Siglo XIX: comienza la obra evangélica en Cartagena

Felipe Orejón Delgado, intelectual de gran calado en la sociedad de Cartagena, impulsó la creación de escuelas en la ciudad.

20 DE MAYO DE 2014 · 22:00

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	Cementerio evang&eacute;lico de Linares. / BNTV</p>
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Cementerio evangélico de Linares. / BNTV

LOS CEMENTERIOS PROTESTANTES En 1795 volvería a replantear la cuestión lord John Stuart, embajador en España, dirigiéndose a Manuel Godoy, que le concederá su petición con las condiciones de “comprar un campo apartado y cerrarle con tapia, sin iglesia, capilla ni otra señal de templo o culto”. En 1830 volvería a tratar el asunto de los cementerios el ministro británico en Madrid Sir John W. Addington, para que se diese autorización para establecer cementerios especialmente en las ciudades portuarias. Por 1831 se autorizarían los cementerios de Málaga y Madrid y el gobierno consideró que se podría extender las autorizaciones donde residiera un cónsul británico. En 1835 la reina María Cristina de Borbón, estableció..."extender a los ciudadanos anglo-americanos el privilegio concedido a los ingleses". Sin embargo los protestantes españoles carecían de cementerios propios y lugar de enterramiento ya que por definición todos los españoles eran católicos romanos. No habría ley de cementerios civiles hasta la Ley de 1871, donde los protestantes españoles no tendrían que solicitar los favores de los británicos o americanos. Como ya hemos dicho anteriormente, en Cartagena desde 1846 venía funcionando el “Cementerio de los ingleses” y en Águilas no habría cementerio civil hasta 1900. El cementerio protestante de Cartagena, el de los Remedios fue proyectado en 1864, dice Vilar, “como necrópolis adecuada a las necesidades de una urbe en plena expansión, autorizado por Real orden de 6 de agosto de 1866, edificado por el Ayuntamiento en la diputación de Santa Lucía en el bienio 1866-1867, e inaugurado en 1868. En octubre de este año se iniciaron las inhumaciones, aparte de procederse al traslado de restos desde las otras necrópolis. Algunas de éstas subsistieron, en particular la antigua de San Antón, como también en las pedanías de Alumbres, Escombreras, Beal, Algar, Pozo Estrecho, La Palma... etc.-, en todas las cuales fue separado un espacio para los no católicos, pero en adelante el reservado en Los Remedios fue considerado el "Cementerio Protestante" de Cartagena por definición. No lejos de allí se situaba el "Cementerio de los Ingleses", dedicado a ciudadanos británicos y por extensión a otros extranjeros (excepcionalmente fueron inhumados en el mismo los miembros de la familia Orejón). De forma que en Cartagena como en otras partes, protestantes españoles y foráneos, bastante distanciados en vida, tampoco compartían la última morada”. Señala Vilar sobre los inicios del protestantismo en Cartagena:
  • “ La eclesiogénesis evangélica de Cartagena, que poco o nada tiene que ver con la colectividad británica residente en esta ciudad, se sitúa en los años de 1850 y se vincula al evangelista José Vázquez, que visitó la capital departamental en varias ocasiones, reconfortó a los creyentes, y supo comprometer a varios de ellos en trabajos de colportorado y difusión. Con anterioridad, el irlandés protestante y teniente retirado de la Royal Navy, James N. Graydon, el célebre propagandista destacado en España por la "British and Foreign Bible Society", estuvo en Cartagena a finales del verano de 1837 y luego en la primavera del siguiente año, realizando una intensa siembra de biblias, testamentos y folletos diversos, aparte de dejar depósitos a los libreros locales, en tal número que al ser detenido en Murcia en mayo del 38, y deportado seguidamente, tan sólo en Cartagena fueron intervenidos... ¡12.430 ejemplares! Poco más sabemos sobre los orígenes de la comunidad protestante cartagenera, salvo que aparece estrechamente conectada al catalán Francisco de Paula Ruet y su "Iglesia Española Reformada" con sede en Gibraltar. También a las restantes colectividades reformistas de Andalucía, Levante y Cataluña, respondiendo todas ellas a igual modelo confesional y organizativo de base presbiteriana.”
