Cerrajero

Solo Cristo puede abrir la puerta de la celda.

05 DE JULIO DE 2025 · 22:00

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Foto de Susan Holt Simpson en Unsplash

Uno de los versículos más aterradores que encontramos en la Escritura es el siguiente:

“La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda” (Apocalipsis 20:14).

La muerte es el suceso que introduce a los difuntos en el Hades. Una vez en esa celda, nadie sale. No obstante, eso no es más que la primera muerte. Llegados a ese punto, queda la sentencia de la segunda muerte.

Mientras no se haya pasado por la primera muerte, todavía hay esperanza:

“Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones. Alaben la misericordia de Dios, y sus maravillas para con los hijos de los hombres” (Salmo 107:14-15).

¿Sabes quién es capaz de romper tus prisiones?

Jesús dijo: “No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18).

Esa es la identidad del Salvador, el Cerrajero divino que puede librarte del destino que nuestros pecados merecen. Solo Cristo puede abrir la puerta de la celda para que no te pueda ni rozar siquiera la segunda muerte. ¿Por qué?

No son meras palabras. Cristo dijo: “Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos”. Es decir, Cristo sabe de lo que está hablando porque ya lo ha hecho. Y ¿qué hizo? Murió en la cruz por nuestros pecados para que la sentencia callera sobre Sí en vez de sobre nosotros. Después de obtener la salvación, resucitó de entre los muertos y ahora nos ofrece la vida eterna.

No hay motivo para temer la segunda muerte si confiamos en el Salvador. Si no, el primer versículo del presente escrito debiera hacerte temblar antes de la sentencia para que corras mientras haya tiempo a los pies del Salvador y le pidas que te salve.

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Pensamientos - Cerrajero