La Bestia religiosa

Un solo síntoma: falta absoluta de respeto por lo que es público, que a todos pertenece.

11 DE OCTUBRE DE 2014 · 21:25

Tarjetas de crédito.,Tarjetas
Tarjetas de crédito.

Dos cartas muy breves, a dos iglesias, por lo que parece no muy grandes. Algo así como las que hay en España, que ni soñando se alcanza una media de cien miembros por iglesia. (Si tenemos 3500 lugares de culto, ¿cuántos seremos? Pocos, muy pocos; no importa, pero pocos. A cien por local, que ya es poner, seríamos 350000.) Y ya vemos la manera cómo viven. Si miramos las advertencias sobre los falsos dentro del pueblo, los que quieren destruirlo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, tendríamos una proporción tal que solo por eso sería necesario asumir esta situación como tema recurrente. Pero no ocurre. Parece que todos son buena gente. Nosotros hacemos iglesia sabiendo dónde estamos, y que contamos solo con unos cuantos; no importa, la hacemos en la verdad, en la presencia y con la presencia en nosotros del Resucitado; hacemos la que ha vencido y reina con su Redentor.

Dicta el texto sagrado que siempre la Antigua ha procurado usurpar la gloria de Dios; con su Cristo, como anticristo; con sus apóstoles, como travestidos de ángeles de luz; con su Iglesia, como Ramera… Esto se presenta muchas veces y de muchas maneras. En la Biblia también aparece otra parcela del orden que Dios ha creado, con su contrapartida usurpadora; me refiero al Estado. Así como hay una Iglesia y una antiiglesia, tenemos un Estado y su contrario. Lo pone el texto bíblico señalado como dos Bestias, una religiosa, la otra política. Si hacemos iglesia, la Jerusalén celestial, en medio de la terrena; lo mismo ocurre con el Estado. Te encuentras con uno que es el diácono de Romanos 13, y otro que es Bestia destructiva.

No siempre nos encontramos con una tarea acabada. Algunas veces sí; y se dice que tal o cual congregación se ha convertido en sinagoga de Satanás. Con el Estado pasó lo mismo. En nuestro propio tiempo, seguro que no todos los cristianos en todas sus circunstancias pueden afirmar lo mismo del Estado con el que convivan. Aquí en España no está mal, aunque el esfuerzo y constancia por que la condición de Bestia destructiva sea la que ocupe todo el terreno es muy notable. (Se debe procurar que no se llegue al máximo de corrupción, pero cuando es Bestia, se requiere la resistencia, con todas las consecuencias; o salir de su ámbito de dominio. Con la Bestia religiosa, las iglesias, pasa lo mismo.) Tenemos la Historia en la que este nuestro suelo ha sido cueva, o campo abierto, donde ambas han fornicado; y eso ha creado talante, cultura. Por poner un solo síntoma: falta absoluta de respeto por lo que es público, que a todos pertenece. Precisamente el buen político es el que gestiona ese campo, y precisamente ya ven (para los que esto leen de otro lugar, mejor que no vean; es pura excrecencia) cómo vamos. El redimido debe luchar contra el Diótrefes y los suyos para que no dominen en la congregación; como ciudadano libre, debe luchar para que el Diótrefes político y los suyos no dominen en la ciudad.

¿Pero no estábamos haciendo iglesia? Sí, y por eso conviene tener en cuenta la presencia del Estado, es donde convivimos, con lo que nos encontramos en nuestro hacer diario. Suponte que el bueno de Gayo ve que no puede hacer mucho por sí mismo, y se le ocurre acudir al gobernante (el nombre es lo de menos) de la ciudad para que impida a Diótrefes seguir actuando en contra de los predicadores fieles que vienen a la ciudad. Complicado; pero si también el Diótrefes acude para reclamar sus derechos, pues más complicado. Sin embargo, eso es lo que ha ocurrido en la Historia de la cristiandad. En otras semanas veremos algunos ejemplos, de la iglesia Romana y de otras hermanas suyas protestantes. El hombre de pecado sentado en su trono de pecado, con la sangre de los redimidos.

En esta semana hacemos iglesia aquí, con la verdad; en medio también de un Estado que es como es. Escribo esto el martes por la tarde, lo digo porque puede que el domingo haya más datos; de momento tenemos el caso de una profesional de la sanidad infectada de ébola, y unos responsables políticos infectados con las secreciones y fluidos corporales que las dos Bestias han derramado en nuestro suelo durante siglos. Imposible no relacionar situaciones. En nuestro suelo (aunque ya cada vez es menos nuestro; el Estado debe todo lo que ingrese el próximo año; una ruina, quiebra en cualquier empresa, pero los gobernantes satisfechos y contentos) se fabricó un montaje bancario, donde se colocaron personajes de alabanza (por poner un ejemplo para los que leen de allende, alguien que fue principal en gobiernos de la derecha aquí, y que llegó a director gerente del FMI). Ese montaje de la entidad financiera hubo (el gobernante de turno dice que eso es justo y necesario; no) que rescatarlo de su caída financiera (¿de qué manos mafiosas se tendría que rescatar? ¿En qué zulo la tendrían secuestrada?). Un dineral, de dinero público; nos robaron; nuestros representantes se permitieron firmar en nuestro nombre (y el de nuestros hijos y nietos, las deudas van para largo) y ahora cada español debe un buen dinero, incluidos los que por esa entidad financiera fueron echados de sus casas, y otros que compraron ruina con la sonrisa de sus sucursales. Eso que se puso para que no se muriera la entidad es lo que han quitado de otros campos: educación, sanidad, investigación… Y todos felices, todos los que de la entidad han chupado.

