No se puede someter el mar

Un comentario a la película ‘Hasta el fin del mundo’ dirigida por Viggo Mortensen.

23 DE MAYO DE 2024 · 16:00

Un fotograma de la película ‘Hasta el fin del mundo’ (2023) dirigida por Viggo Mortensen.,
Un fotograma de la película ‘Hasta el fin del mundo’ (2023) dirigida por Viggo Mortensen.

“Tú dominas la bravura del mar; cuando se levantan sus olas, tú las sosiegas” (Salmos 89:9)

Hasta el fin del mundo es el segundo largometraje que Mortensen protagoniza, escribe y dirige. Se confirma como un cineasta interesante, con cosas que contar y una personalidad capaz de ofrecer imágenes e ideas distintivas. En esta ocasión, se ha atrevido con el género del western, creando una película del oeste con apariencia clásica, pero con un mensaje muy de hoy en día. Los medios ya se han aventurado a proclamarla como el primer western feminista de la historia, una afirmación que solo puede venir de quien desconoce o prefiere olvidar otros ejemplos previos. De hecho, se me ocurren varios western que merecen ser reivindicados en estos tiempos en los que la memoria se ha vuelto selectiva o se aplica censura directamente.

En 1950, Barbara Stanwyck protagonizó Las furias, dirigida por Anthony Mann. En esta película interpreta a Vance Jeffords, una mujer fuerte e independiente que lucha por el control de rancho de su padre en Nuevo México. Su determinación por tomar las riendas de su destino subrayan su carácter empoderado y su resistencia a ser dominada por los hombres a su alrededor.

En 1951, William A. Wellman presentó Caravana de mujeres, una magnífica película con un fuerte elenco femenino que ha sido injustamente olvidada. La trama sigue a un grupo de mujeres que viajan para encontrarse con hombres que buscan esposa. Durante el arduo viaje, las mujeres enfrentan y superan numerosos desafíos, demostrando su fortaleza, resiliencia y capacidad para trabajar juntas y apoyarse mutuamente.

En 1952 bajo la dirección de Fritz Lang, Marlene Dietrich nos regaló una actuación inolvidable como Altar Keane en Encubridora. Altar Keane es una ex cantante de salón que dirige un escondite para forajidos. Maneja su refugio con autoridad y carisma, desafiando las expectativas tradicionales del género con su carácter fuerte y su control sobre su entorno.

En un tono muy diferente, mucho más ligero, Doris Day protagonizó en 1953 una comedia musical sobre Martha Jane Cannary, más conocida como Calamity Jane. La película, traducida en España como Doris Day en el Oeste y dirigida por David Butler, presenta a una figura feminista que se comporta de manera audaz y rechaza las convenciones sociales.

En 1954, Joan Crawford, bajo la dirección del gran Nicholas Ray, nos regaló uno de los personajes más inolvidables del género en Johnny Guitar. Vienna, la dueña de un salón, defiende su negocio y su vida contra un grupo de ciudadanos hostiles y corruptos. Vienna es fuerte y decidida, enfrentándose a los desafíos con valentía y determinación.

Finalmente, siendo solo unos ejemplos, en 1966, John Ford dirigió una la obra maestra Siete mujeres, en la que Anne Bancroft da vida a la Dr. Cartwright. Ambientada en una misión en China en 1935, la película sigue a un grupo de mujeres misioneras atrapadas en un conflicto con un señor de la guerra local. La doctora, una mujer independiente, llega a la misión y rápidamente se convierte en la líder. Su carácter y habilidades de liderazgo en situaciones críticas demuestran su fortaleza y autonomía.

Por lo tanto, el personaje de Vivienne Le Coudy que nos presenta Hasta el fin del mundo y que tiene el rostro de la estupenda actriz Vicky Krieps no es ni mucho menos una novedad en el género.

Quizás lo más débil de la propuesta de Mortensen sea la estructura narrativa, que salta en el tiempo de manera continuada. Nos ofrece en paralelo tres momentos de la historia: lo que ocurre, lo que ocurrió antes, y lo que ocurrirá después. No encuentro una justificación para ello e incluso considero que, de esta manera, la película pierde fuerza y añade confusión.

Más allá de la reivindicación feminista de la propuesta, Hasta el fin del mundo muestra de manera desoladora la imposibilidad que tenemos los seres humanos de controlar nuestras vidas. Muestra lo difícil que resulta tomar decisiones que suponemos son lo mejor para nosotros, pero que van a afectar a los demás de una manera decisiva. Lo que nos cuenta Viggo Mortensen en Hasta el fin del mundo evidencia la necesidad que tenemos de consuelo, redención y confianza en alguien que pueda someter el mar.

“Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” (Mateo 8:26-27)

 

 

 

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