Tu nombre en mis labios
Su nombre es ungüento derramado, claridad en las tinieblas, calor de hogar, salvación, vida eterna.
09 DE JUNIO DE 2015 · 11:49

Todos tenemos un nombre.
Un nombre que nos ha sido dado desde el día en que nacimos.
Podemos estar más o menos a gusto con el nombre que portamos, pero es ése al que respondemos cuando nos llaman.
Yo era una de esas personas a las que no le agradaba su nombre.
En mi familia siempre me llaman Yoli, algunos amigos me dicen Yolita y siempre me presento como Yolanda.
Hace años escuché a Pablo Milanés interpretando una preciosa canción compuesta para la mujer que amaba, una mujer que se llamaba Yolanda.
Oí aquella canción y desde ese preciso momento mi nombre comenzó a gustarme, tontamente me creí poseedora de los halagos que ese maravilloso cantautor deshojaba en su canción.
Existen trazos que nos emocionan y nos hacen ver las cosas de forma distinta. Trivialidades que nos desentumecen provocándonos el deseo de valorar algo que torpemente habíamos omitido.
Mi nombre en labios de Pablo Milanés me pareció precioso. Mi nombre en labios de mi amado me resulta bello, en labios de mi hija me provoca cosquillas en el corazón. Es el mismo nombre pero me suscita diferentes sensaciones según quien lo pronuncie.
Pienso: ¿Cómo oirá Dios su nombre en mis labios?
¿Le resultará hermoso, fresco, nuevo, o simplemente le sonará repetitivo?
No quiero ataviar mi boca con elocuentes palabras que sólo producen somnolencia. Quiero que al pronunciar su nombre mis labios se llenen de agradecimiento. Que con delicada armonía entone un verso cada vez que exalto su nombre. Que el corazón se funda con mi boca y ambos acaricien la misma entonación.
Su nombre que es ungüento derramado, que es claridad en las tinieblas, que es calor de hogar, que es salvación, que es vida eterna.
Al son de su nombre los mudos hablaron, los cojos saltaban, los ciegos veían. Quiero que Dios escuche cómo mis labios le alaban. Cómo tejo con vocablos una frase impregnada de amor, una oración que muestre la identidad de un corazón transformado.
Si tu vida ha sido transformada por Él, no te quedes callado, alaba con tu boca su nombre: Jehová, Rey de Reyes, Poderoso, Elohim, Adonai, Rey de Gloria…
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