Hay dos maneras de hacer las cosas

Josep Rivas Jordá

02 DE NOVIEMBRE DE 2011 · 23:00

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Hay dos maneras de hacer las cosas, se pueden hacer bien o se pueden hacer mal. Yo escogería hacer las cosas bien. Si haces un edificio sin una estructura sólida y bien diseñada, ya te digo yo que el edificio caerá. Fuera bromas, hay momentos para hacerlas y otros en los que no se deberían hacer. Este no es el momento. Ya hablaremos de eso en otra ocasión. El viernes 21 de octubre del 2011 llegué al colegio y, lo primero que me dijo un amigo, fue que habían matado a Gadafi, el ex dictador de Libia. Vuelvo a repetir hay dos maneras de hacer las cosas, se pueden hacer bien o se pueden hacer mal. Yo escogería hacer las cosas bien. Siglo XXI. 27 de mayo del 2011. Hace 12 días que ha empezado una huelga indefinida en España. La mayoría de los participantes son jóvenes, unos estudiantes, otros hippies, otros ocupas, que no tienen a dónde ir, y otras personas. Si al gobierno no le gusta que la gente se manifieste en contra de los recortes salariales y de personal, la corrupción y los robos, no hace falta que mande cargas policiales contra los manifestantes. No hace falta echarlos a base de golpes y porrazos. El ciudadano tiene derecho a manifestarse. Si se está haciendo pacíficamente no es necesario echarlos con violencia. Siglo XX. 6 de agosto del 1945, Hiroshima; 9 de agosto del 1945, Nagasaki. Estas dos ciudades fueron las primeras en descubrir lo devastadoras que son las bombas nucleares. Las cosas, decía más arriba, se pueden hacer bien o mal. En este caso lanzar las bombas fue hacerlo mal. Primero de todo no hay que empezar una guerra. Segundo, si quieres acabar una guerra ya comenzada, no hace falta lanzar dos bombas atómicas que matan miles de personas, producen cáncer y deformaciones en las generaciones venideras. Si una guerra la empiezan los gobernantes de un país contra gobernantes de otro país, que se discutan entre ellos, los del pueblo llano lo vemos muy claro, hablando, y que dejen de matar a gente, o más exactamente de enviar gente a morir. Le pregunté a mi compañero cómo habían matado a Gadafi. Me explicó que unos civiles lo habían encontrado escondido y después de darle una paliza lo habían llenado de balas. Hay dos maneras de hacer las cosas: se pueden hacer bien o se pueden hacer mal. Podían haberle cogido y llevado delante de unos tribunales, bien del país o internacionales. El final seguramente hubiera sido el mismo o peor, pero en todo caso se hubiera respetado la justicia. Finalmente parece que se va a procesar a los que se la tomaron por su mano. A esto iba. Lo que quiero decir es que la gente no debe tomarse la justicia por su cuenta, y que los gobiernos ejerzan mejor sus funciones, no sólo para hacer un mundo más justo, sino para cumplir las aspiraciones de las personas a las que gobiernan que casi nunca pasan por recibir porrazos, sentirse robados y burlados, enviados a la guerra, ellos o sus hijos, y mucho menos recibir bombas, como las atómicas. Hay dos maneras de hacer las cosas, hagámoslas bien.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Magacin - <em>Hay dos maneras de hacer las cosas</em>