“La pandemia de la Covid-19 ha hecho a los vulnerables, incluso más vulnerables. La persecución religiosa específica por género ha alcanzado su mayor nivel en los últimos tres años, con las mujeres experimentando un mayor riesgo potencial que los hombres”, aseguran desde Puertas Abiertas. Se trata de una de las conclusiones más destacadas del informe Misma fe, diferente persecución, que la entidad ha publicado este mes de marzo y donde analiza el impacto de la persecución religiosa sobre los cristianos en el mundo por género.

Según el documento, los patrones de presión específicos por género que experimentan año tras año los hombres y las mujeres cristianas en todo el mundo están relacionados con “los roles que se espera que desempeñen en sus contextos locales”. Así, mientras que en la mayoría de los casos en los que el cristiano es un hombre la persecución se da en forma de violencia física, acoso y discriminación a través del empleo o encarcelamiento, las mujeres cristianas sufren, sobre todo, matrimonios a la fuerza y violencia sexual. 

“Se han reportado asesinatos de hombres cristianos en 24 de los 50 países de la Lista Mundial de Persecución, lo que representa un incremento del 26% respecto a 2020, y de mujeres cristianas en 20 países, lo que refleja un aumento del 18% respecto a 2020. La violencia psicológica adquiere diferentes formas y se da de forma más frecuente entre chicas y mujeres cristianas que entre hombres. Los casos de violencia psicológica han aumentado un 85% para las mujeres cristianas, y en menor medida, en un 18% para los hombres”, puede leerse en el documento. 

Diferentes formas de violencia contra las mujeres

Entre los puntos de presión que más han crecido en los últimos años en la persecución contra las mujeres cristianas, Puertas Abiertas identifica los matrimonios forzados, que se dan en el 90% de los países que forman la lista, la violencia sexual (en el 86%), la violencia física (en el 84%), la violencia psicológica (en el 74%) y los divorcios forzados (en el 70%).

En su informe, la entidad dedica especial atención al tráfico humano como forma específica de persecución religiosa contra las mujeres cristianas. “La trata, como forma de persecución religiosa, sigue siendo una amenaza en todas las regiones de la Lista Mundial de Persecución y está aumentando especialmente en Asia y África. A nivel mundial, 17 países (en la anterior edición de la Lista fueron 10) denunciaron incidentes de mujeres y de chicas víctimas del tráfico humano”, subrayan desde Puertas Abiertas.

“Para las mujeres, habitualmente la trata no es un punto de presión independiente, sino que está relacionado con otros, cada uno de ellos relacionado con el valor de la sexualidad de una mujer”, añaden.

Oriente Medio y el norte de África, las peores regiones para las mujeres cristianas

Según el informe de Puertas Abiertas, las regiones en las que se han registrado más puntos de presión específico contra la mujer en la persecución religiosa contra los cristianos son Oriente Medio y África del Norte. En todos los países de la zona se han registrado casos de violencia sexual al analizar la persecución de cristianos. 

“Además de explotar un mercado para los cuerpos de las mujeres jóvenes, la trata en esta región es parte de un proceso sistemático de islamización. El secuestro, la esclavitud sexual y la conversión por la fuerza de mujeres y niñas cristianas son una forma de traer vergüenza a las comunidades cristianas”, explican desde la ONG.

El conjunto del continente africano es la región donde hay más países en los que se producen matrimonios forzados (el 96%) como modus operandi de persecución religiosa también. En Asia también se da ampliamente el matrimonio forzado, con hasta el 80% de los países del continente incluidos en la Lista Mundial de Persecución registrando esta práctica. 

Un ataque contra los conceptos cristianos de la familia y el matrimonio

En el documento se destaca que el asesinato y el encarcelamiento de los hombres cristianos es un problema que suele afectar a la realidad del conjunto de la familia. “Si bien estas tácticas pueden parecer solo relacionadas con los hombres, la noción misma de familia como unidad equilibrada y comunal está, implícitamente, también bajo ataque. La violencia coercitiva y abusiva aísla a los hombres e incluso se aprovecha de los esfuerzos de las comunidades religiosas para dar prioridad a la educación y el empleo de los hombres”, remarcan.

En cuanto a la trata de persona, el informe puntualiza que “si bien estas tácticas pueden parecer ser solo para mujeres y niñas, la institución del matrimonio y la sexualidad humana están, por implicación, bajo ataque”. “Con demasiada frecuencia, la violencia coercitiva y abusiva que enfrentan las mujeres se lleva a cabo en nombre del matrimonio, ya sea en un matrimonio que ella o su familia eligieron voluntariamente o en situaciones forzadas”, añaden.

Petición a las autoridades y a la iglesia

Puertas Abiertas concluye su informe con una serie de recomendaciones a las autoridades. “Los gobierno deberían asegurar que se integra una perspectiva de género en los programas destinados a proteger y promover la libertad religiosa y de conciencia”. En este sentido, piden el desarrollo de programas específicos y de ayuda para mujeres que enfrentan una “doble vulnerabilidad, como miembros de minorías religiosas”. 

Es necesario, remarcan, “asegurar la igualdad de la mujer ante la ley para que los perpetradores de violencia sexual, matrimonio forzado y tráfico humano no sean tratados con impunidad”.

A la iglesia global le piden, en primer lugar, “un reconocimiento de la extensión y la severidad contra las mujeres cristianas”. Además, insisten en la necesidad de orar por las mujeres y de “empoderar” a mujeres y hombres perseguidos para acceder a la justicia.