¿En verdad los creyentes somos Hechura de Dios?

Dios se nos revela básicamente en dos poemas: el Poema de la Creación y el Poema de la Salvación.

17 DE AGOSTO DE 2015 · 14:00

,bautismo, Jesus
  1. Dios se nos revela básicamente en dos poemas: el Poema de la Creación y el Poema de la Salvación. Hechura (poíema) del Magno artista somos. Y su Hijo es el Verbo hecho carne, y los profetas son poetas que transcribieron Su mensaje para siempre, tanto en los Libros Sagrados como en la historia de la humanidad. Entonces, si esto es así, no entiendo el desdén o la evidente porfía en ocultar todo ese Voltaje poético. Me refiero a buena parte de pastores y demás predicadores y/o exégetas de la Palabra, tan sesgados. Y vuelvo al poeta llamado Job: “Me hiciste con tus propias manos;/ tú me diste forma”. Y vuelvo al salmo de David, el rey-poeta: “Tú hiciste todo lo delicado,/ las partes interiores de mi cuerpo/ y las uniste en el vientre de mi madre./ ¡Gracias por hacerme maravillosamente complejo!/ Tu hechura es prodigiosa”. A ver si desaprendemos y enseñamos a amar y respetar profundamente la Poesía, como corresponde a los seguidores del poeta Jesús, también llamado el Cristo.
  2. El Poeta estuvo en la primera noche del Verbo, con su corazón expuesto al Viento.
  3. Estamos hechos para recomenzar bajo una oración eterna.
  4. José Ángel Valente, poeta español, de los excelentes, decía: “La Palabra poética sigue cerca de Dios y es Dios. Lo dice el Evangelista Juan: en el Principio era el Logos, el Verbo. Y el verbo estaba cerca de Dios y era Dios. Lo creo a pie juntillas. Apartarse de ello nos ha alejado de la capacidad creadora”.
  5. La voz del poeta se ensambla en el cosmos, pero debe desangrarse en la tierra: sin tregua debe estremecerse en el humano mundo de los desposeídos, pues ellos son quienes acopian, genuinamente, el resto de la esperanza.
  6. El poeta es un eternizador. Jesús es un Poeta de ése linaje.
  7. La poesía es fuente primigenia de la teología y de la filosofía bíblica. Quien tenga reparos, sírvase pasar por la brújula de Job.
  8. ¿Qué Teología se merecen quienes aman con la admiración perfecta? Recomiendo la lectura de un librito que en sus pocas páginas dice más que cien tratados. Lleva por título “Hacer teología junto a María” (Kairos ediciones, Buenos Aires, 2006, pp. 86), del teólogo brasileño Valdir Steurnagel, doctor por la Escuela Luterana de Teología de Chicago: “Es una pena que se haya excluido a la poesía de la teología. Es una pena que la hayamos tratado de convertir en objeto de análisis. Al aplicarle el bisturí de lo que llamamos ‘alta crítica’, intentamos someterla a nuestras intenciones iluministas. Al insistir en hacerle preguntas que ella no quiere responder y al formular respuestas teológicas para las preguntas que reflejan tanto la incredulidad de nuestros días, acabamos haciendo de ella un pobre instrumento de la acción de Dios, La teología, transformada así en el verbo cerebral conjugado por el hombre blanco, acabó convirtiéndose en algo pesado y aburrido. Expresada con largas frases y articulada en un lenguaje filosófico rebuscado, perdió mucho de su encanto”. En nueva entrega citaré otro fragmento de profunda autocrítica al (mal) hacer teológico.
  9. Sólo las palabras que resisten el fuego de los altos hornos de las fundiciones, pasan luego a formar parte de lo que entendemos por Poesía. Ellas cobran vida después de la Depuración, porque son horneadas para Revelar vida.
  10. Con el Verbo es bastante; también con la Matriz nutricia y con el Vino del milagro medular.
  11. Eunice Odio, inmensa poeta costarricense muerta en la miseria, en México: “Si me dieran a elegir entre formar parte de los poderosos de la Tierra y ser parte de los que pueden vida nueva a la palabra, ni un momento vacilaría. Y si me dijeran que me dan un gran poema a cambio de la miseria, y que sólo un poema grande, elijo el poema grande, aunque sólo sea Uno. Así ha sido desde que descubrí que la poesía no era en mí una ‘afición’ sino ‘un destino implacable’. No hay cosa que no dé por la Belleza que es una forma de Dios; la más próxima a su Naturaleza”.
  12. La poesía es una cuestión de fe; es palabra revelada. La poesía es otra cosa porque nombra una realidad más real, al revelar las características vitales de ti o de los otros.
  13. Medicinas para el alma son los Salmos. El cuerpo necesita del Cantar de los Cantares.
  14. Pobre es la poesía porque no tiene monedas que ofrecer. Rica es la poesía porque, al oírla, quien va cojeando por la vida, se sostiene un instante en el sólido travesaño de algún verso. Por eso buena parte de la Biblia está impregnada de Poesía, tiene su Temperatura, que es el destello intemporal de lo Sagrado.
  15. Mis oraciones vibran en lo profundo, pues así presiento que llegan sin barullo al taller de la Creación. No olvidéis que la oración es la voz poética del alma que vuela hacia el connubio con Dios.
  16. Armindo Trevisan, escritor y teólogo brasileño, formado en la Universidad de Friburgo, dice: “Siendo cristiano, considero el acto poético como el hermano menor del acto creador divino, en la medida en que nuestra luz es reflejo de una Luz mayor, más alta… Lo que salva al poeta, y a todos los hombres, es el amor, el trabajo común, el dolor solidario, la esperanza en Dios. Pero la Poesía es una pedagoga de la salvación. No entra en la Tierra Prometida, aunque la ve de lejos. Esto es suficiente para justificarla y, más aún, para volverla amada”.
  17. Unos versos del poeta Jeremías, tan actuales en su lamentación: “La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese”.
  18. La poesía es una tabla de salvación, tanto para el que la escribe como para el que la lee. Máxime en las crisis de valores de los tiempos modernos, porque ahora es cuando está alcanzando la cúspide de su valor espiritual.
  19. Escribir poesía es intentar un diálogo con la historia del hombre, retozar en la música antigua de la Palabra primera, en su pálpito sagrado.
  20. La poesía, gracias a Dios, no es una mercancía para uso (o abuso) de las masas que prefieren el frenético vivir desdeñando todo aquello que estiman inútil o falto de valor. Por eso, honestamente, mi poesía está destinada para cuatro o cuarenta personas que a ella se aproximen con la intención de leerla o escucharla. La poesía es revelación de una realidad que humea próxima o distante: el poeta sierra imágenes y las deja totalmente libres para que atraviesen los ojos, los oídos y la imaginación de esos escasos cómplices que emergen por este u otros lugares del mundo. La poesía repara la existencia, gracias a Dios. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El sol de los ciegos - ¿En verdad los creyentes somos Hechura de Dios?