Llegué por fin: 25 de abril, Día Internacional de Lucha contra el Maltrato Infantil

Hay personas heridas por los seres que consideran más queridos sin sentirse queridas por ellos.

19 DE ABRIL DE 2024 · 09:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/templo-de-hormigon-blanco-de-la-persona-de-pie-Y6eNavJ8DgY#:~:text=Foto%20de-,Davor%20Denkovski,-en%20Unsplash">Davor Denkovski</a>, Unsplash.,
Imagen de Davor Denkovski, Unsplash.

Para más información sobre este día, consultar el siguiente enlace.

 

En aquella misma ocasión se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:

Quién es el más importante en el reino de los cielos? Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo:

Os aseguro que si no cambiáis y os volvéis como niños, no entraréis en el reino delos cielos. El más importante en el reino de los cielos es aquel que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. 

a cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría ser arrojado al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello. ¡Ay del mundo a causa de las incitaciones al pecado! Cierto es que siempre las habrá, pero ¡ay del hombre que haga pecar a los demás!

Mateo 18:1-9

 

El jueves de la próxima semana se celebra la lucha contra el maltrato infantil. Para esta ocasión he escrito el siguiente relato.

Un ser maltratado, dañado desde su más tierna infancia, expone lo siguiente:

Llegué por fin. Todavía podría estar allí, al otro lado, entre aquellos hombres y mujeres, pero vieron mis ojos tanta dureza que me permití escapar. La idea de desaparecer comenzó a fascinarme, en ningún momento se me iba de la cabeza. La concebí como única salida a mis penurias. No sé si fue por mi propia idiosincrasia, porque yo atraía el mal, porque la vida hizo que aquellas personas se encontraran conmigo por pura casualidad o si ellas me buscaron. 

¿Cómo pudo ocurrir? Ojalá lo supiera. Llegó el momento en el que no podía soportar más reproches, más maltrato psicológico, más golpes, más quejas, más burlas. No podía. No podía y ellas seguían, continuaban con sus abusos. Las fieras se ensañan con el degüello del más débil.

Si echo la vista atrás, a mi infancia, ya estaban allí, presentes, acechándome, y yo sin saber dónde esconderme. Disfrutaban compartiendo las ansias de engañarme, de manipularme. Sin ser siempre la misma gente, coincidían en el daño que perpetraban. Parecían cortadas por el mismo patrón. La misma actitud, la misma maldad produciendo el mismo dolor. Un dolor que, como arpón, se me clavaba bien adentro y no lograba arrancarme porque, cuando lo intentaba, se apresuraban a agrandarlo.

Pensaban que no me daba cuenta, lo sé. Creían que sabían camuflarse entre sus falsas bondades. Actuaban como si me faltaran facultades. No obstante, yo lo veía todo, lo sentía todo. Tan sólo observar un poco y su ser interno se me mostraba transparente. Sí, lo veía todo y no tenía suficiente fuerza para rebelarme. 

Lo recuerdo bien. Por mi parte, lo único que yo deseaba era que me quisieran, recibir una palabra amable, que me otorgaran descanso, que no se fijasen en mí durante un rato, ser invisible, pasar desapercibido por sus vidas, dormir varias noches sin insomnio, sin pesadillas. 

No existir. Eso quise muchas veces cuando debía estar jugando, corriendo de un lado para otro, haciendo tranquilo los deberes del colegio, jugar con mis hermanos. Ver dibujos en la tele.

Son numerosas las ocasiones en las que me he preguntado el por qué, por qué yo, por qué a mí. Y por más que me examino no encuentro los motivos. Con estas vivencias he alcanzado la edad madura y todo ha permanecido igual. Tengo marcas profundas que me condujeron a llevar un traslado repensado por mí y, al parecer, imprevisto para los demás.

Estoy aquí, ya he llegado. Sé que para algunos mi actitud de huida es reprochable, los imagino criticando que lo que hice no estuvo bien. Apresurar mi partida sin que aún fuera la hora fijada del viaje no fue ético. Pero ¿qué es la ética? ¿cuándo se usa la ética correctamente? ¿Quién la dirige? Sin embargo, he conseguido librarme de todos ellos. 

Desde esta ventana abierta al mundo los veo, ¡qué pequeños me parecen ahora! En este momento soy yo quien los observa sin que me vean. Y sonrío. Advierto cómo husmean como fieras por los rincones a ver si encuentran alguna cosa mía que aún puedan dañar, y mi rastro ya no está. Mi rastro se ha perdido de entre sus narices tan mugrientas como narcisistas. No hay carnaza que morder. Les he ganado. Y les he ganado porque mientras yo he encontrado mi lugar, mi paz, ellos aumentan su rabia. Se han quedado sin presa, ya no tienen combustible. Jamás podrán ser felices. Son carcasas, están huecos.

Hubo un tiempo en que me convencí de que yo era culpable cuando los verdaderos malhechores eran los otros. El que me ha recibido en este lugar me lo explica todo y comienzo a comprender lo poco que tengo que comprender sobre la manera de ser de los que me hostigaban: Que hay gente mala que necesita nutrirse de los talentos de los inocentes, sí. Que hay gente mala que necesita saborear las lágrimas ajenas para calmar su sed, también. Y todos ellos andan sueltos por el mundo con sus ojos saltones y ensangrentados buscando víctimas. Les grito que ojalá se les muera del todo ese hambre; que ojalá la sed no les vuelva a hacer acto de presencia. 

Los países están llenos de esta baja calaña. Por las ciudades pasean estos reyezuelos de la vanagloria, de la subestimación de lo ajeno. Las casas se gobiernan bajo el beneplácito de estos indeseables. Los hijos se educan entre sus falsos abrazos.

Si bien me presenté aquí sin fecha de invitación, no me reprochan nada. Dicen que todo esto acabará algún día cuando la Gran Justicia diga ¡basta! Aunque lo he hecho antes de lo previsto, siento consuelo. Estoy a salvo. No he venido de la mejor manera, pero lo he hecho de la única forma que he sabido caminar este trayecto.

Y estoy, repito una vez más, sin poder regresar a mi rutina de antes y con una paz tremenda, una paz regalada. He recobrado el respeto perdido a mi persona y un amor incondicional que voy a disfrutar eternamente.

***

Como se enunciaba al principio, el veinticinco de abril es el día internacional de la lucha contra el maltrato infantil. Hay criaturas que han sido y son tan maltratadas que deciden desaparecer. Desgraciadamente lo ven como como la única solución posible. Hay personas heridas por los seres que consideran más queridos sin sentirse queridas por ellos. Para que estos sucesos dejen de producirse, vivamos y dejemos vivir. Es lo mínimo. Es lo máximo.

 

 

Por un año más
¡Protestante Digital te necesita! Tenemos por delante un gran reto económico. Por eso, hoy te invitamos a ser parte comprometida de esta misión y desafío para asegurar y potenciar la continuidad de Protestante Digital y Evangelical Focus en 2024.

Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Llegué por fin: 25 de abril, Día Internacional de Lucha contra el Maltrato Infantil