Raíces históricas del feminismo cristiano

El protestantismo está ligado a los movimientos abolicionistas y de igualdad de la mujer.

13 DE NOVIEMBRE DE 2020 · 23:00

Cartel en recuerdo de la declaración de Seneca Falls,
Cartel en recuerdo de la declaración de Seneca Falls

A lo largo de la historia, la condición de las mujeres ha sido de desigualdad y opresión, maltrato y abuso. El siglo XVI no fue la excepción, pero la Reforma trajo el primer rayo de luz que produjo ciertos cambios en esta situación: el sacerdocio universal (hombres y mujeres), la lectura individual de la Biblia (por lo tanto la alfabetización de las mujeres también) la igualdad y dignidad de todo ser humano ante Dios, la libre interpretación y libre conciencia etc.

Esto se tradujo en un mayor valor de las mujeres: la revalorización de la mujer casada, como compañera, la visión de la sexualidad como buena en el matrimonio, y mayor libertad  para las mujeres cultas, como el caso de grandes escritoras, reformadoras religiosas y reinas. Pero fue prácticamente nulo el cambio real en cuanto a los derechos de las mismas.

Tenemos que esperar hasta el siglo XIX y la llamada 2ª Reforma para empezar a ver los movimientos en pro de los derechos de la mujer y los primeros cambios.

Si bien en Gran Bretaña Mary Wolltstonecraft fue una pionera en Europa, el renacimiento norteamericano protestante fue decisivo en el impulso de estos movimientos a favor de la mujer. Nueva Inglaterra fue su cuna. Los movimientos europeos de la Reforma más radical que fueron perseguidos en Europa tuvieron que huir y llegaron a las costas de América, y su fe y sus principios reformadores y democráticos se propagaron rápidamente. Promovían la formación profesional y académica de las mujeres sobre la base de profundos principios cristianos.

Las mujeres de los pastores protestantes se van encontrando asociadas al ministerio de sus maridos desarrollando tareas docentes y sanitarias en su comunidad así como de cierta dirección espiritual. Lideran y apoyan movimientos abolicionistas y movimientos antirracistas, con las hermanas Grimké a la cabeza. En 1834 se fundó la Sociedad Reformista Femenina Neoyorquina, presidida por Lydia Finney, que trabajó para mantener a mujeres fuera de la prostitución. Otras líderes, como Dorothea Dix, enfocaron sus energías en la reforma de la prisión en la década de 1830. Finalmente, el movimiento abolicionista unió de nuevo a las mujeres.

En 1837 se celebró en Nueva York el Primer Congreso Antiesclavista Femenino, organizado por tres sociedades antiesclavistas femeninas. Y el Congreso Antiesclavista Mundial se celebró en Londres en 1840. De la delegación norteamericana en Londres formaban parte cuatro mujeres, entre ellas a la cabeza Lucrecia Mott y Elizabet Cady Staton, que, sin embargo, no fueron bien recibidas en Inglaterra, todo lo contrario. El Congreso, escandalizado por su presencia, no las reconoció como delegadas e impidió que participaran. Las cuatro mujeres tuvieron que seguir las sesiones tras unas cortinas. ¡Increíble!

Ante esta discriminación decidieron convocar otra convención para defender los derechos de las mujeres. Se celebró en la capilla wesleyana del barrio textil de Seneca Falls, los días 19 y 20 de julio de 1848 con el objetivo de discutir "la condición social, civil y religiosa de la mujer" y se convirtió en el primer foro público y colectivo de mujeres. La convocatoria fue impulsada por Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott.

Participaron hombres y mujeres y de aquí surge el primer documento colectivo en pro de los derechos de la mujer liderado por mujeres evangélicas e inspirado en los principios bíblicos: la denominada Declaración de Seneca Falls, aprobada el 19 de julio de 1848. Este manifiesto fue sólo el comienzo de una larga reconquista por los derechos e igualdad de la mujer: el derecho al voto, justicia laboral (explotación de mujeres y niñas), derecho a estudiar etc etc.

En este contexto surge también el movimiento a favor de la educación superior de la mujer que dio lugar a la fundación una serie de Colleges para cursar estudios superiores a las mujeres. Entre las que se formaron aquí está A. Gordon Gulik, fundadora en España del Instituto Internacional de señoritas. Esta última llega a España con su esposo en 1871 y fue la impulsora de la educación y formación de las mujeres. El Instituto de los Gulick (el Instituto Internacional para mujeres) es de prestigio nacional, los intelectuales de la época lo conocen, y los Gulick conectan con figuras intelectuales de la talla de los Fliedner, Giner de los Ríos, Usoz Ríos, y Salmerón…ligados a la Institución Libre de Enseñanza, por donde pasarían los grandes escritores del 98 y del 27.

Alice preparó a las tres primeras mujeres licenciadas por libre (porque estaba prohibido que las mujeres asistieran a la universidad), tres mujeres evangélicas: Ester Alonso, Juliana Campo, Marina Rodríguez. Las dos primeras se licenciaron en Filosofía y Letras en 1897. La tercera se licenció en Farmacia en 1900.En palabras de Marga Muñiz Aguilar en el Encuentro de historiadores del protestantismo en España:

”Estas mujeres no se conformaron con la desigualdad heredada, demostrando que la falta de capacidad que se les atribuía estaba en relación directa con la falta de oportunidades de formación y no con la ausencia de facultades. Estaban fuertemente motivadas para cambiar la situación y para forjar, además, nuevos roles generadores de recursos. En el caso concreto de las  primeras universitarias, continuaron  vinculadas  al mundo de la enseñanza, tanto dentro del Instituto Internacional, como fuera del mismo, actuando como motor de cambio de la sociedad española . La labor de transformación  que estas mujeres llevaron a cabo, constituye, sin duda, una parte de la realidad que tiene que conocerse e incorporarse a la historia de la mujer en España”.

Raíces históricas del feminismo cristiano

Mujeres cristianas evangélicas tendran su encuentro anual a favor del DIA INTERNACIONAL PARA LA ELIMINACION DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. Su referente: Jesús. 25 Noviembre a las 19h conéctate por youtube.

PROGRAMA:

Apertura : Asun Quintana- Lectura Manifiesto por un grupo de mujeres. Sketch: grupo JCUM. Reflexiçon: Itiel Arroyo. Canción: Mª José Toro

Equipo de trabajo: Alicia Capó (UDME), Nieves Carabaña (CEM), Ana Giménez (AGLOW) Ester Martín (UMMBE), Dulce Borrero (FIEIDE), Susana Macías (AESVIDA), Nely Ibarra (M.ESPERANZA), Fiona Belshaw (FIET GRATiA), Mercedes Gasanz y Alison Barrett (SIFRA), Asun Quintana (P.SENECA FALLS).

ORGANIZA UDME con la colaboración del Consejo Evangélico de Madrid y las asociaciones de mujeres evangélicas indicadas en el cartel.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Seneca Falls - Raíces históricas del feminismo cristiano