Siempre nos quedará hoy

El debut en la dirección de la experimentada actriz y guionista Paola Cortellesi brilla con luz propia. ‘Siempre nos quedará mañana’ representa un soplo de aire fresco en un subgénero tan complejo como es el que aborda el maltrato sistémico a las mujeres y la falta de reconocimiento de su voz.

La película ha sido un auténtico fenómeno de masas en Italia, y no es para menos. Cortellesi, gracias a su habilidad para jugar con la ambigüedad tanto en el género como en el argumento, logra transformar lo que a primera vista parece un drama difícil de digerir en una experiencia que cautiva al espectador con sonrisas, sorpresas y un atisbo de optimismo.

En cuanto a la forma, situar la historia en la Italia de los años 40 evoca inevitablemente la estética del neorrealismo; sin embargo, a pesar de filmar en blanco y negro, la propuesta de Cortellesi se acerca más a los ejercicios de libertad de la Nouvelle Vague, con una influencia palpable de la frescura e independencia de Nanni Moretti. El resultado nos recuerda más a "El Apartamento" de Billy Wilder (aunque guardando las distancias), al ofrecernos un drama con un toque de simpatía o una comedia con un trasfondo amargo, en lugar de seguir la estela del cine italiano de posguerra.

En cuanto al contenido, la violencia machista impregna el relato y lo condiciona. El inteligente guion expone el problema de manera pedagógica, resaltando la espiral insalvable e interminable en la que se encuentra, mientras no se enfrente de una vez por todas, incluso en la actualidad, desde la base de la educación más elemental. Sin embargo, la narración no se limita a denunciar el comportamiento despreciable del esposo; también profundiza en el papel de la mujer en los hogares y en la sociedad, es aquí donde Cortellesi infunde a la película una energía positiva que la impulsa hacia adelante.

El sólido personaje interpretado por Cortellesi encarna a tantas mujeres que a lo largo de distintas épocas han vivido sometidas. En una de las últimas secuencias, la protagonista asiste a una misa donde los guionistas aprovechan la presencia del párroco para agregar aún más represión. Esto dista mucho de lo que verdaderamente enseñó el evangelio a las mujeres: dignidad y valor. Jesús desafió las normas culturales de su tiempo al hablar públicamente con mujeres y al incluirlas en su ministerio, otorgándoles un sentido de pertenencia que antes no tenían. Promovió la igualdad ante Dios, valorando por igual a hombres y mujeres, lo que representó un cambio radical en una sociedad donde las mujeres eran consideradas inferiores. Además, fomentó la liberación de roles restrictivos al animar a las mujeres a seguirlo, aprender de él y participar en la difusión del Evangelio, derribando así barreras sociales y religiosas. Jesús también demostró cuidado y protección hacia las mujeres, sanando a las enfermas, defendiendo a las injustamente acusadas y ofreciendo compasión a las que sufrían.