“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

El ministerio ‘Industrials for Christ’ reúne a profesionales y aficionados del sector de la industria y de la construcción para realizar proyectos de reformas en instalaciones de entidades cristianas.

Jonatán Soriano

SANT CELONI · 22 DE JUNIO DE 2022 · 12:00

El proyecto nació en 2018 y ha realizado trabajos en Portugal, Francia y España. / Industrials for Christ.,
El proyecto nació en 2018 y ha realizado trabajos en Portugal, Francia y España. / Industrials for Christ.

Poco antes de la pandemia nacía ‘Industrials for Christ’, un proyecto ministerial que parte del reconocimiento de las necesidades y limitaciones que muchas entidades y organizaciones cristianas sufren a la hora de realizar reformas y adecuaciones en sus instalaciones. “Conocemos a esas entidades y sabemos que mayormente viven de donativos y, a veces, eso no les permite llegar a realizar ciertas reformas que necesitan hacer. Nosotros queremos poder echar una mano si entra dentro de los parámetros que podemos asumir”, explican.

A pesar de las limitaciones sanitarias y sociales que ha causado el impacto de la Covid-19, este ministerio, formado en Sant Celoni, ha realizado dos viajes a otros países y también a trabajado en proyectos a nivel estatal. “Nos ilusiona el hecho de que nos conozcan en el territorio español y nos tomen en cuenta para lo que haga falta. Queremos ayudar aquí”, aseguran.

Con una clara visión que combina el equilibrio entre la vocación ministerial y la profesional, el proyecto se presenta como un espacio dinámico en el que el poder aprender un oficio y desarrollar dones, al mismo tiempo que ejercitar el servicio y, sobre todo, conocer a Cristo. Conversamos con tres de sus responsables, Oriol López, Anna Ruiz y Ester Marín.

“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

El comité coordinador está formado por personas de diferentes ámbitos, como la industria y la construcción, la salud y la informática. / Industrials for Christ.

Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de crear ‘Industrials for Christ’? 

Anna Ruiz: ‘Industrials for Christ’ nació en 2018. Hicimos un viaje de vacaciones a Portugal y visitamos una propiedad en la que se hacían campamentos para niños y jóvenes. Allí vimos que había desperfectos en las instalaciones y sentimos la necesidad de ayudar a modificarlas y ampliarlas. A partir de ahí nos reunimos con familiares y amigos que trabajan en el sector industrial y de la construcción, y decidimos hacer un viaje con amigos, compañeros de trabajo e incluso gente no creyente que nos quiso acompañar, y fuimos a Portugal para echar una mano. Construimos una rampa para minusválidos, hicimos varios trabajos de construcción básica, como barandillas y demás, y a partir de entonces pensamos que aquello podía ser una manera de servir a otros. Así nació en firme el proyecto, pensando en servir a otros con las manos.

Aunque muchas personas que nos acompañan, como yo misma, que soy fisioterapeuta, no tenemos nada que ver con el sector de la industria ni de la construcción, sí tenemos manos y podemos servir.

P: ¿Hay algún ministerio previo que os haya servido de inspiración?

A. R.: Un ministerio en concreto no. Pero en una ocasión en que mi familia y yo estábamos de vacaciones en Estados Unidos, en un campamento cristiano vimos a alguien que llevaba una camiseta con el siguiente estampado: ‘Carpenters for Christ’ (Carpinteros para Cristo). A mi marido le llamó la atención y buscamos información sobre ello. Descubrimos que era una misión que se dedicaba a servir a otros ministerios en otros lugares, a nivel de carpintería.

 

P: ¿Qué propósito os habéis marcado para el proyecto?

Oriol López: El propósito principal de ‘Industrials for Christ’ es poder ayudar a entidades cristianas, de forma general, que tienen una necesidad específica. Conocemos a esas entidades y sabemos que mayormente viven de donativos y, a veces, eso no les permite llegar a realizar ciertas reformas que necesitan hacer. Nosotros queremos poder echar una mano si entra dentro de los parámetros que podemos asumir. Cada propuesta que nos llega la estudiamos de forma particular.