Chupado. Estos días no se habla de otra cosa por aquí. Resulta que más de 80 directivos de ese tinglado tenían para su uso personal una tarjeta que la entidad les proporcionaba. Un dineral. No todos la usaron para el mismo monto de dineros, algunos (creo que unos cinco, ni siquiera la emplearon) hicieron uso menor. Otros a lo grande. Esas tarjetas son modelo de ética cívica: la de la Bestia, que también tiene su manera de conducirse. Un dineral. Y la tenían gente de todos los partidos y de los sindicatos, igualdad, libertad para usar, y fraternidad. Una infección de ébola político. Pueden encontrar los datos en internet. El financiero de alabanza, el político de renombre, el sindicalista de pancarta; todos. Incluso se hace bromas con el nombre que lleva la tarjeta, “oscura”, o negra, oculta, opaca, vaya no de la luz; de la noche. ¿No había control? Se ponía lo que se sacaba de ella, o lo que se compraba en sitio contable también de robo. Nuestro gobierno ha recortado donde le ha parecido mejor (es justo y necesario, dice el jefe), y ha rellenado donde le ha parecido. Grandes recortes en sanidad; por aquello de que hablamos de esta infección de ébola.

Infección de ébola. Tenemos (sí, son públicos) hospitales muy buenos; profesionales muy buenos; que están en muchos casos a merced de gobernantes muy ineptos. Un hospital de referencia en atención a infecciones de máximo riesgo se desmanteló para optimizar el gasto, que ya se sabe que esos son los buenos gestores, los de la ruina pública y la tarjeta de engorde privada. ¿Para qué mantener un hospital, que al fin y al cabo, no sirve para mucho, pues no hay infecciones de esa índole? Imaginen que la policía desmantelara el grupo de desactivación de explosivos, porque no hay que desactivar explosivos todos los días. Allí había medios y gente preparada. Luego hubo lo que se pudo poner; y los profesionales (reconozcamos su valía y dedicación) no tenían el entrenamiento pertinente; es como si un policía normal, con toda su ejemplar profesionalidad, tiene que desactivar un explosivo; porque el gobernante desmanteló el grupo especializado. No es lo mismo. Vinieron dos enfermos. Mal o bien (creo que no debieron), ya vinieron, y no se curaron. ¿Puede alguien recordar el agobio de los profesionales de la medicina que tuvieron que cuidarles? ¿Puede alguien asumir el agobio de un profesional policía si tiene que desactivar un explosivo? Nos han robado; han vendido como suyo lo que era nuestro; no es la Bestia, pero apesta a bestia.

El aborto. Caiga mejor o peor, ha caído el ministro que tenía el encargo de la nueva ley. A ver si ahora también vas a tocar ese tema, ¿no estamos haciendo iglesia?, y eso es del Estado. Del Estado que es el ámbito donde vivimos. Primero, la iglesia como organización civil, sí puede tratar el asunto; como cualquier otra. Pero esa no es la modalidad de nuestro hacer iglesia (queda para más adelante, d. v., tratar a la iglesia en sus derechos como grupo civil, pero civil, como los otros). Como redimidos podemos opinar. Pero la actuación contra una actuación política tiene que ser civil, política. Desde esa perspectiva, aborto nunca, como voz civil. Los derechos humanos reconocidos son un buen campo de actuación en esa condición. El aborto no es un acto médico, excepto cuando es para librar de la muerte o enfermedad a la madre. Un acto médico es para curar una enfermedad o mitigar un dolor; el aborto no entra. Que lo saquen, pues, del lugar donde la vida se cuida. ¿Votos? Ahora podemos decir lo que declara el Señor de la vida; ay de la tierra que se llena de sangre inocente. Esa tierra tiene su juicio: que nos gobiernen estos, y vendan nuestras casas.

Eso de las tarjetas oscuras, donde se podían usar grandes sumas sin control, seguro que es un buen campo de reflexión ética. Y tanto que lo es. Y quiero ponerles una reflexión para vernos en la vida de los demás. Nuestro natural corrupto usa las tarjetas. (Por eso el Estado debe tener luces en todas partes, porque somos corruptos.) Es muy común, pero puede valernos de nuevo el caso de Giges, el de Platón. Un buen sujeto, honrado y cumplidor cívico, se encuentra con un anillo que se da cuenta que tiene un poder especial de tornarlo invisible cuando le da una vuelta (lo tomó de un muerto, lo que es lección, al final por muy invisible que seas y con todo el poder que eso te pueda conferir, te mueres). El poder de la invisibilidad lo torna un criminal, resultará que eso es lo que era, antes solo se refrenaba por temor al castigo, o por vergüenza. Nadie se da cuenta del uso que haces de la tarjeta, ¿qué haces? Los ciudadanos cumplirán las leyes, eso era el punto de la discusión donde aparece el caso de Giges, solo por el temor o la vergüenza pública de ver su incumplimiento; si fuéremos invisibles, nadie las cumpliría. (Se usa el caso para la moral y conducta con la invisibilidad que proporciona internet; ¿harías lo mismo en público; dirías lo mismo…?) Nacemos en la noche; nuestro natural es infame, opuesto a todo bien; pero nuestro Cristo se llevó ese natural, se hizo noche con toda la rebelión contra Dios (oh grandeza), y nos dio su vida, ahora somos hijos de luz. Esa es la iglesia que edificamos; pero sabemos de nuestras tinieblas, de nuestra noche, de la miseria de nuestro natural, lo que queda… gracias sean dadas a Dios…

Seguimos la semana próxima, d. v., haciendo iglesia, en medio de las Bestias, con sus secreciones y fluidos, pero no matarán a los que han muerto con el Señor, y resucitado. Estamos vivos. ¿De qué iglesia eres? De la de los resucitados.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Reforma2 - La Bestia religiosa