Autor, fecha y teorías sobre el Apocalipsis (III)

El libro tiene dos características que lo hacen especial: primero, toda la obra está enmarcada en el género epistolar, y segundo, a diferencia de otros textos apocalípticos, acá no encontramos pseudoepigrafía.

07 DE ENERO DE 2024 · 12:30

Vista panorámica de Patmos con Skala a lo lejos. / <a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Landscapes_of_Patmos?uselang=es#/media/File:Patmos_panorama_2.jpg">Tomisti, Wikimedia Commons</a>. ,
Vista panorámica de Patmos con Skala a lo lejos. / Tomisti, Wikimedia Commons.

Esta es la tercera entrega de un estudio en seis partes sobre Apocalipsis: el libro más incomprendido de la Biblia. Es una transcripción de este vídeo. La semana pasada reconocimos siete características distintivas de la literatura apocalíptica. Ese contexto nos permite meternos de lleno en el estudio de Apocalipsis, un libro que pertenece innegablemente al género apocalíptico. Pero tiene dos características que lo hacen especial. En primer lugar, que toda la obra está enmarcada en el género epistolar; en otras palabras: el libro comienza como una carta escrita a siete iglesias de Asia (Ap. 1:4) y termina con un saludo: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén» (Ap. 22:21). En ese sentido, Apocalipsis se parece a las epístolas de Pablo o Pedro que encontramos en el Nuevo Testamento. Y, en segundo lugar, que a diferencia de otros textos apocalípticos, acá no encontramos pseudoepigrafía; o sea: no se utiliza a un antiguo héroe de la fe para dar valor al mensaje del libro (como pasa con El libro de los Jubileos o el Apocalipsis de Esdras).

El libro empieza presentándonos a su autor. Dice así: «Esta es una revelación de Jesucristo, la cual Dios le dio para mostrar a sus siervos los acontecimientos que deben suceder pronto. Él envió a un ángel a presentarle esta revelación a su siervo, Juan, quien relató con fidelidad todo lo que vio. Este es su relato de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo» (Ap. 1:1, 2). 

¿Y qué sabemos sobre el autor? No es mucho, pero el libro nos dice lo siguiente: «Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y su compañero en el sufrimiento, en el reino de Dios y en la paciente perseverancia a la que Jesús nos llama. Me exiliaron a la isla de Patmos por predicar la palabra de Dios y por mi testimonio acerca de Jesús» (Ap. 1:9). Patmos se refiere a una pequeña isla griega en el mar Egeo.

Tradicionalmente, el libro ha sido atribuido al apóstol Juan, uno de los doce discípulos de Jesús. El primero en afirmar eso fue el apologista cristiano Justino Mártir, alrededor del año 160 d. C. (Diálogo con Trifón, 81.4). El Apocalipsis, el cuarto Evangelio y las 3 cartas de Juan han sido tradicionalmente categorizados como “literatura joánica” y vinculados con la figura del apóstol Juan. Sin embargo, ya desde mediados del siglo III hay autores que, sin cuestionar la canonicidad de los cinco libros de la tradición joánica, reconocen algunas diferencias lingüísticas y matices teológicos entre ellos. Actualmente, no hay un consenso entre los especialistas sobre este tema, pero si te interesa, acá te dejo un vídeo sobre la autoría del cuarto Evangelio.

En cuanto a la fecha de escritura, ya Ireneo de Lyon (Contra las herejías, V, 30.3), hacia el año 180, decía que Apocalipsis se escribió a finales del siglo I. En el libro no hay fechas exactas; solo nos dice que eran tiempos muy hostiles. Hay indicios de persecución religiosa: Juan escribe desde el exilio (Ap. 1:9), se esperaba que algunos creyentes fueran a prisión y quizás murieran (Ap. 2:10) y se menciona que un cristiano llamado Antipas había muerto como mártir (2:13). 

Este contexto de persecución y martirio se ha conectado tradicionalmente con el último período del emperador Domiciano, que reinó entre los años 81 y 96. Según un escritor de la época, llamado Plinio el joven, este emperador gobernó Roma con «la crueldad de un tirano y el capricho de un déspota» (Cartas, IV, 11.5-6). No sabemos si Domiciano fue realmente tan terrible ni si la persecución a los cristianos fue generalizada en todo el Imperio o más bien una persecución local. De cualquier manera, los especialistas actuales reafirman el testimonio de Ireneo de Lyon: lo más probable es que Apocalipsis se haya escrito entre los años 95 y 96 d. C.

