Dios en la poesía española contemporánea (y VII)

Concluyo esta larga serie de siete artículos sobre el tema de Dios en la poesía española contemporánea con una ojeada a la generación que siguió a la del 36."/>

Dios en la generación del 50

Dios en la poesía española contemporánea (y VII)

Concluyo esta larga serie de siete artículos sobre el tema de Dios en la poesía española contemporánea con una ojeada a la generación que siguió a la del 36.

05 DE DICIEMBRE DE 2009 · 23:00

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Fue llamada Generación del 50. A ella pertenecieron autores en los que el tema de Dios estaba presente de un modo explícito. Sólo mencionaré aquí, como representantes del grupo, a cuatro de ellos. Esta parte refleja lo que fue el todo. El primero de la lista es Dámaso Alonso, nacido y desnacido en Madrid. Fue poeta temprano y sobre todo crítico eminente de su generación con el libro POETAS ESPAÑOLES CONTEMPORÁNEOS. Para Dámaso Alonso, Dios es presencia invisible que resiste la indagación del hombre. En su obra GOZOS DE LA VISTA toma voz y conceptos prestados a los profetas del Antiguo Testamento. Y clama:
Dios mío, no sabemos de tu esencia ni tus operaciones. ¿Y tu rostro? Nosotros inventamos imágenes para explicarte, Oh, Dios inexplicable: como los ciegos con la luz. Si en nuestra ciega noche se nos sacude el alma con anhelos o espantos, es tu mano de pluma o tu garra de fuego que acaricia o flagela. No sabemos quién eres, cómo eres. Carecemos de los ojos profundos que pueden verte, oh Dios. Como el ciego en su poza para la luz. ¡Oh, ciegos, todos! ¡Todos, sumidos en tiniebla
Blas de Otero tiene un poema que titula FIERAMENTE HUMANO, y así, con la misma furia, el poeta nacido en Bilbao, amigo de Vicente Alexandre, Dámaso Alonso y Carlos Bousoño, entre otros, interroga y casi increpa a Dios cuando la vida en la tierra se le escapa:
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tú me la cercenas. Abro los ojos: me los sajas vivos. Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. Esto es ser hombre: horror a manos llenas. Ser – y no ser- eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas!
María Dolores de Asís, catedrática que fue en la Universidad Complutense, dice que Carlos Bousoño “es un poeta enclavado inicialmente en un existencialismo cristiano”. Desde su primer libro, SUBIDA AL AMOR, “parte de una esperanzada vivencia encuadrada en la fe”. “Luego –escribe el propio Bousoño en REFLEXIONES SOBRE MI POESÍA- mi fe hizo crisis, y toda mi poesía es consecuencia de esa crisis”. En su primer libro, SUBIDA AL AMOR, el autor puntualiza: “En aquella época yo era verdaderamente creyente”. Bousoño busca el encuentro sosegado con la Divinidad:
¡Ser un instante luz, sólo un instante! Sopla y enciéndeme, Señor, cual árbol resplandeciente entre la noche oscura. Mira mis verdes que se extienden largos, mira mis ramas de quejidos: crecen en la noche, tu fresca luz buscando. Baja, Señor, y posa tu caricia en mis cabellos de la tierra, amargos, y deja un surco luminoso en ellos, un reguero de cielo dulce y largo.
Concluyo este largo desfile de poetas con otro multipremiado: José García Nieto, Premio Nacional de Literatura, Premio Cervantes, miembro de la Real Academia. Considerado por algunos críticos como poeta puro, en la construcción de sus versos está presente el Eterno. Una muestra es su íntimo poema titulado GRACIAS, SEÑOR:
Gracias, Señor, porque estás todavía en mi palabra; porque debajo de todos mis puentes pasan tus aguas. Piedra te doy, labios duros, pobre tierra acumulada, que tus luminosas lenguas incesantemente aclaran. Te miro; me miro. Hablo; te oigo. Busco; me aguardas. Me vas gastando, gastando. Con tanto amor me adelgazas que no siento que a la muerte me acercas… Y sueño… Y pasas…
Soy consciente de que he dejado fuera de este trabajo a muchos y buenos poetas que pertenecieron a cada una de las cinco generaciones mencionadas. Los que han cabido están aquí a modo de ejemplo sobre la abultada presencia de Dios en la poesía española de los últimos tiempos. España, con una poesía religiosa presente en la adolescencia de su historia, no ha renunciado a esta primavera. Dios sigue estando presente en los poetas y en los versos. Se hace sentir en el tratamiento de lo religioso, donde el alma se desnuda en esperanza, amor y fe. En la música suave y en palabras que transparentan los anhelos del corazón se escucha la voz solitaria de Zorrilla que dice:
¡Señor!, yo te conozco, mi corazón te adora mi espíritu de hinojos ante tus pies está; pero mi lengua calla, porque mi lengua ignora los cánticos que llegan al grande Jehová.
Carlos Bousoño dice que “la posibilidad última de salvación se encuentra en la palabra poética”. No sé. Es una frase bonita, pero creo que va demasiado lejos. Un intérprete de la Biblia no estaría de acuerdo con el poeta asturiano. Sin caer en dogmatismos, que siempre son discutibles, otro poeta de altura concreta que la poesía puede ser un camino hacia el Eterno. Considero un honor dar por terminada esta serie con una cita de Dámaso Alonso, tomada de su libro POETAS ESPAÑOLES CONTEMPORÁNEOS. Dice: “Toda poesía es religiosa. Buscará unas veces a Dios en la Belleza. Llegará a lo mínimo, a las delicias más sutiles hasta el juego, acaso. Se volverá otras veces, con íntimo desgarrón, hacia el centro humeante del misterio, llegará quizá a la blasfemia. No importa. Si trata de reflejar el mundo, imita la creadora actividad. Cuando lo canta con humilde asombro, bendice la mano del Padre. Si se resuelve, iracunda, reconoce la opresión de la poderosa presencia. Si se vierte hacia las grandes incógnitas que fustigan el corazón del hombre, a la gran puerta llama. Así va la poesía de todos los tiempos en busca de Dios…”.
Artículos anteriores de esta serie:
 1José Mª Pemán me acercó a Dios 
 21898 y 1927: dos generaciones y Dios 
 3La generación del 98 y Dios 
 4La generación del 27 y Dios 
 5Poesía, generación del 36, y Dios 
 6Más sobre la generación del 36, poesía y Dios 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Dios en la generación del 50