¿Un "Frankenstein" de 15 años?

Un artículo de Mercedes Farpón sobre el niño matricida.

12 DE ABRIL DE 2012 · 22:00

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Llega a nuestros medios la terrible noticia que habla de un joven (más bien un niño) de 15 años que mató a su madre a martillazos en el Reino Unido, inspirándose para cometer el crimen en un personaje de una famosa serie de la televisión de Gran Bretaña. El canal que emite la serie en cuestión afirmaba en un comunicado que "el contenido de la serie, pese a contener violencia, es apropiado para audiencias familiares". Asimismo, la noticia indica que el chico"tenía una fijación desde los ocho años con las películas de terror. Horas antes del asesinato estuvo viendo la primera entrega del filme "Saw". Durante el juicio reconoció que a veces escuchaba voces en su cabeza que le pedían que "fuera violento con la gente". Un psicólogo familiar certificó que el niño no sufre aparentemente daños mentales. PREGUNTAS O RESPUESTAS Noticias como esta se repiten lamentablemente más de lo que quisiéramos. Es entonces cuando Psicólogos, Sociólogos, Padres, Educadores... toda la sociedad en general, comenzamos a hacernos las preguntas típicas, la primera de las cuáles (y quizás la única) es: ¿Por qué? Aunque cuando nos zambullimos un poco en la realidad que nos rodea y leemos despacio las noticias, no fijándonos simplemente en los titulares, puede que la pregunta se responda sin dificultad y en su lugar reduzcamos la ecuación cambiándola por una sencilla afirmación: "No me extraña". EL APRENDIZAJE El aprendizaje es pieza clave en la formación de cualquier ser humano. A través de él no sólo adquirimos conocimientos prácticos que nos ayudan a sobrevivir cotidianamente, sino también morales. El aprendizaje determina en gran medida nuestro comportamiento y marca desde bien temprana edad las líneas rojas de nuestra conducta. Noticias como la mencionada nos indican que nuestros niños no están recibiendo el aprendizaje adecuado, que hemos fallado en la transmisión de valores irrenunciables para el hombre, como debiera ser el de la vida misma. Pero quizás la clave esté en conocer ¿quién "enseña" a nuestros hijos? ¿cuáles son sus modelos? La respuesta dependerá del grado de implicación de los padres en el desarrollo de los pequeños, pero cada día se puede constatar que los niños reciben más de los medios de comunicación que de sus padres. Las horas que los pequeños pasan delante de los televisores se han multiplicado de forma inversamente proporcional al número de horas que pasan al lado de sus padres. La red de redes (Internet) se ha convertido también en un poderoso "educador" y desde bien temprana edad, los niños "navegan" sumidos en un mar confuso plagado de desinformaciones de todo tipo, de fantasías no adecuadas, de irrealidad que en nada les aprovecha. Ni que decir tiene que los videojuegos también ponen su grano de arena (grande) a la hora de formar las conciencias y las mentes de nuestros hijos. FANTASÍA O REALIDAD El problema se acrecienta cuando los contenidos a los que los niños tiene acceso, no son adecuados para su edad, lo cual facilita que se conviertan en "adictos" de películas, series, juegos de rol, etc. La imaginación juega entonces un papel relevante, moviendo al pequeño a imitar al personaje admirado, ya sea un príncipe, un sabio, un héroe o un villano, un mago o un asesino. La delgada línea entre la fantasía y la realidad hace que las frágiles mentes de los niños puedan verse confundidas, al extremo de no distinguir entre ambas cosas. Mención especial requiere la idealización inducida hacia personajes malvados por definición, como en el caso de la famosa saga "Crepúsculo", en la cual vampiros y licántropos se convierten en "buenos" y el "amor" provoca la condena del alma de la protagonista, llamando a lo malo bueno y viceversa. VISTA Y PORNOGRAFÍA Los ojos son la puerta del alma. Deseamos aquello que vemos. Los contenidos auténticamente "pornográficos" de determinados programas, películas, series, etc, se extienden más allá de las escenas de sexo con las cuales identificamos popularmente el término "pornografía". Escenas de extrema violencia, torturas, humillaciones, vejaciones y, en general, cualquier visión de contenidos que muestran una absoluta indiferencia ante el dolor ajeno y la muerte, van cauterizando lentamente las conciencias de quienes son bombardeados por este tipo de imágenes. Las consecuencias en los niños y jóvenes especialmente, son devastadoras, tal como refleja la noticia a la que nos referimos en este artículo. La visión pervertida de tanta violencia y terror, genera indiferencia ante la maldad, peligrosas psicopatías, adicción por el ocultismo, temores, crueldad, rebeldía, etc. abriendo puertas espirituales a un mundo oscuro y tenebroso de tormento espiritual. RESPONSABILIDAD Como padres tenemos una gran responsabilidad sobre la educación de nuestros hijos, no sólo en términos formativos de tipo académico, sino también de tipo moral y espiritual. Nuestra misión es velar por el sano crecimiento de su cuerpo, alma y espíritu. Somos los atalayas de sus vidas hasta que aprendan a caminar por si mismos discerniendo verdad y mentira, bondad y maldad, lo conveniente y lo que no lo es. Y lo más preocupante para nosotros, es que todos estos sistemas de desinformación y confusión, como mencionamos anteriormente, abren puertas espirituales de maldad. No sólo nuestros niños, adolescentes y jóvenes son afectados moralmente, sino que las probabilidades de que su espíritu se vea influenciado por el enemigo de nuestra alma son realmente alarmantes. La opinión psicológica en la noticia comentada, refrenda este término. No hay en este chico una enfermedad mental, sin embargo "escuchaba voces en su cabeza que le pedían que fuera violento con la gente". Preguntémonos entonces ¿de quién son esas voces? Debemos despertar del sopor a que los medios y la sociedad en general nos someten y denunciar las prácticas que atentan contra los valores que defienden la vida y la sanidad del alma, que abren anchos caminos de maldad y angustia espiritual. "Todo me es lícito, más no todo me conviene" Aunque algunos sectores pretendan tildarnos de poco modernos o poco tolerantes, lo que está en juego es que nuestros hijos crezcan sanos, que se conviertan en hombres y mujeres con carácter y entendimiento, que sean también el referente para futuras generaciones. Recordemos que "Todo lo que el hombre siembre, eso también segará" (Gal.6:7). Sembremos vida para prevenir muerte. Merce Farpón

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