El origen de la celebración de la Navidad

Lo que era algo deseable en el paganismo, que por mucho que significara la igualdad entre los hombres duraba una semana, en el cristianismo la reconciliación entre los hombres vendría a ser una realidad completa y permanente.

14 DE DICIEMBRE DE 2022 · 10:00

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Imagen de Rithika Gopalakrishnan, Unsplash.

Como cada año que llega el tiempo de la Navidad y la cristiandad se prepara para celebrarla, cada uno y cada iglesia según la entiende mejor, siempre surgen los que hablan en contra de dicha celebración alegando que ni el Señor ni los apóstoles ordenaron que se celebrara dicha fiesta, porque  esta tiene su origen en el paganismo. Además fue instituida, según dicen, por la Iglesia Católica bajo el gobierno del Emperador Constantino. Por tanto –dicen- dicha celebración debe rechazarse; de otra manera lo que estamos celebrando no es sino un culto al dios Saturno. Éste era el dios de la agricultura y de la cosecha  en la religión romana, y era invocado en el tiempo de la siembra. Luego, Saturno correspondía al dios griego, Cronos, dios del tiempo; y con frecuencia los mitos de ambos se mezclaban.

Cuando se habla del “tiempo de la siembra”, esta coincidía con la fecha del 21/22 de diciembre en el cual se producía lo que se conoce como el solsticio de invierno, por lo cual también se daba en el día más oscuro del año. Así también se producía el solsticio de verano, el 21/22 de junio, cuando tiene lugar el día más largo del año.

El Culto Pagano Expresaba Profundas Necesidades Espirituales

Ahora bien, si observamos  cada una de las  celebraciones que se llevaban a cabo en aquel tiempo, se aprecia por parte de la gente  un deseo por una sociedad y vida mejor; un aprecio por un mundo que, como diría aquella canción titulada Himno de alegría, cantada y popularizada por Miguel Ríos, entre otras cosas expresaba el deseo de un tiempo venidero... “En el que los hombres volverán a ser hermanos”.

Pero, de todas maneras, aparte de las muchas aberraciones de los cultos paganos, lo cierto es que en el fondo de muchos mitos de la antigüedad se encontraban parte de las verdades reveladas por Dios, mezcladas con la mentira a que fue sometida la Revelación divina (Ro. 1.18-32). Después, aquellas verdades, apenas reveladas, se revelarían de forma completa y definitiva, por medio de Jesucristo. 

La Celebración De Las Saturnales

Entonces, en la fecha del solsticio de invierno se celebraban las fiestas de las saturnales. Estas eran una semana de celebraciones en las que… 

En primer lugar, se borraba toda distinción entre el hombre libre y el esclavo; se abolían los tribunales todo el tiempo que duraban las fiestas, recordando los dichosos tiempos de la edad de oro. En esta semana se abolían toda distinción social de tal manera que los esclavos dejaban de serlo y se permitían criticar a sus amos e incluso ocupar el lugar de ellos.

Pero lo que era algo deseable en el paganismo, que por mucho que significara la igualdad entre los hombres duraba una semana, en el cristianismo la reconciliación entre los hombres vendría a ser una realidad completa y permanente, tal y cómo lo expresó el apóstol Pablo en Gálatas 3.28, Col.3.11 y Ef.2.12-16, donde el apóstol declara y establece unos principios sobre los cuales, desde la Iglesia se podría construir una sociedad más justa.

En segundo lugar, en esta época los paganos tenían la costumbre de hacerse mutuamente regalos. Eso no era sino una expresión de alegría por poder disfrutar de lo que había en lo más profundo de su corazón: el deseo de libertad y el aprecio de unos por los otros. ¡Aunque durase por espacio de una semana!

Para los cristianos no era, entonces, difícil, encontrar ese paralelismo entre el gozo brevísimo de una semana de fiestas y el “gran gozo” que rodeó la historia del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, cuando fue anunciado por el ángel, respaldado por aquel gran coro de ángeles:  

“He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lc.2.10) 

Gozo que fue experimentado por todos los testigos de aquella Navidad 

1. Por los Pastores que visitaron al niño Jesús. Todo el pasaje donde aparecen esas palabras está impregnado de “un gran gozo” por el nacimiento de Jesús, el Salvador, incluso aunque dicho término no aparezca nada más que una vez. (Lc. 2.13-20).

2.  Por los magos de oriente que visitaron a Jesús. Dice el texto bíblico que cuando lo encontraron, “se regocijaron con muy grande gozo” viendo así el propósito de su viaje fielmente cumplido . (Mt.2.10).

3. Por el anciano Simeón y la viuda Ana. Todo el pasaje exulta admiración, alabanza, reconocimiento de la bondad de Dios por su Salvación y el gozo que pareció acompañar a ese sentir de los protagonistas. (Lc.2.25-38)

Así que si las familias cristianas quieren seguir haciéndose regalos, adelante. Eso también es expresión de la alegría por el recuerdo del nacimiento del Señor Jesús, con todo cuanto eso significa para nosotros, habiendo experimentado la salvación que el Hijo de Dios vino a traernos. Porque no podemos olvidar que el nacimiento de Jesús fue el inicio del desarrollo que llevaría al “Niño” a hacerse hombre “y dar su vida en rescate por muchos” (Mc.10.45), lo cual produciría millones y millones de expresiones de gozo en los así redimidos por Él a lo largo de toda la Historia. 

