El hombre y la hierba
En Hebreos 6:7 figura también la palabra griega botane, para referirse a la hierba como bendición divina.
23 DE ENERO DE 2020 · 21:20

Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género.Y vio Dios que era bueno.(Gn.1:12)
En botánica, se considera “hierba” a toda planta que carece de tronco leñoso, cuyo tallo es blando, verde y perece anualmente o en períodos algo más largos, después de dar su simiente.
Algunas hierbas son graminoides, es decir, con la hoja estrecha y alargada, mientras que aquellas otras hierbas de hoja más ancha, se denominan forbias.
En la Biblia, el término hebreo jatsir, que posee un significado indefinido, suele aplicarse a las hierbas en general, así como al heno y la grama (Job 8:12; 40:15; Sal. 104:14; Nm. 11:15) o al verdor de un campo, cercado o patio (Is. 34:13; 35:7) (ver PASTO).
Esta palabra hebrea significa cercado para pasto y es de donde proviene el término latino hortus o huerto. Posteriormente, pasó a significar alimento para el ganado (Mt. 6:30; 13:26; 14:19; Mc. 4:28; 6:39; Lc. 12:28; Jn. 6:10; Stg. 1:10, 11; 1 P. 1:24; Ap. 8:7; 9:4).
En Hebreos 6:7 figura también la palabra griega botane, para referirse a la hierba como bendición divina. Este término deriva del griego bosko, alimentar, que es precisamente de donde proviene también el término español botánica.
En el libro de Génesis (1:11-12) se dice que, durante la creación, la tierra produjo hierba verde con semilla y árboles frutales según su género, también con sus correspondientes semillas.
Solamente en Tierra Santa existen hoy unos 90 géneros de plantas herbáceas, divididos en centenares de especies distintas.
La imagen de las hierbas que crecen y florecen espontáneamente por la mañana, mientras que a la tarde son segadas por el hombre, sirve en la Biblia para simbolizar la brevedad de la vida humana (Sal. 103:15, 16; cf. Sal. 37:2; 90:5, 6; 92:8; 102:12; Is. 40:6, 7, 8; Mt. 6:30; Lc. 12:28) y recuerda que, por el contrario, la Palabra de Dios permanece para siempre (Is. 40:8).
Carlos Spurgeon, en su comentario al salmo 90, escribió:
"En la mañana florece y crece. Resplandeciendo con todo su esplendor y belleza cuando el rocio siembra los prados de perlas, la hierba tiene exuberante su momento dorado. De la misma manera que el ser humano tiene en su juventud un apogeo de gloria.
A la tarde es cortada, y se seca. La guadaña troncha sin piedad el esplendor temporal de las flores del campo, y el rocio de la noche llora sobre sus tallos segados tan fatal declive. Esta es la historia fugaz de la hierba del campo: sembrada, brotando, creciendo, floreciente, segada, desaparecida; y la historia del hombre no es muy distinta.
Con el paso del tiempo, el deterioro natural acaba con cada uno de nosotros como si fuéramos hierba;y a pesar de que a unos pocos se les conceda el triste privilegio de una vida un poco larga, saboreando asi con mayor intensidad las consecuencias nefastas de la edad avanzada, la muerte llega ineludible con su guadaña y siega nuestra vida en la plenitud de su verdor ¡Qué cambio tan radical en tan poco tiempo! La mañana fue testigo de nuestro florecer y la noche contempla nuestro marchitamiento". [3]
[1] Martínez, A., 2013, La Agricultura en los textos bíblicos del Antiguo Testamento, Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos, Madrid, p. 19. https://www.coiaclc.es/wp-content/uploads/2016/05/Agricultura_Biblia.pdf
[2] Noth, M. 1976, El Mundo del Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, p. 62.
[3] Spurgeon, C. H., 2015, El tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 1415.
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