El Síndrome del emperador
Estaba concluyendo la serie sobre “El Síndrome de Caín” cuando cayeron en mis manos determinados artículos y reflexiones que me alertaban de otro síndrome, no menos peligroso, que afecta a un número creciente de muchachos, especialmente niños y adolescentes. El nombre resulta impactante y las consecuencias mucho más. Estoy hablando de “El Síndrome del emperador”.
13 DE ENERO DE 2007 · 23:00
Quienes lo describen hablan de pequeños tiranos en cuerpos de niños, que chantajean, insultan, imponen sus deseos e incluso pegan a unos padres que observan atónitos cómo su hijo se les escapa de las manos.
Me parece relevante el artículo aparecido en el diario EL PAIS en su edición del 20 de junio de 2006:
Síndrome del emperador: pequeños tiranos que maltratan a los padres
Los niños tiranos tienen dificultades para sentir culpa y mostrar empatía. Niños que desde pequeños insultan a los padres y aprenden a controlarlos con sus exigencias. Cuando crecen, los casos más graves pueden llegar a la agresión física. Los psicólogos recomiendan a los padres poner límites a sus hijos desde bebés.
Pero, ¿por qué un niño es capaz de agredir a unos padres que no son negligentes? El elemento esencial del síndrome del emperador es la ausencia de conciencia.
¿QUÉ PRODUCE ESTE SÍNDROME?
Según Vicente Garrido, psicólogo criminalista y profesor titular de la Universidad de Valencia, son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones morales. Como consiguiente, hay una ausencia de conciencia.
Javier Urra, psicólogo de la Fiscalía de Menores del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, discrepa de las tesis de Garrido, ya que para Él, la herencia marca tendencia, pero lo que cambia el ser humano es totalmente la educación, sobre todo en los primeros años.
El factor clave a tener en cuenta es, según Garrido, si aparecen o no rasgos de personalidad psicopática, básicamente insensibilidad emocional, falta de conciencia, falta de empatía y ausencia de culpa.
Según Javier Urra, si tienes un niño pequeño que hace lo que quiere, que a los dos años no ayuda a recoger los juguetes, que jamás se pone en lugar del otro, y la madre es una bayeta que sirve para ir detrás de él y eso no se frena, cuando tiene 16 o 17 años se desborda.
La personalidad es difícil de cambiar, pero no el autocontrol. Lo que se puede cambiar es la conducta.
Miguel Ángel Soria Verde, psicólogo forense y profesor del Departamento de Psicología Social de la Universidad de Barcelona, indica que sólo hay patología mental en el 10% de este tipo de agresiones. La mayoría de los llamados niños tiranos han sido criados sin límites familiares ni sociales. Asegura que cuando un niño agrede, es porque busca una sensación de poder y dominio, no la violencia por sí misma.”
El artículo es suficientemente explícito y me propongo analizarlo más a fondo la próxima semana; pero vaya por delante esta reflexión: Cubrir las necesidades de nuestro hijo es muy diferente de cubrir sus caprichos. Cuando no sabemos distinguir entre lo que es necesidad y lo que es capricho, nos sentiremos en la obligación de llenar cualquier requerimiento que el niño nos haga y eso originará un terrible daño en los padres y también en los hijos, convirtiendo a éste último en un ser malcriado y caprichoso que se echará a perder.
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