Sobre todo, servimos a entidades cristianas, pero no necesariamente nos enfocamos en iglesias locales. La razón principal es porque entendemos, a partir de la Palabra de Dios, que la responsabilidad del mantenimiento de una iglesia local pasa por la misma iglesia y los hermanos que la forman. Nosotros estamos más que dispuestos a llevar de viaje a hermanos con nosotros para que aprendan ciertos oficios que puedan desarrollar luego en sus iglesias, pero entendemos que la iglesia local debe ser mantenida por la propia iglesia. Nos enfocamos sobre todo en entidades cristianas que sí sabemos que son, sobre todo, sostenidas a través de donaciones.

También nos gusta abrir las puertas a desarrollar dones y oficios. No solo queremos quedarnos con la parte de que salga beneficiada la organización que recibe nuestra ayuda, sino que también salga beneficiado el propio equipo que va a ayudar. Aquí, ni mucho menos todos somos industriales. Yo soy informático, pero he aprendido a hacer cosas que no hubiera hecho dentro de una oficina, como soldar barandillas o cortar con radiales. Y al igual que yo, muchas otras personas han aprendido cosas nuevas que quizá el día de mañana pueden ser útiles tanto para la iglesia local como para otra cosa. Así que tenemos ese doble propósito.

Por último, también está el hecho de vivir la experiencia. Nos hemos encontrado con personas no creyentes que han venido con el deseo de experimentar lo que es ayudar a otros. Nosotros aprovechamos esa experiencia para que vean un testimonio cristiano y se les predique el evangelio. Cada mañana, antes de empezar a trabajar, tenemos devocionales. Es nuestra oportunidad para que esas personas puedan escuchar de la Palabra de Dios y reciban el triple propósito de la organización: aprender un oficio, ayudar a otros y, quién sabe, conocer a Cristo como su salvador personal.

“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

Sobre todo, se enfocan en instalaciones de organizaciones y entidades cristianas. / Industrials for Christ.

P: ¿Cómo definirías el carácter de ‘Industrials for Christ’?

A. R.: Uno de los aspectos que definen el carácter ministerial de la entidad es el sentido de invitar a familiares, amigos y compañeros de trabajo no creyentes. Otro sería el de intentar realizar proyectos  en los que la cuestión económica no sea un problema. Por ejemplo, que los viajes que hacemos no tengan un coste demasiado elevado para que todo aquel que quiera participar pueda hacerlo. En nuestros viajes intentamos minimizar los costes al máximo para que lo importante no sea el dinero, sino el hecho de venir, estar juntos, compartir la Palabra y servir a otros. No queremos que la cuestión económica sea algo que prive a la gente de poder colaborar con ‘Industrials for Christ’. 

Además, tampoco hay necesidad de que alguien sea un profesional del sector, sino que cualquier persona que tenga manos y ganas de trabajar puede colaborar. De hecho, estos viajes también sirven de aprendizaje y mejora para que las personas luego puedan colaborar en sus iglesias locales o trabajar a nivel personal, en su propia vida. 

Ester Marín: Cuando hablamos de los devocionales, estos se adaptan en función de quién ha venido a cada viaje. Por ejemplo, en el caso de los grupos en lo que solo había creyentes, se han enfocado más hacia ellos. Pero cuando sí nos han acompañado personas que no son creyentes, entonces el devocional se ha utilizado para predicar el evangelio. También se intenta promover mucho la convivencia entre el equipo. Muchas personas acaban descubriendo que podemos trabajar y reír juntos. Se trata de que las personas no creyentes vean que la comunión y el ambiente que compartimos los cristianos es algo que también necesitan. 

P: ¿Quién y qué hay detrás de ‘Inforchrist’?

E. M.: El equipo lo formamos siete persona. Nosotros tres junto con Josué Pérez, Elisabeth Pérez, Sebastián Ruiz y Xavier Clopés. De estos, solo tres provienen del ámbito industrial y de la construcción. El resto somos profesionales de otros sectores. 

En cuanto a nuestro funcionamiento, son las entidades las que se ponen en contacto con nosotros y nos explican los trabajos que les gustaría hacer. A veces realizamos una visita in situ para ver si hay posibilidades de llevarlo a cabo o no. A partir de ahí desarrollamos una perspectiva de lo que ellos quieren y lo que nosotros podemos llegar a hacer. Debemos tener en cuenta con qué materiales cuentan y cuál es su presupuesto. En todos los casos intentamos que haya un entendimiento entre la entidad que solicita nuestra ayuda y nosotros mismos. Luego nos reunimos y valoramos el trabajo que hay que hacer y si somos capaces de llevarlo a cabo con el equipo del que disponemos.Tratamos de cuadrar fechas y organizamos el viaje y prevemos si el trabajo podrá realizarse de una vez, o será necesario regresar más adelante.