Será Manuel Matamoros el que manifiesta en un carta a la esposa del pastor de Pau, Ms. Bridel, que en Cartagena había arraigado la fe evangélica aunque todavía las reuniones eran de forma clandestina. Era una congregación bastante activa, aunque doctrinalmente estuviesen entre una de las disidencias del anglicanismo (presbiterianismo en este caso) y alejados de “la rutinaria y conformista comunidad anglicana local”. El verdadero impulso de la congregación cartagenera se dio al amparo de la libertad religiosa de 1868 y del ministerio del pastor Miguel Trigo Bustamante, unos de los apresados junto a Matamoros y que permaneció pastoreándola hasta 1875. Desde 1876 también se continuaría el trabajo evangelístico por el pastor Felipe Orejón Delgado que tenía a su cargo una iglesia de doscientos creyentes y tenía varios puntos de misión en la región murciana, adscrita a la Iglesia Evangélica Española, permaneciendo de pastor hasta 1897. Les sucedió hasta 1936 el pastor José Crespo, quien fue detenido y encarcelado por los franquistas, lo que puede dejar suponer un vínculo republicano y posiblemente masón. Tanto Trigo como Orejón también habían fundado dos lógicas masónicas en Cartagena. FELIPE OREJÓN DELGADO Felipe Orejón es una de las personalidades más destacadas de la Cartagena de la segunda mitad del XIX. Se movía en ambientes progresistas y era miembro destacado de la masonería. De verbo cálido y persuasivo, destaca también por sus escritos religiosos, sociológicos y sus traducciones (i). La conocida como "Capilla Evangélica" tenía su sede en la calle del Rosario, no debiendo ser confundida con la "Capilla Inglesa", adscrita a la confesión anglicana y dependiente del Consulado británico. Orejón estaba ligado eclesialmente a los Gullik y por tanto estaba entre sus prioridades también la labor pedagógica, formando una escuela que contaría con numerosos alumnos. Esta escuela tendría un claro reconocimiento tanto por las autoridades como por el pueblo de Cartagena.
  • “Eran escuelas de primera enseñanza que intentaban ofrecer una educación gratuita a los que pertenecían a la iglesia y a los que no. Al ser gratuitas muchos niños podrían asistir, y acceder a esa primera enseñanza. Esto iría lavando la imagen de los protestantes, que durante años había sido desdibujada y ultrajada. Aunque no cabe duda, de que estas escuelas tendrían también el propósito de dar a conocer el evangelio sin adulteraciones, tal como aparece en la Biblia, razón inherente de la creación de estas escuelas. La alfabetización era un gran obstáculo para conocer la «Palabra de Dios» por lo que la tarea de alfabetización y primera enseñanza sería urgente para el pueblo evangélico”.
Pero la vida de Felipe Orejón que comienza en 1843 es la de una temprana vocación religiosa. Ingresa en el Colegio de los Capuchinos Misioneros de Cuenca en el que tendrá por compañero al luego famoso Padre Lerchundi. Lerchundi abriría las misiones en Marruecos por 1862 y ya en 1873 había aprendido árabe y logra ser asesor del mismo Sultán Moulay Hassan con el que discutía las cuestiones de reformas para su país. A Marruecos precisamente fue enviado como misionero Orejón, junto con Lerchundi y allí empezarían sus conflictos religiosos que le llevarían a abandonar la iglesia católica y sufrir un destierro en África. Sabedor de las consecuencias a que se sometía a los disidentes, Orejón se refugia en Gibraltar, donde por 1867 se había formado el Consistorio General de la Iglesia Española para “buscar la unificación de esfuerzos para la extensión del Evangelio en nuestra Patria”. En Gibraltar hará pública su fe evangélica y, abiertas las puertas de la libertad en 1868, empieza a colaborar con Antonio Carrasco, trasladándose a Madrid. En 1871 será ordenado pastor con imposición de manos del