Raza negra

No se lo niegues; pide al amor entrada... Tiene oscura la piel, y sin embargo, su mirada es triste y clara. Lleva toda la atávica tristeza dolorida, de su raza de antigua esclavitud... No se lo niegues; pide al amor entrada. A todos, en la vida, principio y fin igualan. Hermanos somos, en el mismo Padre que no habrá de juzgarnos por la raza... Aún, con su callada mansedumbre, parece que los grillos arrastra. Si se revuelve, a veces, ¿no se encrespa una hormiga maltratada? Pide calor de corazón. Una mano abierta. Una palabra amiga. Y el derecho a la paz, al respeto. Y a la santa dignidad de todo hombre, que le niega aún hoy, una sociedad inhumana. No es un perro acosado. Es un ser libre que sus derechos reclama. Un ser humano, hijo de Dios, que lleva la inmortalidad en el alma. La razón no comprende, y el sentimiento, sangra ante tanta injusticia. Ante tanta falta de amor... Es nuestro hermano, y llora. Siempre fueron incoloras, las lágrimas...

Lola Peche Andrade (Versos de ayer y de hoy)

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