Estoy esperando a que me llames “salvador”

Dios está mucho más cerca de ti de lo que te imaginas.

07 DE JUNIO DE 2025 · 23:30

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Foto de Beth Tate en Unsplash

“Entonces prometieron solemnemente que buscarían al Señor el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma. {...} Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos” (2º Crónicas 15:12 y 15).

Y su experiencia puede ser la tuya también porque Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8, comparado con Hebreos 1:12). De hecho, Jeremías 29:13 te proporciona otra promesa:

“y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.

Dicho versículo implica que el encontrar a Dios no es una tarea científica, sino una que requiere compromiso. Por eso la gente no encuentra a Dios. No se encuentra en el interior de un tubo de ensayo y tampoco se puede afirmar que no exista porque no han dado con Él mirando con un telescopio. Es como si te pidiera que me explicaras matemáticamente el arte. Simplemente no es posible. Esa no es la forma de abordar este tema. ¿Quieres descubrir y conocer a Dios? Requiere esfuerzo:

“¿Qué pide el Señor tu Dios de ti, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 10:12).

Un corazón dispuesto y un alma que anhela estar con Dios puede hacerlo:

“para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27).

Dios está mucho más cerca de ti de lo que te imaginas. Pero espera que muestres interés por Él antes de manifestarse. Dios no se revela a los que pasan de Él pero si te está esperando:

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8).

Cuando manifiestes arrepentimiento genuino con un deseo de acudir a tu Señor, verás que Él no te echa fuera (Juan 6:37b):

“Sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Dios escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre” (1º Crónicas 28:9c).

En resumen, Cristo ya lo hizo todo para que pudieras estar con Él en el Reino de los Cielos en vez de alejado de Él debido a tu pecado. Murió en la cruz para pagar por nuestros pecados y resucitó para nuestra santificación y vida eterna. El Señor solo espera que te acerques a Él y le llames “Salvador”.

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