Presbiterio, en la iglesia de calle Madera Baja. Compañeros como Francisco de Paula y Ruet, Antonio Vallespinosa o José Alhama serán siempre un grato recuerdo de aquellos días de servicio en Madrid, porque al marchar Miguel Trigo a Valencia en 1872-75, Orejón se hará cargo de la iglesia en Cartagena a la que servirá por 43 años. Pero en Madrid está el primer amor y sus cultos evangélicos, en una habitación de su casa madrileña, le dejarán una huella imborrable. La amplia cultura de Felipe Orejón y su capacidad para la oratoria le hicieron indispensable en muchos foros, especialmente el Ateneo de Cartagena. Pero había otros no tan conocidos como era la masonería a la que por 1897 aparece como Orador en la logia Hijos de Hiram nº 118, siendo además fundador de otras logias en Cartagena como la Sparta 18 y la Unión nº 160. Ya Miguel Trigo había militado en la francmasonería desde 1869 a 1875 y Orejón lo haría de 1876 a 1897. Pero además Felipe Orejón tuvo una actuación meritoria en obras de carácter social y entre ellas las inundaciones en Andalucía del 14 al 15 de octubre de 1879 en las que dirigió un plan de ayudas a las víctimas y haría lo mismo en la enfermedad infecciosa del cólera en 1885, aunque, como dice José María Martínez(ii), nunca perdería de vista Orejón, lo primordial de su ministerio: la evangelización. Sirvió en 1873 a la Cruz Roja durante el levantamiento cantonalista, y siguió activo en ella aún cuando tuvo que huir el 15 de Agosto de 1873 al vecino Las Herrerías y de allí a Villa de La Unión, porque había rehusado llevar armas. Apoyado por el Comité de Ginebra y otra sociedad holandesa, la iglesia de Cartagena tendría también su escuela a la que iban hijos de creyentes y no creyentes y así mismo adultos. La escuela estaba en los pisos superiores a la capilla ubicada en la Plaza la Constitución. Le ayudaba en la enseñanza y en la hipnología su hijo Felipe Orejón Garrido y también había sido ayudado por el profesor Eduardo Bermejo, que con los disturbios de 1874 había huido a Orán, del que no volvería porque se dedicó a evangelizar a la población española del norte de África hasta su muerte en 1876. Pero las escuelas de Felipe Orejón siempre fueron reconocidas por la calidad de una enseñanza integral al estilo alemán. La competencia vendría del Instituto de Enseñanza de los jesuitas que en el campo educativo tenían fama, pero cuando en 1886 Orejón participa con sus alumnos en los exámenes públicos que cada año tenían lugar en el Ayuntamiento, la escuela evangélica obtuvo tan buen resultado que el alcalde que había recibido a una Comisión de Enseñanza de Constance van Loon de Amsterdan, se presentó con ellos a agradecer el mantenimiento de tan extraordinaria institución. Esto sería motivo de que el cura que formaba parte de la Comisión de Enseñanza protestase a voces y presentara la dimisión por premiar a la Escuela Evangélica. Fue tal el prestigio social de Orejón que incluso en una ocasión, en Octubre de 1897, el Tribunal de Murcia le nombró miembro del jurado para juzgar un homicidio. Sus discursos en el Ateneo, en los que las cualidades de voz y su palabra atrayente, le facilitaban el acceso a personas influyentes, aunque en su iglesia, en la que le escuchaban personas de todas las clases, siempre predominó la clase sencilla del pueblo. Nos dice Rafael Arencón(iii) que su vida familiar también fue fructífera. Su esposa Teresa Garrido, de carácter agradable y afectuoso acompañó a Orejón en todos los compromisos de la Obra y en las alegrías y penalidades de los pioneros. Sus numerosos hijos tuvieron las mismas aficiones que el padre, en especial su pasión por la música. Moriría Orejón el 6 de agosto de 1915 como consecuencia de una enfermedad que le había postrado en cama en múltiples ocasiones. Orejón fue enterrado en el Cementerio de los Ingleses, cuyas ruinas se encuentran hoy en el barrió cartagenero de Lo Campano, después de una labor de cuarenta y dos años en Cartagena. Además de las obras citadas, aporta Klaus van der Griip, la obra Tres días en la vida de un padre (Cartagena 1878. Folletín de El Amigo de Cartagena ). Se nombran también los monólogos A que no!: monólogo cómico-lírico en verso. Felipe Orejón, Felipe Castañón. Editor R. Velasco [impresor], 1899.15 páginas. Ladrones!