A lo largo de la historia, se han propuesto muchas hipótesis para decodificar el mensaje de Apocalipsis. Voy a resumir las cuatro más importantes: preterista, historicista, futurista y simbólica.

La teoría preterista sostiene que el mensaje de Apocalipsis tiene que ver con el contexto inmediato en el que se escribió este libro. Por eso la figura de la Bestia se ve como un símbolo de los emperadores Nerón o Domiciano, y Babilonia como un símbolo del Imperio romano. Esta teoría afirma la importancia de conocer el contexto histórico original para poder comprender correctamente Apocalipsis. Sin conocer las circunstancias en las que se escribió el libro y la realidad de las comunidades cristianas de la época, es muy fácil hacer interpretaciones caprichosas que tienen más que ver con nosotros que con los destinatarios originales. Una versión extrema de esta interpretación afirma que Apocalipsis se refiere casi exclusivamente a eventos que sucedieron a fines del siglo I, lo que significaría que el libro tiene más valor como documento histórico de esa época que como un mensaje para los creyentes de todos los tiempos. 

La segunda es la teoría historicista, que afirma que Apocalipsis es una especie de mapa para entender la historia, sobre todo la historia occidental; una variante más reciente de esta interpretación es la que se conoce como dispensacionalismo. La teoría historicista sostiene que el objetivo del libro es predecir acontecimientos históricos importantes, como el surgimiento del islam, la Reforma protestante, la Segunda Guerra Mundial o la caída de las Torres gemelas. Por eso, dependiendo del contexto de cada lector, los símbolos del Apocalipsis se han interpretado muchas maneras; la Bestia se ha visto como una referencia a Mahoma, al Papa, a Hitler o a Bin Laden. Si la teoría preterista daba importancia al contexto de los destinatarios originales, la teoría historicista es todo lo contrario: pone en el centro a los lectores de cada momento histórico. Obviamente esto se presta a mucha subjetividad, porque cada persona puede interpretar los símbolos para hacerlos encajar con los eventos de esa época, con su propia perspectiva o corriente ideológica.

La tercera teoría de interpretación del Apocalipsis es la futurista. Esta teoría sostiene que prácticamente todos los símbolos y situaciones que se describen en el libro tienen que ver con acontecimientos futuros, conectados al final de los tiempos. Desde este punto de vista, aún estamos esperando que suceda la mayoría de los eventos descritos, porque Apocalipsis se interpreta como un mapa detallado de cómo serán los últimos días. En otras palabras: no sabremos a qué se refiere la Biblia con la figura de la Bestia, con el 666 o los cuatro jinetes hasta llegar a ese momento escatológico. En ese sentido, Apocalipsis no sólo no tenía mucho para decir a los cristianos del siglo I, sino que tampoco es un libro muy pertinente para los millones de creyentes que han vivido durante estos dos mil años, ya que su mensaje sólo tendrá relevancia para las personas que vivan en ese último período de la historia humana.

La cuarta y última forma de interpretar Apocalipsis es la teoría simbólica, también conocida como “idealista”. Según esta interpretación, lo que encontramos en el libro es una presentación de grandes “principios espirituales”. Apocalipsis no tendría entonces referencias específicas a momentos, personas o eventos del pasado, el presente o el futuro; más bien, el mensaje del libro apuntaría a describir el conflicto entre Dios y las fuerzas del mal. La Bestia, por ejemplo, sería un símbolo de todo lo que se opone a Dios, mientras que los 144 000 representarían a todos aquellos que confían en Cristo. El propósito del libro, desde esta perspectiva, es alentar y guiar a los cristianos de todas las latitudes y períodos de la historia. 

Estos mapas representan 4 formas de leer Apocalipsis. Y por supuesto, nadie está obligado a asumir o defender una de estas interpretaciones. La semana que viene seguimos con la cuarta parte de nuestro estudio: “Los símbolos del Apocalipsis”.

 

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