4. Por otra parte, las saturnales terminaban con una fiesta para los niños. Así que, aprovechando esa celebración de las saturnales, desde la celebración de la Navidad y teniendo en cuenta al niño Jesús, esta fiesta cobró una nueva dimensión y un mayor aprecio como “Fiesta de los niños”, en vista de que, en principio, él mismo se hizo y fue un niño, viviendo entre los niños y aunque no se nos dice mucho sobre los años de la niñez de Jesús, es obvio que él vivió como niño y también se relacionaba con otros niños de su pueblo natal.

Luego, cuando Jesús fue mayor nos enseñó tanto por sus enseñanzas como por su ejemplo que los niños tenían para él una importancia que incluso en la sociedad judía no tenían. Por ejemplo; a) Jesús habló de los niños cuando dijo que “de los tales es el reino de los cielos; b) amonestó a los discípulos porque les impedían a los niños que no se acercaran a él; c) advirtió seriamente de no escandalizar a un niño, y sobre el gran castigo que merece el que lo haga. (Lc.17.-4) d) también los puso como ejemplo por su actitud de fe para recibir el reino de Dios; e) de igual manera, Jesús recibía a los niños y los bendecía poniendo sus manos sobre ellos. (Lc.10.13-16)

Por tanto desde el cristianismo, la celebración de la Navidad, con esta faceta incorporada, debería seguir celebrándose así. Es una forma de enseñar a nuestros niños y niñas  el recuerdo del nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. De esa manera, la celebración de la Navidad tiene un carácter didáctico para todo el pueblo de Dios, desde la infancia. Razón por la cual no debería menospreciarse ni perderse. 

5. Finalmente, llegaba el día más corto del año, con la posterior fiesta del nacimiento del sol. En este sentido, la comparación entre el nacimiento del sol, que alumbraba al mundo material y de Cristo que nacía para alumbrar el mundo espiritual, ofrecía una transición desde el punto de vista pagano al cristiano. Ya en Malaquías 4:2, se hablaba del “Sol de justicia…” Mientras que, cuando ocurrió la transfiguración dice el texto bíblico que “Su rostro se hizo resplandeciente como el sol cuando resplandece en su fuerza…” (Mt.17.2). Luego, en Apocalipsis 1:16, leemos de forma semejante que el Señor se apareció a Juan “y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.” Evidentemente, esas declaraciones relacionadas con el mundo físico no eran sino las expresiones visibles de una realidad espiritual y moral que caracterizaban a Jesús como el Hijo del Dios viviente. Por esa razón y con toda autoridad, él pudo declarar: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (J.8.12). Esto nos lleva a pensar que si bien la vida sería imposible sin la luz del Sol, tampoco la verdadera vida espiritual sería posible sin el verdadero “Sol” que es Jesús, el Hijo de Dios. De ahí que con la celebración de la Navidad, recordemos que el día que nació Jesús (da igual el día que fuera, lo importante es que ocurrió) nació “la luz (el “Sol”) que alumbra a todo hombre” (J.1.9)

El culto pagano sustituido por la verdad cristiana

Como conclusión, teniendo en cuenta esa realidad de la cual estaba necesitada la sociedad grecorromana (así como toda sociedad)  parte de la cual se expresaba a través de aquellas celebraciones… no fue muy difícil cambiar la festividad pagana y hacerla “cristiana”, dado que esta realidad era mejor, mayor y superior. De esa manera y con el tiempo, el cristianismo influyó tanto en la sociedad pagana de su tiempo, que estas festividades, poco a poco fueron desapareciendo y los paganos abandonaron sus costumbres que por ser idolátricas no les aportaban la luz que necesitaban, ni el poder para liberarles de las oscuridad de las tinieblas. 

¿Qué ejemplo se deriva de esto? Esto es un ejemplo de cómo se puede “redimir” una cultura, aprovechando elementos positivos de la  misma,  para la gloria y el servicio de Cristo.  

Pero a nosotros nos toca el conocer y comprender el verdadero significado de la Navidad y aplicarlo a nuestra vida, aprovechando toda oportunidad para testificar de ese mayor, más claro, más preciso y más completo significado: pero principalmente hemos de testificar con nuestra vida y por medio del testimonio hablado, tal y cómo nos enseñó nuestro Señor y Maestro.  

No aceptamos críticas de nadie con los consabidos argumentos de que “la Navidad es de origen pagano” y otras calificaciones que se hacen sin atenerse al sentido común con el cual Dios nos ha dotado. Porque si tuviéramos que  seguir aquella argumentación, tendríamos que rechazar hasta los nombres de los días de la semana y una gran cantidad  de cosas que tienen su origen en el paganismo de culturas antiguas. Pero todo eso está más que superado y no merece la menor atención. Por tanto, solo resta decir: ¡Feliz Navidad!

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