La Maternidad de Elna, ¿en manos de la generosidad popular y privada?

El edificio afronta un futuro incierto a causa de unas obras de rehabilitación necesarias pero cuyo importe alcanza los 870.000 euros. “Representa la memoria viva de una Europa inmersa en una guerra cruel”, recuerda un historiador.

Redacción PD , Jonatán Soriano

ELNA · 29 DE OCTUBRE DE 2023 · 11:00

La fachada de la Maternidad de Elna. / Jove, Wikimedia Commons.,
La fachada de la Maternidad de Elna. / Jove, Wikimedia Commons.

El dinero no entiende de historia. Ni tampoco que un patrimonio tan profundo como el suyo no debería rebajarse simplemente a una cifra. Pero la realidad de nuestro momento es que esto ocurre. Y a instituciones, nada más y nada menos, como la Maternidad de Elna, que necesita unos 870.000 euros para realizar unas necesarias obras de rehabilitación en su edificio.

Convertida en la actualidad en un museo, la Maternidad se encuentra cerrada desde el pasado mes de abril a causa de una grietas en la estructura. El alcalde de Elna, Nicolàs Garcia, explicaba al periódico L'Independant que habían notado “la presencia de grietas dudosas en la escalera”, razón por la que pidieron a un equipo de expertos que estaba trabajando en la catedral de la ciudad que hiciesen una evaluación de los daños. “Hay un riesgo de aflojamiento de las losas de mármol, hecho que representa un peligro para la ciudadanía”, ha señalado Garcia. 

El problema es el dinero. Desde el Ayuntamiento de Elna han fomentado a una campaña de “solidaridad” para recaudar los fondos necesarios. “Que todo el mundo dé lo que pueda: un euro, dos, mil, etc. Lo que sea”, ha asegurado Garcia. Desde el consistorio han instalado una urna a la entrada de la Maternidad, que sigue acogiendo una exposición abierta al público en la planta baja y en los jardines. También han abierto un número de cuenta para hacer aportaciones. De hecho, han informado de una donación anónima de 10.000 euros. 

Aunque el gobierno francés probablemente asuma la mitad de los 870.000 euros que cuestan las obras, desde el Ayuntamiento de Elna aseguran que siguen sin disponer del dinero suficiente para asumir la mitad restante. A parte de los donativos particulares, también han inscrito a la Maternidad en una campaña de votaciones organizada por la compañía aseguradora Axa, que permite escoger entre diferentes equipamientos históricos de distintas regiones en Francia hasta el 16 de octubre, y promete destinar hasta 30.000 euros al más votado. La de la Maternidad se encuentra en la Région Sud-Ouest. 

La Maternidad de Elna, ¿en manos de la generosidad popular y privada?

Interior de la entrada principal de la Maternidad. / Pilardenou999, Wikimedia Commons.

Cuestión de memoria

A la pregunta de por qué es importante restaurar la Maternidad de Elna, el historiador dedicado sobre todo a la investigación y la divulgación del protestantismo, Josep Lluís Carod-Rovira, ha asegurado a Protestante Digital que la institución “representa la memoria viva de una Europa inmersa en una guerra cruel, acompañada de genocidios y persecuciones raciales, y, al mismo tiempo, es testimonio de la solidaridad humana por encima de ideología, creencias y nacionalidades”.

“Fue determinante para garantizar la vida de cientos de niños y de sus familias, fugitivos de la persecución, como republicanos del Estado español, judíos, gitanos, etc., que eran objeto de represión”, añade. 

En concreto, 597 niños y niñas nacieron en la Maternidad de Elna, la mayoría hijos de mujeres judías y de refugiadas de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial, gracias al trabajo de la maestra protestante e hija de pastor Elisabeth Eidenbenz (a quien muchos medios generalistas se refieren simplemente como “activista”). “No debemos olvidar que la Maternidad de Elna está estrechamente relacionada con los efectos de la Guerra Civil y el dolor y la injusticia del exilio. Además, también fue lugar de refugio para algunas mujeres judías que huían de la barbarie nazi”, recuerda Joaquim Campistron, divulgador de la historia de figuras como George Lawrence que promovió un homenaje a la figura de Eidenbenz en el municipio catalán de Caldes de Montbui, que ha puesto el nombre de la enfermera a uno de sus miradores.

“Es necesario tener presente la Maternidad de Elna por dos motivos básicos”, agrega Campistron. “Saber que las guerras no acaban cuando han finalizado las hostilidades, y que hay quien no se resigna a lo peor, sino que hace lo que está a su alcance para salvar lo que se pueda”, afirma. “Vemos cuán frágil es la memoria del ser humano. Somos unos faltos de memoria. Habitualmente solo queremos recordar cosas agradables, dejando de lado las tristes y dolorosas, y más cuando no nos son cercanas personalmente […] Acercarse al dolor provoca, entre otras cosas, pensar. Práctica muy abandonada y necesaria en la sociedad actual”, añade Campistron.

