¿Qué clase de Dios quiere sufrir una Navidad eterna?

Siendo humano, Dios se vuelve “torturable”, y se le puede seguir u oponer, amar u odiar, abrazar o escupir, morir por Él o matarlo.

22 DE DICIEMBRE DE 2024 · 19:00

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Imagen de Steve Hruza, Unsplash.

¿Qué clase de Dios quiere sufrir la Navidad?

La Navidad consiste en que el Dios del universo, en su segunda persona, el creador de todo, el origen y el que sostiene todo lo existente, perfectamente bello e infinitamente glorioso, el dueño de todo incluyendo tu destino y el mío… se redujo, se concentró desescalando de ser un ser espiritual absoluto, a añadir y adoptaruna forma físico temporal; como si fuera la acción inversa de un Big Bang en el que lo infinito y eterno, se concentra de alguna forma parcial en una célula en el vientre de María, pero no con la imagen de Dios, sino siendo Dios. 

Y se divide y se divide, y engorda y de repente nace y crece, madura, y sufre… Y siendo humano, Dios se vuelve “torturable”, y se le puede seguir u oponer, amar u odiar, abrazar o escupir, morir por Él o matarlo.

¿Qué clase de Dios quiere hacer esto? ¿Te quitarías posición, dinero, tu salud, la integridad de tu ser o tu vida por alguna razón en el mundo?

Seguramente no, o puede que lo hagamos por un hijo, pero ninguno de nosotros ha amado a Dios realmente como para que Dios nos trate como un padre.

El milagro navideño no es un hecho puntual del pasado, es un hecho eterno.

Y a pesar de no mirar a Dios como nuestro Padre, Dios se humilló, se redujo, se peló de infinitas capas de gloria para alcanzarnos, para vivir la vida que solo Él podía vivir, para regalarnos su vida moral perfecta y sacarnos de nuestro invierno moral permanente. 

Y lo único que tenemos que hacer es doblar nuestra rodilla ante el que dobló la fábrica misma de la realidad y de la existencia por amor a ti y a mí. Y si lo haces, encontrarás al Dios que lo dio todo por ti. 

El milagro de la encarnación no solo es que Dios se hizo humano para no vivir la eternidad sin nosotros, sino que se quedó de alguna forma humano para la eternidad. Para disfrutar para siempre de nosotros, como uno de nosotros. 

El milagro navideño no es un hecho puntual del pasado, es un hecho eterno.

¿Qué clase de Dios quiere vivir una Navidad eterna? Glorifiquemos a Dios otra vez esta Navidad. 

 

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