Insatisfechos crónicos

El filósofo francés Blaise Pascal dijo en su día: “En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada”.

Un comentario muy acertado. Podemos pasarnos la vida entera buscando la felicidad en el lugar equivocado, podemos seguir la filosofía de “sexo, drogas y rock n’ Roll” pero tarde o temprano tendremos que reconocer que ni la promiscuidad sexual proporciona satisfacción ni encontraremos la solución a nuestros problemas en el fondo de una botella o en un mundo paralelo al que hayamos llegado a base de aturdir nuestros sentidos con sustancias.

En vez de perder el tiempo y la salud con esas cosas, te señaló un atajo que te llevará al tan ansiado destino de forma segura:

Cristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Y no te creas que se trata de conformarse con mediocridad:

Cristo también dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b).

Y tanto es así que los que conocen al Señor y Salvador afirman sin titubear: “Mi copa está rebosando” (Salmo 23:5c).

Moraleja: Si no tienes a Cristo, no tienes nada. Si tienes a Cristo, lo tienes todo. Puede que el Mundo intente atraerte de numerosas y diversas maneras, pero es muy sabio recordar lo que afirma Santiago 1:12:

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”. Y, como hemos leído, esa vida abundante la encontrarás solamente en Jesús.

¿Vas a seguir buscando por todas partes u optas por el atajo?