También estudiamos si, además de lo que podamos hacer nosotros, será necesaria la ayuda externa de otros profesionales para llevar a cabo el trabajo que hay que hacer. Nuestro lema siempre ha sido que las cosas se deben hacer con dignidad y excelencia. No podemos hacer un trabajo de cualquier manera, porque para eso ya está bien como está.

Cuando vamos también a cualquier edificio de la Generalitat o de otras instituciones públicas, encontramos que son lugares bastante decentes. Así que como cristianos pensamos que no debemos tener chapuzas, sino que nuestra imagen también debe reflejar la dignidad y la excelencia, tanto para nosotros como para las personas que puedan venir a escuchar el evangelio en esos edificios en cuestión.   

En cuanto a la subsistencia del proyecto, actualmente no recibimos ayudas externas. Nosotros mismos nos costeamos nuestros viajes y nos gustaría que cualquiera que quiera venir se quedase sin hacerlo por la cuestión económica. Siempre hemos trabajado para que nadie se quede fuera de un viaje por este motivo. Si nosotros podemos ayudar a cubrir la totalidad del viaje, lo hacemos. Sí que nos gustaría contar con ofrendas que únicamente sirvan para costear el viaje de personas que no pueden hacerlo, o para comprar materiales y herramientas. Aunque pedimos a la entidad a la que ayudamos que sean ellos quienes pongan el material, hay cosas que nos corresponden a nosotros. Y nuestra economía depende de cada uno de nosotros. Sí que pedimos a las entidades a las que ayudamos que costeen nuestra estancia en el lugar al que nos desplazamos. Es lo único. 

O. L.: Cada viaje es un mundo. Pedimos como mínimo la estancia en el lugar al que nos desplazamos, pero a veces también se nos ha ofrecido la comida. Otras veces la entidad ha puesto el material, y otras nosotros hemos tenido que poner una parte. No queremos establecer una pauta rígida, sino que entendemos que cada proyecto es diferente e intentamos adecuarlo siempre que se pueda.

A. R.: Al final es llegar a un consenso. En el último proyecto que hicimos, necesitábamos un toro elevador. Y no lo tenemos. Pero un miembro de la entidad a la que ayudamos sí tenía uno porque trabaja en la construcción. Así que aportó el toro elevador. 

Se trata de llegar a cubrir las necesidades entre todos. Nosotros tenemos nuestras herramientas básicas, pero no maquinaria pesada. Aportando entre todos (entidad, ‘Industrials for Christ’ y posibles ayudas externas) podemos suplir la maquinaria necesaria que se va a utilizar.

“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

Hasta ahora, el equipo ha trabajado en proyecto en Portugal y Francia, además de España. La reforma de una parte de la Casa Berea ha sido su principal aportación en el ámbito español. / Industrials for Christ.

P: ¿Cuáles han sido los proyectos principales en los que habéis trabajado hasta ahora? ¿En qué han consistido?

A. R.: El más especial fue el primero, en Portugal. Fue un proyecto en la casa de campamentos para jóvenes y para niños que motivó también la creación de este ministerio. Allí hicimos muchas intervenciones. Desde unas barandillas para la piscina, hasta un rampa de acceso para minusválidos, unas escaleras exteriores, pintar, la construcción de una barbacoa entera o un parking. Aparte de Portugal realizamos otro proyecto grande en la Casa Berea. Allí hicimos una estructura con cubierta para una sala de reuniones exterior. También una cubierta para la piscina y el proyecto de la reforma de todo el comedor de la casa, junto con la aportación externa de un albañil y un carpintero. Fue el conjunto de varios profesionales en colaboración con ‘Industrials for Christ’ y, al final, se trabajó en toda la casa.

Otro proyecto grande lo hicimos en Dinan, en la Bretaña francesa. Allí instalamos una barbacoa, techos de pladur, trabajamos la instalación eléctrica y también a nivel de pintura y fontanería. También hicimos otra rampa de acceso para minusválidos. Tuvimos que hacer varios viajes de entre cinco y seis días. 

