos, 

 a la salamanquesa, a la iguana, al camaleón y a la salamandra. (Lv. 11:29-30, NVI)

 

El nombre común “salamanquesa” aparece en algunas versiones españolas de la Biblia (NVI, DHH, CST y PDT). Se refiere a un pequeño saurio que tiene la cabeza y los ojos grandes, así como la piel clara y granulosa ya que está provista de numerosos tubérculos.

Sus pupilas son verticales y no puede cerrar los ojos porque carece de párpados. La parte inferior de los dedos está provista de muchas laminillas transversales que le dotan de una gran adherencia para poder trepar por las paredes y los techos.

Suelen alimentarse de pequeños insectos y arácnidos. A su vez, las salamanquesas son consumidas por depredadores como la lechuza común, las ratas y los gatos domésticos.

En Israel se conocen tres especies de salamanquesas o gecos pertenecientes a la familia Phyllodactylidae (el geco amarillo de grandes dedos, Ptyodactylus hasselquistii hasselquistii; el geco gris de puntos blancos y negros, P. puiseuxi; y el geco del Sinaí, P. guttatus).

Las salamanquesas en la Biblia

La salamanquesa común es un saurio pequeño de la familia Gekkonidae típico de la península Ibérica, que llega también hasta las islas griegas y a Creta, pero no está presente en Israel, aunque es muy parecida a algunas especies existentes allí. /Antonio Cruz.
 

Además existen otras nueve especies de la familia Gekkonidae (el geco rosado del Mediterráneo, Hemidactylus turcicus; el geco de roca, Bunopus tuberculatus; el geco de cola áspera, Cyrtopodion scabrum; el geco Kotschy, Mediodactylus kotschyi; el geco de dedos arqueados del Hermón, Mediodactylus amictophole; el geco de arena, Tropiocolotes nattereri; el geco de dedos cortos de Lichtenstein, Stenodactylus stenodactylus stenodactylus; el geco de dedos cortos de Anderson, Stenodactylus petrii; y, por último, el geco de dedos cortos del Medio Este, Stenodactylus doriae). 1

Los hebreos de la antigüedad estaban muy familiarizados con estos pequeños reptiles ya que eran relativamente abundantes en las regiones secas del desierto que ellos conocían bien, así como también en el interior de sus propios hogares.

Las salamanquesas o gecos son capaces de soportar largos períodos sin tomar apenas alimento, lo que les ha permitido viajar accidentalmente por todo el mundo, a través del tráfico marítimo, a lugares muy alejados de su hábitat original.

De la salamanquesa más abundante en España (Tarentola mauritanica), las leyendas populares decían que eran capaces de escupir y provocar la calvicie o que su mordedura era venenosa. Por supuesto, todo esto es falso.

En otras culturas, se creía que estos pequeños saurios entraban en los armarios y se comían la ropa. En realidad, lo que hacen es todo lo contrario, alimentarse de las polillas responsables de tales daños.

Las salamanquesas en la Biblia

La parte inferior de los dedos de las salamanquesas está provista de un gran número de laminillas transversales azuladas que le proporcionan una extraordinaria capacidad adhesiva y le permiten trepar por paredes y techos. Es un diseño perfecto para llegar durante la noche a los insectos voladores que revolotean alrededor de las luces. / Antonio Cruz.
 

Según la Biblia, todos los seres vivos de este planeta, aunque fueran considerados puros o impuros por los hebreos, como las salamanquesas, merecen respeto y consideración.

Una cosa es podérselos comer y otra distinta respetarlos como a seres creados por el Altísimo. El maltrato animal, la indiferencia o la crueldad hacia cualquiera de los seres vivos es algo que atenta contra el espíritu mismo de la Escritura.

Además, la brutalidad con los animales que practican algunos, tarde o temprano acaba trasladándose también al propio ser humano. La misma miseria que se atreve a maltratar a un ser irracional inocente, termina por manifestarse también contra las personas.

De ahí que todo ensañamiento con las criaturas sea contrario a la dignidad humana y a la voluntad de Dios.

1. Bar, A. & Haimovitch, G. 2011, A Field Guide to Reptiles and Amphibians of Israel, Herzliya, Israel, pp. 38-59.

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