Queremos reflejarte

Podemos responderle, cada uno, sea cual sea el terreno espiritual y físico donde se encuentre.

07 DE FEBRERO DE 2020 · 10:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@furilo?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Álvaro Ortiz </a> en Unsplash.,
Foto de Álvaro Ortiz en Unsplash.

Son muchos los textos bíblicos que cautivan, que como agua de lluvia se desparraman sobre el corazón inerme del sediento lector, y le envuelven con el mimo que una criatura pequeña necesita y reclama, y los llama hacia sí el Señor. Estos mensajes de amor y restauración demandan una relación formal entre él y nosotros. En ellos el miedo desaparece porque ante su poder se espanta, porque Dios infunde seguridad, perdón, confianza, serenidad y fortaleza a raudales. Leamos estos versículos en el libro del profeta Oseas capítulo14:5-7.

Dice el Señor:

“Voy a curarlos de su rebeldía;

voy a amarlos, aunque no lo merezcan,

pues ya se ha apartado de ellos mi ira.

Voy a ser para Israel como el rocío,

y dará flores como los lirios.

Sus raíces serán tan firmes

como el monte Líbano;

sus ramas se extenderán

hermosas como las ramas del olivo,

y será su aroma como el de los cedros del Líbano.

Israel vivirá de nuevo bajo mi protección;

entonces crecerán como el trigo,

florecerán como la vid

y serán famosos como el vino del Líbano.

No somos Israel y sin embargo, podemos apropiarnos de estas palabras, enamorarnos de ellas, hacerlas nuestras, disfrutarlas, consolarnos e intentar parecernos lo máximo posible al deseo que proporcionan estos dones que ha dispuesto bajo su cuidado. Es por eso que podemos responderle, cada uno, sea cual sea el terreno espiritual y físico donde se encuentre. Cada uno puede responder con voz plural y firme, dialogar en conversación mutua, confirmando, releyendo su propio mensaje tras la aceptación.

Ante ti estamos,

ante tu gracia infinita.

Cúranos.

Sánanos de cuerpo y alma.

Ámanos aunque no lo merezcamos.

Sé para nosotros como el rocío temprano

y daremos flores como los lirios.

Serán entonces nuestros cimientos

inmovibles,

como el de las grandes montañas.

Alegres se extenderán nuestras ramas,

como se extienden las de los olivos jienenses.

Alcanzará nuestro aroma a ser

como el del tomillo y el  romero,

dilatados

por los campos andaluces.

Viviremos bajo tu protección

y creceremos

como el bien sembrado  trigo.

Asimismo floreceremos como la vid

y, gracias a tu obra en nosotros,

te reconocerá la gente.

Tú eres nuestro guía,

nosotros seremos el reflejo de tus deseos

cuyas semillas esparciremos por los bosques frondosos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Queremos reflejarte