Hemos trabajado en otros proyectos más pequeños, por ejemplo en la residencia Betania, haciendo la reparación de un cuarto de baño, o en L’Arcada, ayudándoles a construir unos habitáculos para los monitores de cara a los campamentos de verano. 

E. M.: Sí que nos gustaría que ‘Industrials for Christ’ tuviera más presencia a nivel nacional, porque es más fácil acceder a territorios más cercanos que no tener que coger un avión y viajar para realizar los trabajos. Nos ilusiona el hecho de que nos conozcan en el territorio español y nos tomen en cuenta para lo que haga falta. Queremos ayudar aquí.

A. R.: Aún así, cuando salimos a otros países también aprovechamos para hacer un poco de turismo y pasar tiempo juntos como equipo. Buscamos espacios de comunión conjuntos. Tanto en Dinan como en Portugal lo hemos podido hacer. 

“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

Los viajes que organiza el ministerio están abiertos a personas de diferentes ámbitos, creyentes y no creyentes, y también se caracterizan por tiempos de comunión. / Industrials for Christ.

P: ¿Qué retos principales os marcáis a corto plazo, pensando en los próximos años?

O. L.: Nuestro mayor reto siempre es la constancia. Hemos vivido, quizá, la época más complicada en años, que ha sido la pandemia. Superar esa época ha sido un reto, porque es difícil mantener un ministerio que vive de ir a los lugares y ayudar mientras se está confinado. Han pasado un par de años desde el inicio de la pandemia y seguimos adelante, haciendo trabajos. El reto sigue siendo este, no desfallecer, que permanezcamos y que sigamos haciendo los trabajos y los proyectos que nos proponemos. También es el hecho de terminar los proyectos que comenzamos. Aunque a veces hay retrasos, lo último que queremos es dejar los trabajos hechos a medias.

Dicho esto, un reto que sí nos marcamos es el de tener más oportunidades a nivel nacional, en España. A nivel internacional hemos tenido grandes oportunidades, pero la barrera económica siempre ha sido grande por eso. Esas dificultades económicas a veces provocan que algunas personas no puedan venir a los viajes, o nos limitan a la hora de ayudar a otros para que vengan con el equipo. En cambio, cuando se trata de un proyecto nacional, el único coste grande es la gasolina, y eso provoca que haya más personas que se sumen al proyecto y vengan a ayudar. 

Buscamos que más personas en España puedan conocer este ministerio, poder escuchar proyectos y abrir las puertas a que no solo otros sean ayudados, sino que también nosotros podamos traer a personas que puedan conocer al Señor a través del tiempo que pasamos juntos.

 

P: Pensando en este reto, ¿qué relación tenéis con la iglesia local?

O. L.: Todos los que formamos parte del comité somos miembros de una iglesia local, así que entendemos su importancia y es algo principal para nosotros. Hemos presentado el proyecto en algunas iglesias que nos han invitado a alguna de sus reuniones. Estamos abiertos a ello y si alguna iglesia nos quiere contactar para presentar el ministerio estaremos encantados en hacerlo. También nos gusta no únicamente presentar el proyecto, sino animar a la iglesia a que si hay algún hermano o hermana que tiene el deseo de colaborar, que venga ya. 

Además, entendiendo el peso de la iglesia local en la vida cristiana, nos gusta que si alguien, a través de este ministerio, acaba conociendo al Señor, nuestra intención siempre sea la de vincular a esa persona con la iglesia más cercana. Ya hemos tenido la experiencia de alguna persona a la que hoy podemos llamar ‘hermano en Cristo’, que ha conocido al Señor a través de ‘Industrials for Christ’, y lo hemos puesto en contacto con una iglesia local cercana a él en la que desarrollar sus dones y encontrar familia. 

Por otro lado, hay iglesia locales que sí nos han contactado pidiendo ayuda por algún trabajo en concreto. Nosotros estudiamos el proyecto y si vemos que es algo que la propia iglesia debería cubrir, se lo comunicamos. Sí estamos abiertos a que alguien de esa iglesia venga a uno de nuestros viajes, se forme y luego trabaje en su iglesia.

E. M.: Muchas veces, la organización que nos pide ayuda tiene el dinero o los materiales. Lo que les falta es el impulso y el ánimo. Empezar quiere decir buscar a personas que te lo hagan, igual que si vamos a una lampistería y contratamos a un profesional. En los viajes siempre decimos que bendecimos y somos bendecidos. Salimos muy gratificados porque podemos impulsar a alguna entidad a hacer algo, y apoyarles.

