Albigenses y valdenses (III)
Heterodoxia y cristianismo en España (XXVIII)
(La Historia de la Religión en España)

Los albigenses llegaron evangelizar amplias zonas de la Península Ibérica, aunque no nos ha llegado mucha información sobre sus actividades y desarrollo, en algunas crónicas se habla sobre ellos. Una de las crónicas que nos ha permitido saber más de sus actividades en España es la de D. Lucas de Tuy, que en su libro nos narra la his"/>

Los albigenses en León

Albigenses y valdenses (III)
Heterodoxia y cristianismo en España (XXVIII)
(La Historia de la Religión en España)


Los albigenses llegaron evangelizar amplias zonas de la Península Ibérica, aunque no nos ha llegado mucha información sobre sus actividades y desarrollo, en algunas crónicas se habla sobre ellos. Una de las crónicas que nos ha permitido saber más de sus actividades en España es la de D. Lucas de Tuy, que en su libro nos narra la his

13 DE NOVIEMBRE DE 2010 · 23:00

,
D. Lucas había hecho un viaje a Roma y a Jerusalén que le había permitido conocer de primera mano la fuerza de este nuevo grupo llamada albigense. En Roma conoció a Frate Elía, uno de los que combatían a los herejes en la ciudad. Junto a él pudo aprender las penas y castigos que se imponía a los albigenses y regresó a su ciudad con la intención de perseguirlos. En su obra De altera vita fideique controversiis adversus Albigensum errores, libri III, D. Lucas escribe una larga apología de la ortodoxia de Roma y condena las doctrinas de los albigenses. Uno de los documentos más importantes que nos facilitó esta obra, fue la lista de las creencias básicas de los albigenses: 1. º Que Jesucristo y sus santos, en la hora de la muerte, no asistían a consolar las almas de los justos y que ninguna alma salía del cuerpo sin grande dolor. 2. º Que las almas de los santos, antes del día del juicio, no iban al cielo, ni las de los inicuos al infierno. 3. º Que el fuego del infierno no era material ni corpóreo (779). 4. º Que el infierno estaba en la parte superior del aire, y que allí eran atormentadas las almas y los demonios, por estar allí la esfera y dominio del fuego. 5.º Que las almas de todos los pecadores eran atormentadas por igual en el infierno, entendiendo mal aquello de in inferno nulla est redemptio, como si no hubiera diferencia en las penas, según la calidad de los pecados. 6.º Que las penas del infierno son temporales; yerro que Lucas de Tuy y otros achacaban a Orígenes, y que abiertamente contradice al texto de San Mateo: Ibunt impii in supplicium «aeternum», iusti autem in vitam aeternam. 7.º Negaban la existencia del purgatorio y la eficacia de las indulgencias. 8.º Negaban que después de la muerte conservasen las almas conciencia ni recuerdo alguno de lo que amaron en el siglo. Don Lucas prueba lo contrario con la parábola de Lázaro. 9.º Ponían en duda la eficacia de la intercesión de los santos. 10.º Decían que ni los santos entienden los pensamientos humanos, ni los demonios tientan y sugieren el mal a los hombres. 11.º Condenaban la veneración de los sepulcros de los santos, las solemnidades y cánticos de la Iglesia, el toque de las campanas, etc. 12.º Eran iconoclastas. 13.º Decían mal de las peregrinaciones a los Santos Lugares. Como vemos, muchas de sus doctrinas no eran otra cosa que un anticipo de la Reforma Protestante. Desde la negación del Purgatorio y las indulgencias hasta la prohibición de las imágenes, la intercesión de los santos o de cualquier práctica externa, se observa un revisionismo a muchos de los dogmas básicos de la Iglesia Católica. Los albigenses crecieron en número y tras la muerte del obispo D. Rodrigo, hubo un intento de imponer sus doctrinas en la ciudad de León, pero fracasó.
Artículos anteriores de esta serie:
 1Albigenses y valdenses (I) 
 2Albigenses y valdenses (II) 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Historia - Los albigenses en León