La Maternidad de Elna, ¿en manos de la generosidad popular y privada?

Elisabeth Eidenbenz, maestra e hija de pastor, fundadora de la Maternidad de Elna. / Archivo PD.

El legado de Eidenbenz

En su libro Esencia y resistencia, el periodista Joel Forster y la historiadora Evangelina Sierra relatan un viaje a la Maternidad de Elna y recogen declaraciones de la misma Elisabeth Eidenbenz, proyectadas en un vídeo emitido durante su visita a la institución. “El primer nacimiento fue una niña, se llama Pepita”, decía Eidenbenz. “Acogíamos a las madres cuatro semanas antes del parto. Teníamos comida y leche aquí […] Venían alemanes a hacer controles y nosotros teníamos judíos aquí. Les cambiábamos el nombre. A uno le llamábamos Antonio, pero era un niño judío alemán […] Estoy contenta y feliz de este trabajo. Fue muy impactante para mi vida”, explicaba la maestra y fundadora de la Maternidad.

Su nombre se repite en calles y lugares de la propia Elna, pero también en ciudades y municipios como Barcelona, Esplugues de Llobregat, Palafrugell, Vic o Caldes de Montbui, recuerda Carod-Rovira. Además, en 2006 obtuvo la Cruz de Sant Jordi, el máximo galardón otorgado por la Generalitat de Cataluña. “Eidenbenz hizo lo que estaba en su mano”, asegura Campistron. “Es necesario considerar que no tenía mucha preparación ni contaba con experiencia, ya que era maestra y no enfermera ni comadrona. Tenía una mente amplia debido, sobre todo, a su deseo de ayudar a los demás”, agrega.

Su identidad protestante, desapercibida a menudo en la prensa, es fundamental para comprender su legado. “Sin la convicciones religiosas de Eidenbenz, de lo cuáqueros, tan comprometidos en la Guerra Civil, y algunos promotores de la Cruz Roja, fundada por el protestante suizo Henry Dunat, no es fácil entender el motivo de su actitud solidaria”, señala Carod-Rovira. “Todavía hoy existen dificultades para entender que la historia de las religiones forma parte de la historia nacional de un país y que, sin estudiar el papel de estas en la sociedad, es imposible tener una visión y un conocimiento objetivos de la realidad de un país”, añade.

“Su tenacidad, juntamente con la fuerza de su juventud, permitieron que su fe tuviera una expresión práctica en beneficio de los demás. Se dedicó a ayudar al prójimo más desvalido y necesitado de la sociedad: las mujeres y los niños […] Su labor humanitaria no acabó en la Maternidad de Elna [cerrada por los nazis en 1944], sino que continuó desarrollándola toda la vida”, dice Campistron.

La Maternidad de Elna, ¿en manos de la generosidad popular y privada?

El edificio tiene serios daños estructurales que han obligado a su cierre desde finales de abril de 2023, a la espera de las obras de restauración. / Thomas Dob, Wikimedia Commons.

En Elna se plantean incluso abrir campañas de micromecenazgo para conseguir el dinero necesario para sufragar las obras de rehabilitación de la Maternidad. El alcalde, Nicolàs Garcia, tampoco descarta pedir también la colaboración del gobierno español y de la Generalitat de Cataluña, de donde provenían la mayoría de aquellas mujeres que encontraron refugio en el lugar.“Aquí se explica la historia de la humanidad. No puede cerrar”, ha remarcado.

 

 ¿Ayuda privada o pública para restaurar el patrimonio histórico? 
La situación con la Maternidad de Elna vuelve a poner encima de la mesa si solo las administraciones públicas son responsables de mantener el patrimonio histórico y cultural, o si la economía privada también tienen alguna responsabilidad o posibilidad de aportación. Josep Lluís Carod-Rovira, historiador dedicado a la investigación y la divulgación del protestantismo, considera que “la aportación privada para mantener vivo el recuerdo de iniciativas como la Maternidad de Elna no debe ser rechazada, ya que puede constituir una ayuda importante con los recursos públicos siempre escasos”.

No obstante, en el caso de la Maternidad, desde el Ayuntamiento de Elna han dejado claro que esperan el gobierno francés contribuya con al menos la mitad del coste de las obras. En este sentido, subraya Carod-Rovira, “los poderes públicos, y no las empresas privadas, son a quien corresponde siempre, en primera instancia, la responsabilidad de la memoria histórica”.

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