 

P: ‘Industrials for Christ’ aparece en una época en la que se suceden ministerios relacionados y enfocados en profesiones o dedicaciones específicas que, en los últimos años, han ido ampliando la visión y el impacto de la misión. En este sentido, ¿cómo reivindicáis el carácter ministerial del proyecto?

E. M.: Aquello que sabes hacer y que puedes llegar a aprender, hazlo. Si sabes hacer barandillas, porque tienes la habilidad de soldar, y puede ser de ayuda en una organización o un lugar concreto en el que se va a predicar el evangelio, ponlo a disposición de ello. Se sirve a Dios con lo que se sabe hacer. Hay personas para las cuales esto es su profesión y le dedican ocho horas al día de lunes a viernes. Si, además, pueden hacerlo para el Señor en otro momento de la semana, es muy gratificante. Esto es la base y la esencia de lo que hacemos en ‘Industrials for Christ’. 

O. L.: La visión es distinta dependiendo de la persona que venga. Si la persona que viene no conoce a Cristo, la visión siempre va a ser que lo más importante que le pueda ocurrir sea conocer a Cristo, que es lo que va a salvar su vida eterna. Eso, independientemente de que se lo pase bien y de que aprenda un oficio. Con los que ya conocen a Cristo trabajamos en el sentido de que puedan desarrollar habilidades y que se sientan útiles. 

A raíz de la Palabra de Dios entendemos que el Señor instituye su iglesia para que sus miembros desarrollen sus dones y habilidades. A veces, quizá por no tener suficientes ministerios, o no lo demasiado específicos, hay hermanos que no están desarrollando algo en la iglesia. ‘Industrials for Christ’ impulsa la idea de ser útil y hacer cosas para el reino de Dios. Sentirse útil trabajando en uno de nuestros proyectos puede animar a la persona a reproducirlo después en su iglesia local o en la comunidad en la que vive.

“Aquello que sabes hacer, hazlo; se sirve a Dios con lo que se sabe hacer”

El ministerio se gestiona y se sostiene de forma independiente, y los donativos recibidos se utilizan para ayudar a pagar el viaje de algunas personas del equipo que no pueden hacerlo, y para la compra de materiales y herramientas. / Industrials for Christ.

P: Habéis hablado de que el contacto con personas no creyentes es intenso para vosotros. ¿Cómo es la interacción con ellas?

A. R.: La mayoría de gente no creyente que ha participado en los viajes que hemos hecho son amigos, compañeros de trabajo y personas con las que tenemos una relación a diario. Cuando vienen a colaborar con uno de nuestros proyectos, pensamos que es otra manera que tienen de ver iglesia. Pueden superar prejuicios y estereotipos, y pueden ver normalidad en la forma en la que vivimos nuestra fe. Queremos que vean que es algo que hacemos con el corazón, y dispuestos. De hecho, hay personas que ven algo especial en el equipo, algo que ellos no tienen y quieren, e invertimos tiempo en crear vínculos de amistad y mantener el contacto más allá de los viajes para que también puedan conocer a Cristo. 

 

P: ¿Cuáles son las necesidades más urgentes y cómo se puede colaborar con el proyecto?

E. M.: Lo primero que se nos ocurre es la oración. Dios está delante y es el que tiene que dirigir todo. Además, animamos a las personas a que colaboren con el proyecto viniendo a alguno de nuestros viajes. Tanto los profesionales del sector de la industria y la construcción, como los que no, son bienvenidos. El logo de ‘Industrials for Christ’ es una mano. Si tienes manos, puedes hacer cualquier cosa, como soldar u otra cosa. Cualquier persona tiene algo que aportar. Si tenemos manos, pies y un cuerpo para hacer tantas cosas, también los tenemos para servir al Señor. 

Si alguien quiere colaborar económicamente, también es posible. Nadie del equipo se va a beneficiar de forma privada de las aportaciones. Únicamente queremos que sirva para ayudar a otros y en los trabajos que vamos a realizar. 

A. R.: Otra posibilidad es la de becar a alguna persona, especialmente los no creyentes, que quiera venir a trabajar con nosotros y no pueda hacerlo por motivos económicos. Aunque no son viajes caros, hay personas que no pueden permitírselo. Y esto es una opción.

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