Preparados para la ola de calor

El calor que sentimos estos días es un juego de niños comparado con el tema al que voy a hacer alusión.

28 DE JUNIO DE 2025 · 23:21

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Foto de Siebe Warmoeskerken en Unsplash

“Y preparó el Señor Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba” (Jonás 4:6-8).

“Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed” (Juan 4:13).

De ambos versículos se desprende que la recomendación para cuando apriete el calor es que intentemos resguardarnos del calor buscando sombra y paliando la sed para permanecer hidratad@s. No obstante, como sospechas correctamente, el presente escrito va a dar un giro a temas espirituales desde un punto de vista bíblico y es aquí donde se produce el cambio. El caso es que se avecina una ola de calor que es de temer y no me refiero ni al verano con el calentamiento global ni al calor que se experimentará durante la Gran Tribulación:

“El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Apocalipsis 16:8-9).

No, no me refiero a eso. Ese calor es un juego de niños comparado con el tema al que voy a hacer alusión. Para estar preparados, tomemos en serio las recomendaciones enumeradas a continuación:

“A todos los sedientos: Venid a las aguas” (Isaías 55:1).

¿De qué sed estamos hablando?

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6). Es una oferta gratuita disponible antes de que llegue la Ola de Calor.

Pero, ¿cómo podemos acceder a eso si somos pecadores? Por medio de Cristo que perdona los pecados y concede la vida eterna a los que se arrepienten y le siguen:

“Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37b-38).

Esa justicia imputada y vida eterna están disponibles para los pecadores arrepentidos que acuden al Salvador. Están preparados para la Ola de Calor que queda por venir. Los que no entra dentro de esta categoría no están list@s pero pueden empezar a hacer preparativos:

Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:5-6).

No solo eso. Escucha a Juan el Bautista: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mateo 3:10).

Son avisos usando ilustraciones de la vida real. Pero la Ola de Calor se describe realmente en Apocalipsis 20:14-15. Sin metáforas ni nada semejante, solo la realidad: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.

Antes de que llegues a ese punto, puedes acudir a Cristo si quieres:

“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Juan 4:10).

¿A qué esperas? El Salvador está esperando a que acudas a Él.

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