Política: el arte de unir...

La perspectiva de un gobierno fruto de la colaboración de fuerzas políticas diversas, a mi modo de ver, mala pinta no tiene.

13 DE AGOSTO DE 2023 · 13:00

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Imagen de Nathan Dumlao en Unsplash.

Estas notas son continuación del tema anterior. Realmente no las puse porque me pareció que salía demasiado largo. Además, asumiendo que estas cuestiones no interesan a casi nadie, menos interesará desde qué perspectiva las propongo. Un calvinismo radical a lo bruto es una manera de hablar. Pero es que tenía como referente en las opiniones que han salido por eso de las elecciones, a un autor calvinista fundamental, precisamente muy útil para reflexionar sobre política desde una perspectiva protestante.

La política es el arte de unir a los hombres entre sí para establecer vida social común, cultivarla y conservarla. Por eso se la llama simbiótica. [Lo pone en griego, significa unión] Este es el primer punto de La política: metódicamente concebida e ilustrada con ejemplos sagrados y profanos, obra magna de Juan Altusio, (1557-1638), editada en 1603, con revisión posterior (hay edición castellana, Centro de Estudios Constitucionales, 1990).

Esta obra es de estudio obligado en la ciencia política. En sus 630 páginas (edición castellana) se encuentran más de 4000 citas y referencias bíblicas (tirando corto). [En la edición castellana, además de esas páginas, aparecen 82 donde se indican los textos citados, también las obras que usa de otros autores.] A nadie le sorprende que “el más profundo de los calvinistas” (como lo llamó un autor) tenga el referente de su fe en el trabajo logrado. Desde su profunda convicción calvinista produce una obra secular.

Pensaba en este autor y su obra, junto con otros, precisamente porque suponen el gran tesoro protestante para orientar nuestro juicio hoy, pero que rara vez se usa (me temo que ni se conozca). En la presentación de la edición castellana se reconoce “la ingente riqueza y variedad de los materiales en ella reunidos, especialmente bíblicos, en consonancia con la formación calvinista del autor, pero también tomados del derecho romano y de varios derechos consuetudinarios”.

Iba a ponerlo con mis palabras, pero prefiero citar en extenso unos renglones de la presentación: “Ha podido verse en la Política de Altusio 'el primer ensayo alemán de un sistema racional y científico de teoría general de la sociedad bajo nombre de política',y esta caracterización da cuenta de su enfoque, que cabe calificar de más sociológico avant la lettre que jurídico, siendo éste, en cambio, el de la Dicaeologica, que completa la visión altusiana del derecho y del Estado. Sin duda favoreció aquel enfoque (sociológico) el que se reflejara en la obra [segunda edición, la que ahora se usa] la experiencia que el autor tenía -también como síndico de la ciudad de Emden (entonces capital de la Frisia oriental e importante puerto comercial y centro del calvinismo norteoccidental alemán que sirviera de refugio a neerlandeses en lucha con España)- de la vida política de Alemania, con la complejidad que le daba su peculiar abigarrada estructura, bajo la cúpula imperial, en estados (con minúscula), los Reichsstände, integrados por la multitud de sus príncipes, espirituales unos (príncipes electores eclesiásticos, arzobispos y obispos, abades y abadesas de las abadías imperiales, maestros de ciertas órdenes) y temporales (príncipes electores seglares y una serie de duques, príncipes, condes territoriales, margraves), las ciudades imperiales... Este conglomerado, que la Reforma protestante convirtió además en pluriconfesional, de entidades que llegarían a ser semisoberanas o prácticamente soberanas, resultaba difícil aprehender intelectualmente con conceptos formales rigurosos, al margen de su consideración histórico-social particularizada”.

Les he puesto este lío territorial porque es la lección que debemos aprender: la fe tiene que vivirse y aplicarse en terrenos complejos. Altusio es un modelo en esto. Efectivamente, desde 1603, fue síndico principal de la ciudad independiente de Emden, lo que confiere a sus reflexiones la impronta de política real, en el suelo. (También fue anciano de la iglesia reformada de la ciudad.)

Lo relevante para nuestro presente, además de mostrar que se pueden hacer propuestas sólidas para la sociedad plural desde la radicalidad del evangelio, sin que ese evangelio sea un simple eco de esa sociedad, es reafirmar la posición del autor sobre la naturaleza del Estado. En su obra puedes encontrar asuntos como la soberanía, el pacto, la representación, la tiranía... pero sobre todo destaca su afirmación de que el Estado, para que sea soberano en plenitud y tenga la fuerza de su función de bien público de unión, tiene que ser federal.

Quizá su aportación más significativa para nosotros sea el nexo establecido entre limitación del poder y el federalismo, que resulta profética”.

Sin conocer todavía ni los votos de fuera, la perspectiva de un gobierno fruto de la colaboración de fuerzas políticas diversas, a mi modo de ver, mala pinta no tiene.

Cuando nuestro Redentor publicó en la cruz: ¡consumado es! Se inicia el tiempo nuevo, el último, lo moderno. Se da testimonio a todas las naciones de que no hay mediaciones religiosas o políticas de salvación. Desde esa fe radical, trabajamos los redimidos para el bien de la sociedad. Sin mezclas.

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