--: monólogo cómico-lírico-bailable escrito expresamente para Mlle. Berges Autores Felipe Orejón, Nicanor Rodríguez de Celis, Aurelio Varela Díaz Editor R. Velasco [impresor], 1899, 32 páginas. Los seis Días de la Creación ...Frédéric Godet, Felipe Orejon.1870. De teatro se citan Tobillera y Tonto perdio, por Felipe Orejón que aparecía, en “La novela teatral”(iv) . También Capital y trabajo: la participación en los beneficios como solución del conflicto entre patronos y obreros. Felipe Orejón. Editor Biblioteca republicana, 1892 de 32 páginas. La Cabeza del Marqués: juguete cómico-lírico en un acto y en prosa. Ángel Palacios y Martín, Felipe Orejón. Editor Manuel Rey, 1911 de 19 páginas. Suponemos que algunas obras musicales sean de su hijo Felipe Orejón Garrido. El Comité de Ginebra en una circular daba los siguientes datos de la obra de Orejón: “El pastor Orejón se ha ocupado activamente de reagrupar su iglesia, momentáneamente dispersa por los acontecimientos políticos del año pasado. El culto, las escuelas y la instrucción bíblica han sido los objetos principales de su trabajo, habiendo obtenido buenos frutos. Algunas cifras son prueba de ello. En número de fieles en la iglesia en el año 1872 era de 54 personas y en 1874 de 74. En el año actual de 1875 se ha elevado a 99 personas. El número de niños que frecuentaban las dos escuelas y que era a finales de 1872 de 80 niños y 40 niñas, se elevó en 1874 a 96 niños y 48 niñas y en 1875 a 103 niños y 72 niñas. El Sr. Orejón, llevado del deseo de ofrecer a los lectores españoles buenos libros de edificación cristiana ha traducido y publicado el invierno último (1874-75) dos ensayos del profesor M- Godet sobre “ Jesucristo y su obra”. Felipe Orejón también aparece vinculado al movimiento abolicionista. --------------------------------------------------- (i) Entres los escritos de Felipe Orejón encontramos Moisés como hombre y como libertador de su pueblo. Cartagena: Imp. M. Ventura (s.a.), 24 pp.; F. OREJÓN, El capital y el trabajo. Cartagena: [Imp. de José Requena], 1880, 46 pp.; F. OREJÓN, Discurso sobre la fraternidad, en el taller Nueva Sparta de Cartagena. Cartagena: Imp. M. Ventura, s.a. (1873), 9 pp. Sobre F. Orejón y la masonería cartagenera véase José Antonio AYALA, La Masonería en la región de Murcia. Murcia: Ed. Regional. 1986. [F. GODET] Estudios bíblicos. Jesu-Cristo y su obra. Traducción del francés por Felipe Orejón, Pastor de la Iglesia Evangélica de Cartagena. Cartagena. Imp. y Lit. de M. Ventura, Plaza de San Ginés, 32 y Merced, 25. 1875, 168 pp.; F. GODET, Estudios bíblicos. Origen de los Cuatro Evangelios. Los ángeles. Historia de la vida. Obra escrita en francés por (...), doctor en teología. Traducción al español por Felipe Orejón. Cartagena. Imprenta y Litografía de Marcial Ventura. (1876), 209 pp. (ii) La España Evangélica de ayer y de hoy. José María Martínez (iii) Nuestras raíces. Pioneros del protestantismo en la España del siglo XIX. Rafael Arencón Aedo. Barcelona 2000 (iv) Varias obras más aparecen nombradas en La novela teatral. Volumen 1 de Literatura Breve por José Antonio Pérez Bowie. CSIC - CSIC Press, 1996, pero sin fecha y sin saber si Felipe Orejón es padre o hijo, pues “La novela teatral” comienza a publicarse en 1915.

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