Como ovejas entre lobos
La Escritura lo menciona una docena de veces para compararlo con ciertas personas que se comportan con crueldad.
03 DE SEPTIEMBRE DE 2020 · 20:10

He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. (Mt. 10:16)
El lobo (Canis lupus) es un mamífero carnívoro del que, según estudios del ADN, se cree que proceden los perros domésticos.
En la antigüedad fue muy abundante en extensas regiones de Eurasia, Oriente Medio y Norteamérica, aunque hoy, como consecuencia de la acción humana, únicamente existe en una pequeña parte de lo que antes fue su territorio de caza.
En el hebreo de la Biblia se le denomina zeeb, זְאֵב, debido a su ferocidad, término que se tradujo al griego por lykos, λύκος, que significa “lobo”.
La Escritura lo menciona una docena de veces para compararlo con ciertas personas que se comportan con crueldad (Gn. 49:27; Ez. 22:27; Sof. 3:3; Mt. 7:15; Lc. 10:3; Hch. 20:29) o bien para referirse al cordero, por oposición, es decir, a la paz universal que reinará en la era venidera (Is. 11:6; 65:25).
Debido a su alimentación carnívora, es el enemigo por excelencia de los rebaños y constituye un símbolo de traición, astucia, crueldad o ferocidad. La tribu de Benjamín se compara con el lobo debido a su agresividad y carácter guerrero (Gn. 49:27).
En el Nuevo Testamento, Jesús se refiere a los falsos profetas que vienen “con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt. 7:15) para indicar que a las personas se las suele conocer por sus frutos.
De la misma manera, el Maestro envía sus discípulos al mundo para predicar el evangelio “como ovejas en medio de lobos” y les aconseja que “sean prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mt. 10:16).
Los lobos fueron muy abundantes en las regiones del Creciente Fértil y todavía hoy habitan en las zonas montañosas y desérticas de Asia Menor, Siria, Líbano e Israel.
En la mitología egipcia se decía que el dios Osiris adoptaba en ocasiones la forma del lobo y, por lo tanto, este animal simbolizaba el coraje o el valor. De ahí que se les momificara frecuentemente cuando morían, tal como demuestran las momias de lobos halladas en Licópolis (Egipto).
El lobo tiene un pelaje grisáceo con manchas negras en cara, orejas y cola, mientras que el vientre y las patas son casi blancos. Recuerda bastante el aspecto general del perro pastor alemán.
Su tamaño y peso varían considerablemente con la latitud en la que viven, según predice la antigua regla de Bergman (mayor tamaño a menor temperatura y viceversa). Normalmente la altura varía de 60 a 90 cm hasta el hombro, mientras que el peso oscila entre 30 y 70 kilos. Aunque el lobo más grande jamás encontrado, se cazó al nordeste de Rusia y pesaba 100 kilos.
Sin embargo, los ejemplares más pequeños, como las hembras de los lobos árabes, pueden llegar a pesar tan sólo unos 10 kilos. La longitud del cuerpo, desde el hocico hasta la cola, varía también entre 1,3 y 2 metros.
Se conocen casi 40 subespecies distribuidas por todo el Hemisferio Norte. El lobo árabe (Canis lupus arabs) es la subespecie propia de Oriente Medio, que actualmente solo vive en pequeñas áreas del sur de Israel, Irak, Omán, Yemen, Jordania, Arabia Saudita y al sur de la península del Sinaí (Egipto). Se cree que en Israel quedan alrededor de 150 ejemplares.
Los lobos se emparejan de por vida y, a pesar de su mala fama, suelen ser tímidos y rehúyen el contacto con el ser humano. Tienen la costumbre de aullar a la luz de la Luna para comunicarse con otros lobos, llamar a la manada, indicar su posición exacta o simplemente para delimitar el territorio.
Gracias a la luz lunar, sobre todo en las noches de Luna llena, mejora su visión y esto les permite cazar con mayor comodidad y eficacia. Sus colmillos pueden alcanzar los seis centímetros y morder con una fuerza superior a los 150 kg (1500 N).
Las palabras de Jesús, que introducen esta entrada: He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas (Mt. 10:16), tienen que ver con la preparación de los discípulos para la obra misionera y constituyen una advertencia de la oposición que les esperaba en el mundo, por predicar la Buena Nueva de Jesucristo.
Aquí se aprecia la honestidad de Cristo, al comunicarles la realidad y dureza de su misión. Jesús no les engaña, prometiéndoles un camino de flores, sino que les asegura la oposición incluso violenta con que se encontrarán.
Esta oposición les vendría sobre todo de tres orígenes distintos: del judaísmo oficial, del gobierno romano y de su propia familia. Iban a ser “como ovejas en medio de lobos”.
Es decir, como personas dóciles, sencillas, débiles e indefensas, frente a individuos sin escrúpulos, agresivos, poderosos y que no perdonan.
Han transcurrido milenios y la predicación del reino de Dios continúa enfrentándose a los mismos lobos por todo el mundo. Sin embargo, ¿qué aconseja el Señor Jesús a todos sus discípulos? Prudencia y sencillez. Astucia para evitar peligros innecesarios e inocencia humilde que refleje el amor y el carácter de Jesús.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - Como ovejas entre lobos