Lutero: vida, mundo y palabra (Thomas Kaufmann)
El esquema de la obra es sumamente atractivo, pues el autor ha querido condensar en relativamente pocas páginas (134, en la traducción) algo de su profundo conocimiento sobre el reformador y el movimiento que encabezó.
14 DE JULIO DE 2017 · 11:41

Lentamente fluyen las traducciones de obras en otros idiomas acerca de Martín Lutero y la Reforma. La editorial Trotta dio a conocer Martín Lutero: vida, mundo, palabra, del profesor Thomas Kaufmann (1962), catedrático de Historia de la Iglesia en la Universidad de Gotinga y ex profesor de la Universidad de Múnich (1996-2000), vertido al castellano por Irene Stephanus (originaria de Argentina y graduada en teología con una tesis sobre el Eclesiastés, y antigua editora de Vida Abundante, revista de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata). Entre sus numerosas publicaciones sobre historia eclesiástica y del cristianismo de la época de la Reforma destacan: Das Ende der Reformation (El final de la Reforma, 2003), Luthers “Judenschriften” in ihren historischen Kontexten (Los “escritos judíos” de Lutero en su contexto histórico, 2005), Geschichte der Reformation (Historia de la Reforma, 2009), Geschichte der Reformation in Deutschland (Historia de la Reforma en Alemania, 2016), además de la más reciente edición de Escritos de Lutero (4 volúmenes, 2014-2016).
Una de las primeras reseñas de la obra apareció en ABC el 19 de marzo pasado, y en la que Joseba Louzao Villar afirma: “La conciencia del tiempo y de la fe estaban estrechamente interrelacionadas en Lutero. Kaufmann nos demuestra que no se puede comprender a quien nació como Martín Luder sin conjugar su vida, su Dios y el mundo en el que vivió. La idea de reforma estaba presente en el vocabulario del cristianismo bajomedieval, lo que Huizinga llamó ‘el otoño de la Edad Media’. Quien más y quien menos acertaba a vislumbrar la necesidad de un esfuerzo reformista en todos los sentidos”.[1] Ello debido a que el enfoque de Kaufmann, centrado en relacionar la vida de Lutero con los alcances de su obra religiosa, consigue mostrar las profundas paradojas del personaje. Para Louzao Villar, “Kaufmann nos dibuja un perfil vital complejo y lleno de paradojas. Lutero fue un hombre público, pero nunca dejó de ser un exégeta de la Biblia en una universidad pequeña sin tradición alguna o, en palabras de García Villoslada, ‘un fraile hambriento de Dios’ que sufrió diversas crisis espirituales. Contemplación, oración y acción son rasgos de una personalidad singular que buscaba ser cristiano ‘en el Evangelio y en Jesucristo’. Poco a poco, su prosa fue alcanzando altura y se convirtió en un escritor”, no poca cosa para alguien cuyo destino eran únicamente el claustro y la docencia.
El esquema de la obra es sumamente atractivo, pues el autor ha querido condensar en relativamente pocas páginas (134, en la traducción) algo de su profundo conocimiento sobre el reformador y el movimiento que encabezó. Luego de la Introducción (“Una persona ‘en dos naturalezas’”) la obra se despliega en tres capítulos bien definidos: 1. “En busca de Lutero”, que delinea la importancia del reformador en trazos ágiles y puntillosos; 2. “Una vida en el horizonte de la reforma de Dios” (con nueve secciones); y 3. “Existencia teológica” (con seis secciones); más el epílogo, “Lutero y el cristianismo”. Evidentemente, en el segundo capítulo se desglosan los aspectos autobiográficos y se sondean ya algunos aspectos relevantes de la obra de Lutero: su trabajo exegético, el perfil profético y su carácter de “maestro de la iglesia herética evangélica”. En el tercero, se proyectan más algunas de las zonas que, sin dejar de ser obligadas, como el impacto de la traducción de la Biblia y sus empeños en el púlpito y la cátedra, Kaufmann analiza otras que lo colocan más en el contexto actual: la creación y el orden político y burgués del mundo, la comunidad cristiana en el mundo y, por último, los “enemigos” de Lutero y sus representaciones.
El inicio de la Introducción plantea el proyecto completo del libro al referirse a los extremos que se reúnen en la persona de Lutero: por un lado, en ella tuvo lugar el encuentro con la “experiencia de la trascendencia”, esto es, explica”, “de obligaciones últimas en la relación de Dios con los hombres y de certezas inequívocas sobre la salvación y la condenación” (p. 9). Se trataba de una persona “que despertaba juicios encontrados como pocas veces había ocurrido con nadie antes que él”. En suma, el surgimiento del personaje “Lutero” en la historia fue el resultado de una suma de factores que nadie imaginó, pues “llegó a ser conocido, famoso, odiado, venerado, declarado hereje, casi divinizado como una especie de segundo Cristo; llegó a ser, en fin, el hombre de su siglo” (énfasis agregado).
Semejante estatus histórico obliga a que las lecturas actuales sean más mesuradas y críticas desde el punto de vista religioso y teológico, a fin de recuperar en buena medida lo que de Lutero se ha perdido ante los vastos procesos de idealización y satanización de que ha sido objeto. Acaso el enfoque más preciso sea aquel que practica Kaufmann: el de un creyente que “se inclinaba sobre la Biblia para leerla, volver a leerla y leerla una vez más; para inquirir su tenor literal, para extraer de las palabras humanas la palabra de Dios” (p. 11, énfasis agregado). Mirar a Lutero como “genio religioso”, “padre en la fe” o enemigo de los judíos, entre tantas otras posibilidades no agota los matices del personaje. Sus rasgos positivos y negativos son inseparables, subraya el autor, pues estamos delante de “la quimera del siglo XVI”.
[1] “Lutero, las paradojas de un buscador de Dios”, en ABC, 19 de marzo de 2017, www.abc.es/cultura/cultural/abci-lutero-paradojas-buscador-dios-201703190053_noticia.html.
[2] J. Rodríguez Marcos, “Una estrella nacida de un libro”, en El País, 28 de marzo de 2017, http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/28/actualidad/1490725124_216463.html.
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