Los hurones de Babilonia

Dios es soberano y está en el control de todo. Él permite que ocurran muchos acontecimientos desastrosos pero nunca desampara a los suyos.

19 DE MARZO DE 2020 · 20:20

El hurón es una subespecie del turón que fue domesticado hace 2500 años con el fin de cazar conejos. Actualmente sirve de mascota a los niños y se comercializa por todo el mundo. ,
El hurón es una subespecie del turón que fue domesticado hace 2500 años con el fin de cazar conejos. Actualmente sirve de mascota a los niños y se comercializa por todo el mundo.

Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios.

Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación;

ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; 

sino que dormirán allí las fieras del desierto,

y sus casas se llenarán de hurones;

allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. (Is. 13:19-21)

 

La palabra hebrea be-no-wt, ha presentado desde siempre dificultades de traducción. Cuando se analizan las diferentes versiones de la Biblia en castellano, puede constatarse fácilmente dicho problema.

Unas veces se traduce por “hurones”, como ocurre en las versiones Reina-Valera (RVR-1960; RVR-1977; RVR-1995; RVA; SRV-BRG); mientras que en otras se hace por “lechuzas” (DHH), “búhos” (LBLA; NBLH; NVI; CST; RVA-2015), “bestias ululantes” (NBV), “criaturas aullantes” (NTV), “mochuelos” (BLP), “chacales” (RVC) o “gatos monteses” (TLA).

A pesar de las notables diferencias que existen entre mamíferos y aves, el texto bíblico parece referirse a criaturas que emitían sonidos característicos y que estaban presentes en la tierras bíblicas desérticas.

¿Podrían tratarse realmente de hurones, tal como afirman las versiones Reina-Valera? Desde el punto de vista zoológico, no existen inconvenientes serios para que realmente lo fueran.

Los primeros hallazgos arqueológicos de hurones datan del año 1500 a. C. y se creen que estos animales fueron domesticados a partir de turones salvajes, con la finalidad de cazar conejos para el hombre.

Aunque se desconoce exactamente de qué especie concreta de turones derivaron. Algunos afirman que los egipcios ya poseían hurones domesticados, sin embargo otros autores lo ponen en duda, aduciendo que no se han encontrado hurones momificados.

Alrededor del año 350 a. C., Aristóteles describió un animal que podría ser perfectamente el hurón. Cien años antes, Aristófanes había empleado la misma palabra que Aristóteles (ictis) en una de sus comedias.[1]

Otros autores creen que, como no había conejos en Grecia en aquella época, posiblemente esto se debiera a que fueron exterminados por medio de hurones.

Los hurones de Babilonia

El meloncillo llamado también mangosta común o egipcia, es capaz de cazar serpientes venenosas como las víboras y las cobras, esquivando ágilmente su mordedura.
 

En el año 6 a. C., el emperador romano César Augusto envió hurones o mangostas a las islas Baleares con el fin de controlar la plaga de los conejos.[2]

Isidoro de Sevilla escribió, alrededor del año 600 d. C., acerca de un pequeño animal que se usaba para cazar conejos y lo llamó furo, término que proviene de la palabra latina fur que significa “ladrón”.

Como el nombre científico del turón común es Mustela putorius, a los hurones se les denomina Mustela putorius furo, y se les trata como una subespecie del turón común.

Actualmente existe una especie de turón de origen asiático que está presente también en Israel y que, cuando se asusta, emite un penetrante y amenazador grito, se le eriza el pelo y la cola, sus glándulas odoríferas repelentes entran en acción y, a continuación, gruñe fuertemente. Se trata del turón búlgaro o jaspeado (Vormela peregusna), una especie de mamífero carnívoro de la familia Mustelidae.

Si realmente el término usado por el profeta Isaías (13:21) se refería a los hurones o turones salvajes que habitaban las regiones desérticas del Creciente Fértil, es muy probable que se tratara de ejemplares de esta especie de turón búlgaro o jaspeado.

Son animales que pueden medir desde la cabeza a la cola unos 55 cm. El pelo es de color oscuro con manchas claras sobre el dorso. Tienen una franja blanca en la negra cabeza que bordea la parte superior de los ojos.

Las orejas son grandes y blancas, mientras que las patas son cortas, sosteniendo un cuerpo delgado, largo y muy flexible.

Otros pequeños mamíferos que también podrían encajar con la referencia bíblica son la mangosta o meloncillo (Herpestes ichneumon) y la garduña (Martes foina), ambas especies presentes actualmente en Tierra Santa.

El meloncillo, llamado asimismo mangosta común o egipcia, es una especie de pequeño mamífero carnívoro de la familia Herpestidae, que a veces emite un silbato agudo y monótono.

Los hurones de Babilonia

La familia de los mustélidos, a la que pertenecen las martas y las garduñas, presenta numerosas especies distribuidas por casi todos los continentes.
 

Mientras que la marta garduña es otro carnívoro nocturno perteneciente a la familia Mustelidae, capaz de gruñir fuertemente cuando está excitada y de gritar en situaciones de peligro. Presenta todo un repertorio de chirridos y, en la época de celo, maúlla como un gato.

El texto bíblico del capítulo 13 del libro de Isaías, en el que se mencionan los hurones entre otros animales silvestres, se refiere al juicio divino contra Babilonia.

Se da a entender que el instrumento humano del juicio divino contra este poderoso imperio y contra sus gobernantes sería precisamente el pueblo medo-persa. Ellos ejecutarían la ira de Dios contra los babilonios.

Y, efectivamente, tal como predijo la Escritura, Babilonia tuvo este final ya que fue completamente destruida por Seleuco Nicator, rey de Siria, en el año 312 a. C.

Según auguró el profeta, las fieras del desierto durmieron en las ruinas de las casas abandonadas hasta el día de hoy. Sus habitáculos se llenaron de hurones, avestruces, cabras salvajes, hienas y chacales del desierto (Is. 13:19-22).

La lección de esta profecía cumplida es que Dios es soberano y está en el control de todo. Él permite que ocurran muchos acontecimientos desastrosos pero nunca desampara a los suyos.

Quienes hoy parecen poderosos, mañana pueden ser reducidos a la nada por el Altísimo. Y, al revés, aquellos que sufren la injusticia y la opresión pueden esperar el justo juicio de Dios.

Vendrá un día en el que se hará justicia definitiva para todos. Por eso, debemos confiar en que, al final, Dios solucionará toda injusticia de los hombres según su sabiduría todopoderosa.

[1] Burton, M. y Burton, R. 1979, Enciclopedia de la Vida Animal, Bruguera, Barcelona, p. 1298.

[2] Plinio el Viejo: Historia natural, 8 lxxxi 218.

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