Julián Hernández, “Julianillo”, reconocido en su localidad natal: Valverde de Campos, Valladolid
Un pabellón llevará su nombre. Hernández murió quemado por la inquisición en Sevilla, en auto de fe del 22 de diciembre de 1560 por introducir clandestinamente en España libros que fueron prohibidos por el papado.
02 DE ENERO DE 2021 · 12:00
Desde hacía tiempo, Francisco Ruiz de Pablos, que tanto ha contribuido para rescatar con su traducción obras básicas de nuestra Reforma del XVI, tuvo el deseo de que Valverde de Campos, localidad de nacimiento del personaje de sobras conocido como “Julianillo”, le recordase en su memoria con alguna actuación.
Este año se juntaron algunas circunstancias, y ya tiene en su pueblo sitio para la memoria colectiva, de su localidad y de tantas personas que recuerdan con afecto a quien murió quemado por la inquisición en Sevilla, en auto de fe del 22 de diciembre de 1560, tras varios años de cárcel, por su labor de introducir clandestinamente en España esos libros que fueron prohibidos por el papado, incluida la traducción del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda, y cartas y comunicaciones entre miembros de la dispersada iglesia española en Europa y aquí en Aragón, Valladolid y Sevilla. Fue descrito como hereje, apóstata, contumaz y dogmatizador.
Asunción Esteban, profesora de la universidad de Valladolid y autora del libro “Herejes luteranas en Valladolid”, que aquí les presenté hace unas semanas, ha impulsado esta iniciativa. Sin embargo, la pieza fundamental en esta consecución es el alcalde de la localidad, José Ignacio del Campo, que pensó en lo mejor que disponía actualmente su pueblo para recordar a su internacional vecino. (Antes se planteó una placa en la fuente de la plaza, pero eso, siendo mucho, no era tanto.)
El pabellón multiusos, que se inaugurará, d. v., en los primeros meses del año que empieza, llevará el nombre de nuestro Julián Hernández, “Julianillo”. Gratitud a todos los que han impulsado este reconocimiento, y reafirmar nuestra confianza en el que tiene todo poder, y nos tiene en su mano siempre. Las mordazas que los inquisidores colocaban en la boca de nuestras hermanas y hermanos, como hicieron con Julián el día de su ejecución, están siendo quitadas. Y su voz resuena, y su ejemplo: y en esa voz y ejemplo aparece la obra de la gracia de su Señor, cuya gloria hoy tenemos en comunión con todos ellos.
Este año que ya está aquí, lo tenemos lleno de actividades sobre nuestra Reforma.
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